Bosque Hundido: Mueblería sustentable

Piezas únicas e irrepetibles, creadas con troncos de árboles nativos rescatados de los fondos de los lagos del sur de Chile, a veinte o treinta metros de profundidad. Así de increíble es este “trabajo de joyería” que unió a tres socios y amigos en un proyecto que mezcla su amor por la naturaleza, el buceo y las aventuras.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía gentileza de Bosque Hundido

Dicen que las buenas ideas surgen en los lugares menos esperados, y eso es justamente lo que ocurrió con Bosque Hundido. Todo comenzó cuando el arquitecto Pedro Vial, en una de sus tantas visitas a Panguipulli, se encontró con un tronco de roble por donde ingresan los botes al lago. Sin saber qué iba a hacer con él, y al ver su buen estado, lo sacó del agua y lo llevó a un aserradero. “Con Pedro somos amigos de toda la vida, desde el colegio, y como sabía que me encantaba el buceo me mostró las fotos de su hazaña y cómo se le ocurrió hacer después una mesa con esa madera tan bonita”, cuenta Felipe Martino, ingeniero comercial y socio fundador de Bosque Hundido.

“Esa idea que partió como un proyecto para la casa de Pedro terminó siendo un emprendimiento sustentable que involucró a todos, porque también invitamos a mi hermano Rodrigo Martino, ingeniero acuícola, que al igual que yo practica pesca submarina, y que además vive en el sur. Los tres somos unos amantes de la naturaleza, de las actividades al aire libre y, por supuesto, de las aventuras. Sabíamos que esto sería un desafío y empezamos a investigar sobre las maderas nativas, que son muy escasas y tienen un gran valor. Entonces encontramos una oportunidad, porque a nadie más en Chile se le había ocurrido esta locura de rescatar del agua viejos troncos y convertirlos en muebles de calidad. Sólo pillamos algunos referentes en Canadá y Polonia, lo cual nos confirmó que esto era posible. Y así, hace cuatro años y medio, nació Bosque Hundido”.

Para financiarse partieron con fondos propios; el primer gran empuje lo tuvieron el 2017 cuando ganaron la tercera edición del concurso “El Poder de Creer” de Misiones de Rengo y pudieron comprar maquinaria para el taller. También obtuvieron un Capital Semilla de CORFO, que les permitió seguir creciendo, y con una productora amiga realizaron un corto audiovisual con el que ganaron un festival de cine e innovación. “Ahora nos invitaron al nuevo lanzamiento de la Marca Chile, donde mostraremos, junto a otras doce empresas de todo el país, cómo se están haciendo las cosas aquí en relación con el talento local. Creating Future es una campaña internacional bien grande, y estamos orgullosos de ser parte de ella”.

¿Cómo fueron las primeras expediciones?
Comenzamos a diagramar nuestras primeras herramientas y tomamos la primera experiencia de Pedro como punto de partida para organizar las campañas de búsqueda y recolección por diferentes lagos del sur. En general estos son troncos muy pesados que debemos sacar con maniobras bajo el agua (a pulmón buceamos hasta veinte metros de profundidad; y con tanque de aire hasta treinta metros) y luego sobre esta. Hay que levantarlos y llevarlos a la orilla. Es un gran trabajo que involucra a mucha gente, pero es increíble cómo le damos una segunda vida a estos troncos que cayeron de forma natural o por acción del hombre.

RESCATE

“Luego de varias campañas de rescate comenzamos a juntar una buena cantidad de troncos. Fuimos aprendiendo las distintas etapas, con mucho ensayo y error, tanto del trabajo en el agua cómo de realizar los mejores cortes, para cada especie de árboles, en el aserradero. Empezamos a sacar troncos más chicos, pero nos dimos cuenta de que entre más grandes el resultado era mejor. Aunque eso implicara el doble o triple de trabajo. De los árboles maduros se obtienen cortes más bonitos, tienen veteado y colores más potentes. Incluso dentro de una misma especie se pueden encontrar tonos muy diferentes. Cada pieza es única y eso es maravilloso”.

¿En qué estado los encuentran?
Cuando sacas un tronco del agua, en el fondo se ve un cilindro de madera con musgo por afuera que no es muy atractivo. Es como una piedra, entre comillas, con la madera medio fea en la corteza, pero luego en el aserradero empiezan a salir los colores y el cambio es sorprendente. Incluso hay ciertos olores y características que te pueden indicar qué árbol es.

