Atenas y Meteora: Belleza histórica

Texto María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés

“Para esta nueva aventura llegué desde Italia en avión, pues hay muchas aerolíneas low cost convenientes que son atractivas para los turistas. Uno de mis sueños era conocer Grecia y, sobre todo, Atenas, su capital. Reconocida como uno de los centros culturales más visitados y admirados del mundo, si te gusta la historia lo vas a disfrutar por montón.

Desde el aeropuerto tomé el metro hacia el centro de la ciudad (en general, la movilización es expedita y económica), que tiene mucho parecido a Santiago de Chile o a cualquier capital. También es fácil encontrar alojamiento de buena calidad y variedad de restaurantes (recomiendo la moussaka, que es similar a un budín de papas). Como en todos mis viajes, siempre tomo un free walking tour, para conocer los puntos más importantes, y que ayudará a decidir qué lugares son mejores para visitar.

Partimos muy temprano en la Plaza Sintagma, donde se encuentra el Parlamento y la Tumba del Soldado Desconocido, para disfrutar del cambio de guardia. Es todo un espectáculo familiar y turístico, ya que simulan la marcha lenta de los caballos en su desfile.

En esta zona también puedes visitar la catedral y distintos templos ortodoxos, uno incluso se conserva dentro de un edificio. Es muy bonito ese contraste entre lo antiguo y lo moderno. Y si te gusta el deporte no puedes dejar de visitar el Estadio Panathinaikó, que acogió la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos en 1896. Construido con mármol blanco es uno de los estadios más antiguos del mundo.

Para las atracciones recomiendo pagar los tickets por separado en la temporada de invierno, pero en verano es más convenientes tomar los packs, ya que suben los precios. Además, Atenas está lleno de parques con ruinas y esculturas, que se pueden apreciar fácilmente desde lejos, y que exigen pago de entrada. Por eso, sólo ingresé a los que me parecieron más interesantes.

Así llegamos a la Puerta de Adriano, un arco del triunfo de la antigüedad clásica que separa un poco la ciudad de la parte más histórica. Uno de los parques más visitados es el Templo de Zeus Olímpico; se dice que su construcción data del 561-527 a.C. Aquí se encuentran las ruinas y las gigantescas columnas sobrevivientes de un maravilloso templo de mármol. Es un lugar muy agradable para descansar en sus bancas o leer un libro.

También no se puede dejar de visitar la famosísima Ágora de Atenas, un gran parque donde se encontraban los edificios públicos y que era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social, además de ser un foco religioso y cultural. Puedes recorrerla en unas dos horas, y entre medio de las ruinas y vestigios, hay cafeterías y lugares de descanso.

Otro punto interesante de la ciudad es Plaka, también conocido como el Barrio de los Dioses, debido a su cercanía con la Acrópolis. Es uno de los barrios más antiguos donde se concentra el comercio, tiendas de recuerdos y exquisita gastronomía. Y para ir a disfrutar la puesta de sol hay que visitar el Monte Licabeto, donde podrás sacar las mejores fotografías y vistas completas de la ciudad. Si bien se puede subir caminando o en teleférico, si vas en grupo mi recomendación es subir en taxi, pero sugiero ir con Google Maps en el celular para que no se desvíen de la ruta.

LA MARAVILLOSA ACRÓPOLIS

El plato fuerte de Atenas es visitar la Acrópolis, una de las postales más bellas y que puedes apreciar desde muchos puntos de la ciudad, mundialmente reconocida como uno de los principales representantes de la cultura griega. Para comenzar su visita recomiendo partir temprano en el Museo de la Acrópolis, que se encuentra a los pies de está mágica ciudadela.

Este museo arqueológico abrió sus puertas el 2009, ya que por muchos años estuvo en un pequeño espacio de la Acrópolis. Como en muchos museos, hay sectores en los que no puedes tomar fotografías. Aquí puedes disfrutar de piezas invaluables históricas, mitología, colecciones, fotografías, maquetas y obras en restauración, es impresionante. Incluso para los niños hay una gran maqueta de Lego con las atracciones de la ciudad.

