África no nos deja de sorprender. Pese a su fragilidad y escasez, deja entrever el trabajo perseverante y minucioso de artistas locales como El Anatsui, que a falta de recursos y una historia fragmentada, entreteje recuerdos con objetos en desuso de la vida cotidiana, capaces de narrar en cada uno de ellos sus propios relatos.
El Anatsui (Ghana, 1944), estudió arte en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Kumasi, en Ghana, y kuego ejerció como docente en la Universidad de Nigeria como docente en el Fine and Applied Arts Department. Su viaje se inicia con las tallas de madera y cerámica, ejecutando una acuciosa experimentación con diversos sistemas sígnicos y silábicos africanos.
En 1990, la vida lo conduce a otro material de fácil adquisición: cientos de sellos de metal y tapas de botella que serían clave en el desarrollo de su lenguaje artístico. Con increíble maestría, Anatsui las ensambla armoniosamente como un todo, formando enormes tapices a escalas monumentales, creando reinos abstractos de líneas, colores y formas. Estos textiles metálicos son conceptuales y críticos respecto de la industria global, el colonialismo, la esclavitud y el intercambio económico y cultural en Africa.
Uno de sus últimos trabajos y probablemente uno de los de mayor envergadura, expuesto en Tate Modernes (2024), es Detrás de la luna roja conformado por tres estructuras metálicas: La Luna Roja, como la vela de un barco que cruza el atlántico; El Mundo, compuesta por muchas capas individuales tejidas como redes que delinean formas humanas suspendidas; y El Muro, una impresionante tela negra metálica que se extiende de piso a techo, y que por su cara posterior se revela como una delicada estructura plateada brillante, cubierta con un mosaico multicolor, haciendo referencia a las identidades cruzadas y culturas globalizadas. En su conjunto expone fuerzas entrelazadas con historias de encuentro y desencuentros entre ideas y personas, empleando poéticamente el metal como metáfora.
Este artista, con innumerables exposiciones y reconocimientos, como el León de Oro de
Venecia, destaca considerablemente por su capacidad para transformar materiales mundanos en instalaciones visualmente extraordinarias y monumentales, que trascienden fronteras culturales e invitan a la reflexión. Su ejecución desafía toda norma artística convencional, consolidándose como un pionero en el mundo del arte contemporáneo, personificando la esencia de la innovación artística, el patrimonio cultural y el impacto de la expresión creativa actual. El legado de El Anatsui, a sus 80 años, da cuenta de una vida dedicada al arte que trasciende divisiones culturales y que logra redefinir la materialidad sobre la experiencia humana.