Casa Castelletto: Arquitectura para habitar el encuentro

Diseñada durante la pandemia, esta vivienda en Pinares de Montemar, propone una nueva forma de habitar: abierta, integrada y adaptada a los tiempos. Con una terraza cubierta como protagonista y una cocina pensada para convivir, este proyecto de Vicente Arquitectos redefine los límites entre forma y función.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Nacho Severin

Ubicada en un amplio terreno de 1.020 m² en el sector de Pinares de Montemar, Concón, Casa Castelletto es mucho más que una vivienda contemporánea. Concebida en plena pandemia y desarrollada de manera completamente remota, este proyecto desafía los métodos tradicionales de diseño arquitectónico, demostrando que la distancia no es obstáculo para lograr una obra integrada, coherente y altamente funcional.

La propuesta del arquitecto José Pedro Vicente se articula en torno a un “gran volado” que da vida a una terraza techada y a una serie de espacios amplios, conectados visual y funcionalmente. Aquí, el diseño no responde a la función: la forma la define. En tiempos en que el hogar se volvió centro de vida, trabajo y recreación, Castelletto ofrece una arquitectura que responde a nuevas formas de habitar.

“El diseño propone el resultado con sus usuarios. Si los clientes quieren una terraza techada como protagonista, esta no puede ser simplemente radier o extensión del interior con cubierta. El volumen se dibuja y dimensiona para lograr este resultado. Es decir, el encargo tiene un objetivo y debes cumplirlo con la forma”.

En el interior se cuenta con espacios públicos de doble altura y cocina con mamparas de vidrio para integrarla al comedor. “No hay segmentación de espacios, por el contrario, todos son integrados. La propuesta está dominada por la calidez de los materiales para que no pierda su condición de hogar. Cielos de madera, muros revestidos en piedra de cantera con una instalación llamada “mil hojas”, pisos revestidos en mármol travertino y un trabajo de interiorismo, consiguen un espacio tan vanguardista como acogedor”.

¿Qué desafíos y ventajas encontraste en desarrollar una casa de forma remota?
En plena pandemia, cuando todo era incierto, y los vínculos se empezaban a experimentar a través de una pantalla, tuvimos que improvisar y aprender sobre la marcha. Hoy es recurrente. Se acepta y se entiende como una de las alternativas. Frente a ese escenario, fue clave la confianza de los clientes. De un día para otro, estábamos compartiendo ideas, esquemas, planos y renders desde el living de la casa. Y aunque al principio había cierta fragilidad, porque no sabíamos si esa forma de trabajar podía reemplazar la experiencia directa, también nos obligó a afinar la comunicación, a ser más claros y a confiar en nuevas herramientas. Hoy lo remoto es parte del proceso, y bienvenido sea, ya que facilita clavar banderas más allá de la frontera.

¿Qué cambios percibes en los hábitos de vida pospandemia que influyeron directamente en esta obra?
Uno de los cambios más evidentes fue la transformación del uso de los espacios. Antes, ciertos recintos tenían una función específica, casi rígida. La cocina, por ejemplo, era un espacio cerrado, técnico, donde se cocinaba y nada más. Hoy, después de lo vivido, se ha convertido en el corazón de la casa: un lugar de encuentro, de conversación, de trabajo, incluso de pausa. Ya no se entra solo a cocinar, sino también a vivir. Este cambio de paradigma obligó a repensar la arquitectura desde la flexibilidad y la convivencia.

Algunos espacios adquirieron una nueva identidad, más abierta y más protagonista. Cambiaron de responsabilidad dentro del proyecto. Ya no se trata solo de distribuir funciones, sino de entender cómo esas funciones se mezclan y se adaptan a una vida más integrada, más doméstica, y a la vez más dinámica. En ese sentido, esta obra incorpora esos aprendizajes, permitiendo que ciertos recintos se expandan en uso y en significado.

RECINTOS MULTIUSO

Eventos, reuniones y convivencia dieron origen al corazón de Casa Castelletto. Muchas veces, la casa no es solo un espacio para vivir, sino también, y más aún después de la pandemia, ofrece el espacio ideal para la recreación y las reuniones de trabajo. “La funcionalidad y los costos de construcción dieron pie a eliminar espacios que no son tan utilizados. En algunos proyectos prescindimos del comedor, quedando la cocina conectada con el estar, siendo finalmente un family room multiuso. En este caso, eliminamos el hall. Accedes directo al living y es este último el que ordena y distribuye”.

Es decir, en este proyecto, living, comedor y cocina (transparente hacia la terraza) pasan a ser un solo recinto. Además, el primer nivel se conecta al segundo a través de una sala de estar y pasillo abalconado.

“El modo en que han cambiado los hábitos, no solo incide en los espacios que se deben considerar en el proyecto, sino también, como están distribuidos, es decir, la evolución o mutación en el modo de vivir transgrede al diseño. Hoy debes fomentar el encuentro familiar”.

Sobre los espacios multiuso y abiertos, ¿qué aprendizajes deja esta obra sobre esa tendencia?
Creo que esta obra refleja una lección muy clara: la flexibilidad es una necesidad contemporánea. Hoy, más que nunca, los espacios tienen que adaptarse a distintas dinámicas del día a día. Un mismo lugar puede ser comedor, oficina, zona de juegos o espacio de reunión. Y no solo por algo funcional, sino porque el modo en que vivimos exige esa versatilidad.

En cuanto a los espacios abiertos, su valor no es solo estético. Fomentan la integración, la conversación espontánea, el cruce entre quienes conviven. En un mundo donde cada integrante de la familia puede estar absorbido por su propio universo —pantallas, rutinas, influencias externas—, lograr que los espacios promuevan el “roce familiar” es casi una misión. La arquitectura, en ese sentido, no solo organiza funciones, sino que propone formas de encuentro. Esta obra intenta justamente eso: facilitar el convivir, abrirse a lo imprevisto, y permitir que la casa sea un lugar donde las vidas no solo coexistan, sino que se crucen y se compartan.

¿Crees que este tipo de diseño será la norma en la vivienda contemporánea?
Las propuestas, como la palabra lo indica, son sugerencias. Ideas que intentan dar respuesta a un encargo específico, a una manera de vivir personalizada, pero en constante cambio. Puede que sirva hoy, pero nadie sabe por cuánto tiempo.

¿Cómo ves el futuro del diseño residencial?
Creo que el futuro del diseño residencial estará marcado por una mayor conciencia. La pandemia nos obligó a mirar hacia adentro, y eso dejó huella. Aprendimos que la casa no es solo un lugar donde se duerme o se descansa: es oficina, colegio, refugio, espacio de cuidado, de encuentro y de aislamiento cuando es necesario.

El desafío del diseño, entonces, consiste en dar respuesta a esas múltiples capas sin perder identidad ni calidez. Apuesto a proyectos más flexibles, con espacios capaces de transformarse según la necesidad del momento, pero también más personales, más arraigados a quienes los habitan.

Una arquitectura más empática. Más preocupada de acompañar. La pandemia nos enseñó que la casa es parte de nuestra salud física y mental. Y eso, como arquitectos, tenemos que considerarlo al momento de diseñar.

Ficha técnica:
Nombre de la obra: Casa Castelletto
Ubicación de la obra: Pinares de Montemar, Región de Valparaíso.
Oficina de arquitectura: IG @vicentearquitectos
Terreno: 1.020m2
M2: 380m2
Año de construcción: 2022
Contacto: contacto@josepedrovicente.cl
Sitio Web: www.josepedrovicente.cl