El estudio de arquitectura creado por Betsy Concha, DAS8, recolecta desechos industriales y los convierte en productos con valor agregado. No hay mejor metáfora para la vida de Betsy: tomar las experiencias negativas para transformarse en una de las emprendedoras y mujeres más reconocidas de la Región del Biobío.
Por Monserrat Quezada L. / Fotografías Sonja San Martín D.
Esta historia comienza, como tantas otras, con la maternidad. La maternidad de Betsy Concha, una santiaguina que, cuando estaba embarazada de Magdalena, decidió que su hija sería penquista, para que supiera que “el cielo es azul todos los días”. Pero también de la maternidad de la mamá de Betsy, quien, junto a su padre, le mostró lo que era emprender; levantarse temprano y acostarse tarde trabajando por su propio sueño, por una pasión.
Betsy estudió Arquitectura en la Universidad de Chile, porque “unía la parte científica y artística que tenía en mí. Si bien no está directamente ligado a lo que hago, le tengo mucho cariño, porque me enseñó a poner al ser humano por sobre todas las cosas que hago y aportar a eso desde el diseño”.
Una vez egresada y con la experiencia de sus padres en mente, no dudó en aliarse con su compañero y mejor amigo y emprender algo juntos, relacionado con el patrimonio, mas no resultó como esperaba. “En todas las charlas de emprendimiento te preparan para fracasar, te advierten que te va a ocurrir una y otra vez, pero nunca te educan para que te vaya bien. El éxito y el dinero cambian a las personas. Me estafaron y todo terminó mal”, cuenta.
Seis meses después de esa dolorosa caída, encontró un trabajo ligado a la sustentabilidad, un área en la que no tenía experiencia y que marcaría su destino. Ahí estuvo durante quince años hasta que quedó embarazada. Y Concepción apareció en el horizonte.
PLAZA INDEPENDENCIA
En la Región del Biobío, Betsy tuvo un trabajo estable, buen sueldo y comodidad. Pero algo le faltaba. “Mi marido me veía llegar en las tardes y me decía: no te veo feliz. Y tenía razón. Me faltaba algo, y después lo descubrí. Necesitaba ser un aporte, y poner toda la experiencia que tenía al servicio del mundo y las personas”.
Así, con el apoyo incondicional de su familia, simplemente renunció. “Me senté en la Plaza Independencia de Concepción, con un café, a pensar y decidir cómo vivir mi propia independencia”.
A los cuarenta años, Betsy Concha quiso darle un sentido a su experiencia, tanto a sus fracasos como a sus aciertos y los conocimientos acumulados en toda su trayectoria. “Quise poner en valor lo que me enseñaron mis padres, la pasión y la perseverancia y soñar en grande”. Sentada en la plaza, se imaginó la Escuela de la Bauhaus penquista. Ni más ni menos. “Quería un lugar abierto, colaborativo, donde todos pudieran aprender loque hacíamos ahí y que fuera sustentable”. Fue la semilla de DAS8.
AL INFINITO DESDE LA OCTAVA
DAS8 significa Diseño y Arquitectura Sustentable y el 8 hace referencia a la Octava Región, además del símbolo del infinito si se mira de lado. Betsy es la fundadora de este estudio y su directora de proyectos y, en él, reciclan residuos industriales para convertirlos en elementos útiles a la misma industria, como elementos de seguridad, señalética, mobiliario, e incluso obras civiles, como caminos para la minería hechos de neumáticos.
“Hace un poco más de diez años, conocí la isla de plástico que tenemos frente al Pacífico. Estar frente al mar y no ver nada más que plástico, angustia. Fue en ese momento que cambió mi percepción de mi aporte al medioambiente y posteriormente fundé DAS8, donde transformamos cuatrocientas toneladas al mes de residuos industriales para proyectos de diseño”, explica.
Cuando estaban partiendo, postularon a tres fondos públicos y a dos concursos internacionales. “Ganamos el financiamiento y quedamos finalistas en los concursos, por lo que dijimos: es el momento adecuado, estamos en sintonía con lo que está pasando en el mundo y podemos demostrar que, en Concepción, tenemos economía circular de estándar mundial”.
Lo más importante, es el impacto. “Decidimos enfocarnos en las grandes industrias porque el sesenta por ciento de la basura viene desde ahí y el setenta por ciento no gestiona estos desechos de ninguna manera más que con la disposición final. Entonces, cuando una empresa toma la decisión de revalorizar sus residuos, pueden llegar incluso a cerrar rellenos sanitarios. Eso es tener el poder de cambiar el mundo”.
DAS8 es el primer estudio, en Chile y Latinoamérica, que devuelve los residuos a la misma industria, pero con el valor agregado del diseño. “Además, optimizamos un treinta por ciento de los costos de la gestión, para lo cual tuvimos que diseñar maquinarias. Con estas, mediante calor, fabricamos planchas y tablas de residuos, y después usamos la imaginación para convertirlas en lo que la industria necesite”.
