¿El regreso del disco compacto?

Por Marcelo Contreras

En medio de este carrusel de reels y videos cortos que nos bombardean día a día en redes, una información aseguraba la pronta revalorización del disco compacto por parte de millennials y Gen Z, tal como sucedió con el vinilo hace ya largos años y, en muchísima menor medida, los casetes redescubiertos por nuevas generaciones como curiosidades de otra era, más allá de sus limitadas cualidades sonoras.

Entre la década de los ochenta y hasta mediados de los 2000, el disco compacto reinó globalmente en las ventas de la música con su promesa de superioridad sonora y mayor almacenamiento que un tradicional long play. En los últimos cinco años se han registrado señales de repunte limitado, especialmente en nichos de coleccionistas y fans de ediciones físicas. Entre 2020 y 2021, las ventas de cedés aumentaron de 40,16 a 40,59 millones de unidades en Estados Unidos, la primera alza de la casilla desde 2004.

Las cifras de la superpotencia resultan engañosas en la medida que el mercado global de compactos registrará un descenso de 1.600 millones de dólares, en 2023, a 1.200 millones de dólares, en 2032.

Mientras el streaming domina el mercado global de la música con un 69% y los vinilos siguen al alza en las ventas —un 4,6% el año pasado—, parece poco probable que los discos compactos recuperen efectivamente el terreno perdido.

Asoma una derivada en este asunto. Suele ocurrir que videos de escasa duración en redes sociales vaticinan cambios de rumbo en determinadas narrativas y escenarios, sin entregar mayores pistas sobre el origen de la información. Arbitrariedades y tincadas se envuelven y adornan con determinados códigos y estéticas —voces neutras e imágenes creadas por inteligencia artificial—, para disfrazarse de información fidedigna como si se tratara de un reporte periodístico.

En una primera instancia, parece tener sentido que si vivimos en una era inherentemente nostálgica de un pasado a la vuelta de la esquina —la historia del pop funciona así—, el disco compacto puede reencantar al público, sobre todo a quienes crecieron con ellos, como es el caso de millennials y centennials. Pero los datos afirman lo contrario. El revivalismo no alcanza para esos artefactos que, a partir de los ochenta, encarnaban lo máximo en sonido.