Las pymes y los emprendimientos han experimentado durante agosto un posicionamiento en los canales de venta por internet que nunca antes habían experimentado en Chile. De acuerdo con un sondeo de Kawésqar Lab, si en julio el 43% de las personas declaraba haber recurrido a estos actores para hacer una compra, en agosto esa variación subió de manera inédita a un 51%.
Si bien las pymes y los emprendimientos tomaron fuerza como una solución ante las restricciones de movilidad en la crisis del covid-19 —según versa en el estudio— hoy se han posicionado como un canal tan importante como los demás. El aumento de su oferta y la eficiencia en su despacho, explican su éxito.
Una de las creadoras de la plataforma “Apaño tu Pyme”, María Elba Chauán, en otra entrevista a raíz del mismo estudio, explica por qué la gente se inclina a comprar pyme. Durante años, afirma, las industrias del retail y las grandes tiendas han estandarizado las tendencias, presentando para la venta solo lo que ellos van considerando como moda. Optar por pymes, según su experiencia, le abre al usuario una posibilidad de encontrar gran cantidad de productos con diferentes estilos. Originalidad y personalización pueden ser un tremendo plus a la hora de decorar la casa, vestirte o hacer un regalo. “Personalizar nuestras compras o resolver algunas dudas requiere una comunicación directa que se da de mejor manera cuando optas por las pymes, siendo otra tremenda razón para que, a la hora de comprar, las personas busquen emprendedores”, declara la ejecutiva.
Hoy sabemos que necesitamos levantar al país desde la economía. Y sabemos también —tras la crisis de octubre pasado— que la igualdad de oportunidades debe ser un eje central para ello. A mi juicio, la mejor manera de hacerlo sería promoviendo las ventas, desarrollando nuevos proveedores y eligiendo pymes en las compras habituales.
¿Qué pasaría, entonces, si todos los ciudadanos decidiéramos hacer un pacto tácito y destináramos un cincuenta por ciento de nuestras compras a los pequeños? En la práctica, los incorporaríamos inmediatamente en un círculo virtuoso de acceder a mejores créditos e inversiones, venture capital, capacitación de sus trabajadores, incentivos de retención de talento, contadores más calificados, abogados que los defiendan, estructuras especializadas, desarrollos y áreas de estrategia, solo por mencionar algunos espacios. Y si el dinero fluye, la economía se reactiva.
Hoy el sistema pone a prueba a las pymes y ellas demostraron, en general, que no solo son capaces de estar a la altura de lo que requiere el mercado, sino de dar un mejor servicio que las grandes empresas.
Si la empresa privada, empresarios y emprendedores decidieran hacer lo mismo, entonces la historia cambiaría. Si entre grandes, medianos y chicos nos pusiéramos de acuerdo para pasarles un porcentaje de esas oportunidades a los más pequeños, ciertamente disminuiríamos la brecha de la desigualdad.
No conozco nada que ayude más a un emprendedor que vender. Mientras más demanda generemos, más emprendedores y mipymes existirían. Así también tendríamos una economía más inclusiva y justa. Más talento e ideas saliendo adelante. Pymes productivas (algo que por tanto tiempo hemos anhelado), oportunidades para el talento y el desarrollo local. Esto va en el camino del Chile que soñamos, donde todos nos sintamos parte y donde existan reales oportunidades. Y la gracia es que si hiciéramos este pacto, combatir la desigualdad no dependería de “un otro”. Sino de cada uno de nosotros.