Además, a partir de asesorías y capacitaciones, enseñan a empresas de distintos segmentos a administrar sus residuos, separarlos correctamente y darles un nuevo valor.
¿Cómo es el proceso de reciclaje de DAS8?
Recibimos los desechos, ya sea en forma de aserrín o trozos de madera, y los pulverizamos. Después aplicamos un termoprensado que los une con residuos plásticos. De esta forma surge un nuevo material, una “madera plástica”, con la que fabricamos paneles de 1,22 x 2,44 metros, y perfiles o tablas de diferentes espesores y pulgadas. A estas últimas les agregamos color que obtenemos a partir del mismo plástico. Una de las ventajas de este material es que las superficies quedan impermeabilizadas y cumplen con la ley sanitaria, ya que resultan más lavables e higiénicas.
ENCUENTROS IMPROBABLES
DAS8 y toda la experiencia de vida de Betsy la ha llevado a distintas actividades que, en general, tienen que ver con lo que mejor sabe hacer: liderar equipos e inspirar.
En este sentido, es parte del equipo motor de 3xi Biobío, encuentros donde se juntan pares “improbables”, es decir, que no comparten habitualmente un espacio común, solamente a conocerse y empatizar.
Bajo el lema “hacia una cultura del encuentro”, desde 2017, 3xi ha ido reuniendo a diversos grupos de personas para aportar ideas y enriquecer la discusión que permita abordar los desafíos de un desarrollo integral y sustentable.
Estos eventos se han realizado de manera puntual en diferentes regiones, y solo en Biobío se le dio continuidad. Para esto se necesitaba un equipo motor local que impulsara y motivara a los asistentes a seguir participando, y Betsy es parte de ese grupo.
Por otro lado, en agosto fue elegida como embajadora del proyecto Líderes Ciudadanos por la Acción Climática, un proyecto desarrollado en el marco de la COP25 que busca identificar y reconocer a ciudadanos de todas las comunas de la Región del Biobío que estén llevando a cabo iniciativas por el medioambiente. “Mi labor en esa instancia era motivar a otras personas a postular sus iniciativas, mostrándoles que todos podemos tener un emprendimiento exitoso y sustentable. Además, soy miembro de la Mesa Regional del mismo proyecto, conformada por personas del sector público, privado, academia, emprendedores y sociedad civil, con las que vamos colaborando en distintas etapas”.
Debido a la contingencia nacional y la cancelación de la COP25 en nuestro país, el proyecto se ha reconfigurado, aunque sigue con gran parte de la programación planificada hasta diciembre.
Hay que destacar que una de sus labores más importantes, también desde de agosto, es la de jefa regional de la Asociación de Emprendedores de Chile, ASECH.
¿Qué significa este cargo?
Fue un desafío muy bonito de asumir, porque es un gremio que está creciendo exponencialmente cada día. El emprendimiento es una oportunidad muy democrática en la sociedad, donde las personas pueden vivir de sus talentos. Quiero decir que, incluso sin tener formación, experiencia, y sin importar su edad, su género, su apellido, su estrato socioeconómico, las personas pueden vivir de un proyecto que surja de sus gustos y talentos, y creo que quedan pocas instancias que sean así de democráticas. Por eso me parece que el emprendimiento es un espacio para trabajar e inspirar a las personas a soñar.
¿Qué esperas lograr en estos dos años?
Logramos tener un directorio ideal, muy representativo y variado, porque busco que las personas tengan un espacio de apoyo para que aprendan de los errores y aciertos de otros emprendedores y también se den cuenta de que pueden rentabilizar sus talentos. Sí se puede. Para eso es fundamental la colaboración y la ASECH puede ser el espacio que lo facilite.
¿Qué es lo más importante a la hora de emprender?
La valentía. Hay que atreverse y salir de la zona de confort. No es fácil, pero lo que se logra puede sorprender. Requiere, además, perseverancia y mucho amor y pasión. También hay que ser riguroso con una rutina, autoexigente, sin dejar de lado el autocuidado.
¿Cómo has vivido el estallido social?
Ha sido una reflexión interna muy fuerte. Antes estábamos de lleno en la crisis ambiental, sin embargo, con este movimiento uno se da cuenta de que hay muchas otras causas importantísimas. No digo que la ecología no lo sea, sino que sumo esa causa a otras. Se habla de una crisis socioambiental. Pero quizás por la velocidad en la que nos mete el neoliberalismo, habíamos dejado de ver la violencia del sistema económico. Como emprendedora tengo que asumir el costo de una crisis social. A los emprendedores nos ha afectado muchísimo, pero tengo la esperanza de que esto traerá cambios profundos para que haya un Chile mejor, más justo e igualitario y que todo lo que hemos perdido, tanto en lo económico, material, como emocional, valga la pena.
Como miembro de un proyecto COP25, ¿qué te parece que el evento haya cambiado de lugar?
Es lo que había que hacer y tenemos que hacernos cargo. No estaban las condiciones ni las prioridades para hacer un evento de ese tipo acá y debemos concentrarnos en este nuevo proyecto de un país justo y sostenible.