¿Cómo es el proceso y tratamiento fuera del agua?
Luego de sacarlos del agua, con maquinaria especial, una de las grandes complejidades de nuestro trabajo fue ir aprendiendo y manejando los procesos de cada madera, que son muy diversos. Aprendimos los mejores cortes para sacar provecho de cada tronco y luego la preparación para el proceso de secado, que es completamente natural,con la ayuda del viento. Hay maderas que son más rápidas, que pueden estar listas para trabajarlas dentro de un año y las más lentas en tres años o más. Eso determina cuáles se quedan en nuestro aserradero en Panguipulli o mandamos al taller de Santiago para un secado final.

¿Qué especies han encontrado?
Laurel, roble, ulmo, olivillo, raulí, tineo o palo santo, tepa, lleuque, entre otros.

¿Cuál ha sido el árbol más impresionante?
Uno muy significativo para nosotros fue un lingue que sacamos hace unos dos o tres años atrás. Medía aproximadamente diez metros de largo por un metro de diámetro y era muy pesado. Tratamos de sacarlo varias veces del agua, incluso se rompió la piola, pero a la tercera lo logramos. Luego en tierra lo tuvimos que cortar en tres secciones. Realmente fue impactante, porque no sólo nos permitió hacer mesas muy bonitas y “comer por un buen rato” (ríe), sino que tenía muchísima historia porque descubrimos en sus anillos de crecimiento que tenía unos trescientos años.

La historia de cada especie es uno de sus grandes atractivos…
Efectivamente, mucha gente nos busca porque le gusta que no talemos los árboles y que los conectemos, de una manera natural, con el sur de Chile. Hay un relato de cómo ese tronco cobró vida desde el agua hasta su casa. Además, nos preocupamos mucho de los diseños, que sean piezas estéticas y prácticas, que exista un equilibrio.

SABER LOCAL

Mesas, mesas de centro, arrimos, escritorios, bancas, respaldos de cama, vanitorios, entre otros, son algunas de las piezas con que ha sorprendido Bosque Hundido. Una mueblería sustentable que tiene identidad, con diseños sobrios, pero donde se nota la calidad, la estética de las maderas y, sobre todo, su gran formato.

“Hemos aprendido muchísimo del trabajo de la gente del sur, tanto en el agua como en el aserradero, que lleva treinta o cuarenta años trabajando en el mundo forestal. Nos han enseñado mucho de las especies, de sus cortezas, hojas y ramas que ha facilitado el trabajo para identificar cada tronco. Ellos son realmente los que tienen el mayor conocimiento, porque estaban ahí cuando había bosques nativos más grandes. Por eso tenemos un equipo muy diverso, desde el saber local, hasta en el taller con las labores de carpintería y mueblería”.

¿Además de los troncos que se han encontrado en los fondos de los lagos?
Uno podría pensar que los fondos de los lagos son bien fomes, pero hemos descubierto una biodiversidad sorprendente. Hay muchas plantas, alfombras de pasto, algas, musgos, invertebrados y crustáceos chicos. Además de especies de peces muy raros o poco conocidos. Lo negativo es que en medio de esta belleza hay muchísima basura, como neumáticos, latas de cerveza o chalas. Como aquí no hay marea ni grandes corrientes se estanca todo en el fondo. Por eso en cada expedición, además de sacar los troncos, nos llevamos la mayor cantidad de basura y objetos posible (ya tenemos una colección de aparejos de pesca). Es muy poca la gente que bucea allí y conoce esta realidad.

¿Cómo se reinventaron en tiempo de pandemia?
La verdad es que fue muy lento, porque nos frenamos al cien por ciento en el sur y tuvimos que cerrar el taller por cuatro meses. Nosotros sólo trabajamos con muebles a pedido. Por eso comenzamos a vender por nuestro e-commerce tablas para asado y picoteo. Hemos tenido buenos resultados, por lo que nos motivamos a seguir ampliando la oferta de productos más pequeños, que también queremos comercializar en el extranjero y que Bosque Hundido se conozca en el mundo (principalmente Canadá, Estados Unidos y Asia). Además, estamos trabajando en colaboración con lutieres, joyeros y torneros para ir probando nuestras maderas. Para el próximo año estaremos enfocados en robustecer toda la operación y en tener un stock fijo de diseños. Hoy tenemos una marca consolidada, la gente nos reconoce, pero seguiremos mejorando la calidad de los productos.