Alejandra Delfau: Arte en relieve

A través de la serie Fondo Marino, la artista busca plasmar su idea personal del fondo del mar en el bordado: los colores, las texturas de los corales, el movimiento propio de las corrientes. Dueña de una paleta de colores orientada a toda la gama de los azules, sus cuadros a base de acrílicos, collage y bordado se han transformado en su sello personal. “Si algo caracteriza mi trabajo es esa búsqueda constante de un lenguaje propio”.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías Javiera Díaz de Valdés

“Lo que más me gusta de ser artista es la libertad de experimentar sin límites y en donde puedo expresar quien soy, mis pensamientos, mis emociones, mis sueños, a través de la creatividad y plasmarlo en mis obras”.

Alejandra llegó al arte el 2013, después del nacimiento de su tercera hija. “Fue una especie de catarsis, sentía que me faltaba algo, un espacio vacío, y un día, en una exposición, dije tengo que meterme en clases de pintura. Es arte lo que yo necesito”.

Las clases de pintura que tomó con la artista Verónica Allamand, le abrieron un abanico de posibilidades. “Con ella no solo aprendí la técnica, sino también a mezclar. Si algo caracteriza mi trabajo es esa búsqueda constante de un lenguaje propio”.

Luego seguiría un curso de arte contemporáneo, a principios del 2015, con el artista argentino Pablo Contrisciani, “un excelente profesor que siempre me decía que no tuviera miedo a experimentar ni al error, porque del error a veces salían cosas buenas”. La primera clase la llevó a una pieza, le quitó sus pinceles y le pasó brochas, pinturas y rodillos y le dijo: “ahora crea”. “Fue una tremenda experiencia”, asegura.

Más adelante, aprovechando una invitación a exponer en Espectrum, una feria dentro de la semana Art Bassel en Miami, realizó otro taller con la artista chilena Isabel Brinck, quien le mostró el maravilloso mundo de la pintura al óleo. “Me ayudó a plasmar en la tela todas mis ideas”.

TÉCNICA MIXTA

En un principio, sus trabajos fueron ciento por ciento acrílico y esténcil. El bordado llegó mucho después, el 2017, cuando hizo un workshop con Trinidad Guzmán —la gestora de Cosío, Bordao, Tejío—. “Lo que me marcó de ella fue la libertad en el bordado. Haz lo que quieras, que no te limite la mezcla de colores, no pienses tanto, me repetía siempre”.

¿Qué pasa si, además de bordar, pinto sobre esa misma tela?, se preguntó un día. Y el resultado le encantó. “Empecé a experimentar con eso y hoy en día la base de mis bordados son hechos con tinta y acrílico”.

¿Cuánto te demoras en hacer un cuadro?
Es relativo, depende del tiempo y de la inspiración. Es como tener un taller móvil porque al ser un cuadro bordado, me lo puedo llevar a cualquier parte.

¿Cómo definirías tus obras?
Es ese espacio que hay entre lo onírico y lo real, una expresión de ese lugar donde residen los sueños. De manera sutil y lúdica juegan las texturas y la paleta de colores. Una vez en una exposición, un tipo mirando uno de mis cuadros, me dijo “esta obra es como estar en uno de mis sueños”.

¿Qué ha sido lo más desafiante?
Posicionarme en el mundo del arte y que la gente disfrute de algo que yo amo hacer. Eso es lo que más me motiva.

¿Qué te inspira?
La naturaleza, la música, siempre estoy sacando fotografías mentales, una puesta de sol bonita, la textura de la corteza de un árbol, los colores del cielo. Para mí el cielo y el mar son dos lugares mágicos. Soy muy observadora.

¿Qué simboliza tu taller?
Mi taller es un lugar sagrado, un lugar que me gusta tenerlo lindo y sentirlo acogedor. Es un espacio muy personal. Me gusta el silencio que se produce en mi taller y también la música que escucho mientras pinto, como Boyce Avenue o Sam Smith.

¿La mejor hora para crear?
I´m not a morning person. Me gusta mucho la luz del mediodía.

¿Cuál es el mensaje que buscas entregar con tus obras?
Una frase que ha sido muy marcadora en diferentes etapas de mi vida dice “no llores porque el sol se oculta, que las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”. El mensaje de parar, detenerse y observar es lo que yo busco en la gente. Pararte frente a una obra y mirarla te permite un momento de conexión contigo misma. Es muy interesante ver cómo las personas interpretan una obra desde su realidad.

¿Cuál es tu paleta de colores?
Trabajo mucho con la paleta de los azules, turquesas, me encanta el color petróleo y todos los celestes. También me encanta el blanco y el negro, creo que son colores súper potentes que pueden decir muchas cosas. Me encanta hacer degradés de colores.

¿Quiénes son tus referentes?
En el bordado, que es en lo que estoy ahora, la Trini Guzmán fue un gran referente. Me encanta el trabajo de Juana Gómez y de Ofelia & Antelmo, una mexicana que sigo en Instagram. Me encanta también la fotografía de Andel Paullman, me inspira mucho.