Las cifras hablan por sí solas. El uso medio de una bolsa de plástico es de quince minutos mientras que tarda cientos de años en degradarse y así pasa con casi todos los productos de un solo uso, como envases, botellas y bombillas. No sólo es cuestión de reutilizar y reciclar, sino de reducir su consumo y buscar alternativas. “La contaminación provocada por el microplástico en áreas remotas indica, claramente, que una forma importante de evitar que el plástico siga invadiendo el medioambiente es reducir su consumo en el origen, porque no podemos saber cuál será su destino final una vez usado”, explica Soledad Acuña, vocera de Chile sin Plásticos, desde Greenpeace.