Don Carlos, estimado amigo, le contesto su correo con la misma pregunta que me hace:
¿Se aburre mucho todo el día en casita?
Yo no. Lea como lo estoy pasando.
¿Hiciste ya la cama?, me dice mi señora. ¿Tiraste la ropa sucia a la lavadora? ¿Tomaste ya desayuno? Lava los platos. ¿Qué vas a hacer de almuerzo. ¿Cocer papas otra vez? No metas bulla que voy a tocar el piano. Si no quieres escuchar a Beethoven, sácate el audífono, la tele la puedes entender sin sonido. Siempre lo haces cuando duermo la siesta.
Camina sin meter ruido. No abras a cada rato el refrigerador. Ah, se acabó el pan. No me traigas “batido”.
Ve que es fácil, amigo, no aburrirse en casa, se me pasa el día volando.
Lo que ya no aguanto es el coranosecuanto…
Chao.