El recorrido continúa hacia la Acrópolis —o ciudad alta—, y ya desde el inicio es emocionante. Lo primero que se encuentra es el Teatro de Dioniso, el mayor teatro de la Antigua Grecia, considerado uno de los más antiguos del mundo, ver sus asientos de mármol tan bien conservados es una maravilla arquitectónica. Al ir subiendo el cerro, que es un precioso parque con ruinas, esculturas y anfiteatros, se puede disfrutar de la naturaleza. Es un viaje en el tiempo.

En la parte más alta y amurallada se encuentra la entrada principal, con unas columnas espectaculares que dan la bienvenida. Patrimonio de Humanidad por la Unesco desde 1987, está situada a 150 metros sobre el nivel del mar y se extiende por tres hectáreas. Su construcción data de la edad dorada bajo el reinado de Pericles. Las más destacadas son el Partenón, los Propileos, el Erecteión y el Templo de Atenea Niké, pero hay mucho más por recorrer.

Estar en esta ciudadela te deja sin palabras y, a pesar de los turistas, realmente se siente una gran paz, es un lugar para pensar y reflexionar. Lo ideal es ir a disfrutar el atardecer, porque es precioso ver los cambios de luz entre la arquitectura y los olivos.

MONASTERIOS EN EL CIELO

Para el siguiente destino viajé en tren, por unas seis horas, hacia Kalambaka, ciudad que se encuentra a los pies de los famosos Monasterios de Meteora. Este es uno de los puntos favoritos, y más recomendados, para que los turistas se puedan alojar y también comer (para visitar todo, tranquilamente, habría que ir tres días). Si vas en grupo, la recomendación es arrendar desde aquí un auto y recorrer los miradores y monasterios. Pero si te encuentras solo, lo mejor es tomar un tour.

Los Monasterios de Meteora son conocidos como “los monasterios suspendidos en los aires o monasterios en el cielo”. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1988, son construcciones sobre la cumbre de gigantescas masas rocosas grises talladas por la erosión (se formaron bajo el mar hace treinta millones de años). Por eso, uno de los momentos más impactantes es cuando te enfrentas a esta gran montaña. A una altura de 600 metros, están habitados, desde el siglo XIV, principalmente por monjes y monjas cristianos ortodoxos.

En el camino hay muchos miradores, y de a poco comienzan a aparecer los monasterios entre los impresionantes acantilados. Actualmente sólo se conservan seis de ellos, algunos de más fácil acceso que otros, por eso no es un destino apropiado para quienes tengan problemas de movilidad. Hay muchas escaleras y se dice que, antiguamente, los monjes subían por medio de cuerdas. Aquí las mujeres no pueden usar pantalones ni mostrar las piernas, deben usar falda larga y para ingresar, a cada monasterio, los turistas pagan tres euros. Es imprescindible llevar calzado cómodo.

El primero para visitar es el pequeño monasterio de San Nikolaos Anapfsas, con más de ciento cuarenta escalones; es sólo para valientes, porque es agotador. Arriba tiene un precioso campanario y mirador, incluso puedes ver con facilidad al monje que lo habita, pero está prohibido tomar fotos.

Uno de los favoritos es el monasterio de San Esteban, cuyo acceso es el más cómodo de todos, porque se ingresa a través de un puente. En su interior destacan los frescos y sus lindos patios interiores. En cuanto a curiosidades, el monasterio de la Santísima Trinidad (trescientos escalones) es reconocido porque apareció en una película de James Bond y en la serie de televisión Games of thrones.

El más famoso es el Gran Meteoro, con más de trescientos escalones para llegar hasta la cima (pero también es el único que tiene teleférico); en su interior cuenta con tres museos y una biblioteca enorme. Es el monasterio más antiguo y el primero que se fundó. Otro con un interesante museo es Varlaam, que habla de la historia de los monasterios en Meteora. Además es muy grande y colorido en su interior. Y otro que llama la atención por ser hermoso es Roussanou, accesible a través de escaleras y dos pequeños puentes es uno de los dos monasterios femeninos. Sin importar si puedes ingresar a todos los monasterios o a algunos de ellos es un destino mágico que vale la pena visitar”.