Durante cuatro días, un grupo de mujeres se reunió en el Hotel Isla Seca de Zapallar para vivir una experiencia única: un workshop junto a la artista textil Maite Izquierdo, organizado por La Cuna del Arte. Fue un encuentro donde la creación, la exploración personal y la conexión femenina se entrelazaron en un mismo manto colectivo.
Maite Izquierdo ha construido una importante carrera desde el grabado hacia el arte textil. Estudió Licenciatura en Arte en la Pontificia Universidad Católica de Chile y ha desarrollado una propuesta con un “sentido más allá de la razón”, donde las técnicas se vuelven palabras. «El textil es la materia prima: se permite coser, rajar, enlazar y amarrar… surge así la creación que nos comunica la belleza de lo que hoy somos en nuestro tiempo».
Su más reciente exposición, “Manto de Reparación”, se presentó desde el 14 de mayo hasta el 11 de julio de 2025 en Sala Gasco, en Santiago. Esta obra monumental, resultado de la participación de más de 170 personas en talleres comunitarios, rescató ropa nueva descartada por fallas y la transformó en un gran manto cargado de historias, memoria y reparación.
Por eso para este especial e íntimo workshop de cuatro días, no solo buscó transmitir técnicas, sino también abrir un espacio de descubrimiento. “Yo creo que la primera palabra es un agradecimiento profundo de aprender a recibir. Porque uno parte con la intención de entregar, pero siempre, normalmente, cuando uno entrega, recibe mucho más de lo que da”, explica Maite Izquierdo.
Las participantes, de distintas edades, profesiones y trayectorias, compartieron saberes, inquietudes y miradas, generando una comunidad íntima en torno al arte. “Al final me voy como con una tribu que ya encajo en ella y que es muy rico. Este primer encuentro se transforma en una amistad muy profunda… un cariño muy fidedigno, muy de conexión de almas”.
Parte importante del resultado, de estos días de trabajo, fue un manto colectivo, reflejo de la identidad y estado vital de cada una. “Todas nos llevamos parte de todas y el manto también lo refleja de esa manera, en que todas encajamos finalmente y conectamos. Es muy lindo verlo hecho obra, porque cada una se reflejó en su propio estado actual, vida, femineidad, búsqueda, preguntas”.
Pero más allá de la obra, lo que permanece es la experiencia de habitar el arte como camino de exploración. Para Maite, el workshop fue también un llamado a rescatar la curiosidad infantil y abrir nuevas posibilidades a través de trabajos personales. “Se despierta ese ser niño de querer seguir explorando. No se trata solo de un cuadro o una obra que te llevas para tu casa, sino de muchas posibilidades de ir habitándonos en distintos aspectos de la vida”.
En esa búsqueda de trascendencia, el arte se vuelve una herramienta para reconectar con lo esencial. “Es detenerse, es mirarse y también atreverse. El poder del arte es esa capacidad de vincularnos cada vez más, de llevarnos mucho más adelante de lo que yo alguna vez creí ser capaz”.
La experiencia junto a La Cuna del Arte confirma que la creación no está reservada a unos pocos. “Todos somos seres creativos. Es ir integrándonos a través de nuevos haceres, nuevas posibilidades, incluso aquellas que nunca pensamos que éramos capaces de explorar”.
En el workshop, Maite compartió sus obras personales y técnicas diversas —desde la manipulación de tela y fibras naturales, la combinación de fragmentos, teoría del color, marbling, ecoprint, hasta la costura y bordado en máquina de coser— con una generosidad y calidez tremenda. Un taller que fue, en definitiva, más que un aprendizaje textil, fue una experiencia de comunidad, de amistad y de conexión profunda con el arte como motor de vida.
ESPACIO DE CONEXIÓN
Otro de los puntos fuertes del encuentro fue, sin duda, el escenario: el Hotel Isla Seca, un encantador hotel boutique que no solo ofreció un espacio privado y luminoso para el workshop, sino que también permitió momentos de convivencia fuera del taller. Entre risas, conversaciones y brindis, las participantes encontraron un espacio de conexión genuina. El encuentro contó además con el apoyo de distintas marcas: Mazda, que invitó a cada una a intervenir una grulla —símbolo de esperanza y transformación—; Casas del Bosque, que aportó con sus vinos y espumantes para celebrar cada jornada (las estrellas: la delicada Bo extra brut y Botanic Series, La Cantera, un cautivador Sauvignon Blanc); y Janome, marca de máquinas de coser, que fue la gran sorpresa al permitir que muchas se iniciaran en la costura desde cero.
Además del workshop se hizo una visita a la exposición “Manto de Agua” de la artista visual Andrea Lira, presentada en el Teatro de Zapallar. Su obra invitó a sumergirse en una experiencia sensorial a través del lenguaje textil y el uso de pigmentos naturales. Así se fusionaron ambas artistas, que trabajaron el manto desde su propia experiencia.
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👉 Maite Izquierdo