Signo de los tiempos

Por Marcelo Contreras

The New York Times asegura que la actual gira de Taylor Swift, The Eras Tour (que no contempla Chile, a pesar de los suplicantes mensajes vía Twitter del presidente Gabriel Boric), con cada fecha reportando catorce millones de dólares por concepto de entradas, instala a la súper estrella, de treinta y tres años, en la misma categoría que Madonna y Michael Jackson, cuando revolucionaron el mundo del pop en los ochenta mediante álbumes, videos y giras con su imaginario, estética y canciones recordadas hasta hoy.

Como suele ocurrir en estos tiempos, que el fenómeno suceda en plena era hiperconectada y virtual, parece suficiente argumento para marcar un punto aparte —y superior— con otros periodos de la cultura popular. Más que discutible, si consideramos que ningún delirio colectivo en torno a la música pop resulta comparable a lo sucedido en los sesenta con la beatlemanía, cuando prácticamente todos los días había noticias de la banda de Liverpool que, además, protagonizaba taquilleras películas, junto a la consolidación del formato LP como una obra superior, elevando al pop a la categoría de arte para las masas, permeando la vida diaria del planeta por varios años, con ramificaciones hasta hoy.

El arrastre mundial de Taylor Swift es indiscutido. Arrasa, por ejemplo, en un mercado hermético para la cultura pop occidental como China. Pero cuesta encontrar un símil en su trayecto al impacto masivo provocado por el espectacular video de Thriller de Michael Jackson, o la polémica desatada por Madonna con el catolicismo por Like a prayer, o la censura del erotizado Justify my love.

Sin embargo, su fanaticada —las swifties— resulta paradigmática del presente, con posiciones atrincheradas y profundamente belicosas. Son absolutamente intolerantes al más mínimo cuestionamiento o disidencia con la ídola; si una reseña no les agrada, no tienen empacho en proferir amenazas de muerte, como sucedió con la editora Jillian Mapes de Pitchfork por calificar el álbum Folklore (2020), con un 8 de un máximo de 10. Cuando las fanáticas chilenas manifestaron la intención de viajar a Buenos Aires debido a la exclusión de Santiago en la presente gira por falta de recinto, sus pares argentinas les ofrecieron golpizas por redes sociales. Todo muy siglo XXI.