BABY BANDITO. NETFLIX.
La segunda temporada de Baby Bandito se estrenó a casi dos meses del asesinato de Kevin Olguín, el delincuente tras el apodo. Con treinta y dos años, fue acribillado junto a su pareja en Cerro Navia, el pasado 30 de agosto, terminando así la vida de uno de los participantes del llamado “Robo del siglo”, perpetrado en el aeropuerto internacional de Santiago, en 2014, con un botín de seis millones de dólares. Ese hecho y la posterior huida a Europa junto a una novia, son los únicos nexos de la serie nacional y la historia real de Olguín que, en rigor, cuenta con giros y vericuetos dignos de una miniserie que no requiere mucha ficción.
En la primera temporada, estrenada en enero de 2024, Kevin (Nicolás Contreras) es un skater que se involucra con una chica del barrio alto, participan del millonario robo, huyen a Europa traicionando a sus compinches para darse la gran vida, hasta que ella queda embarazada y el grueso de la plata se pierde. En el arranque de este nuevo ciclo, Kevin necesita recuperar no solo el dinero, sino a su chica, a su hijo y salvar la vida de su madre enferma de cáncer.
Realizada por Fábula, la exitosa productora de los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín, Baby Bandito instala a las series de acción made in Chile en una liga competitiva, siguiendo el derrotero estético de símiles sobre robos como La Casa de Papel: atracadores y criminales lucen como cyber punks listos para una pasarela, las balaceras, golpizas y palabrotas abundan, y el dinero cambia de mano como si se tratara de una partida de póker donde la suerte varía constantemente.
A pesar de las inconsistencias del guión que redundan en cabos sueltos y la pérdida de protagonismo del personaje central en favor de una trama con dinámica coral donde hay más malos que buenos, Baby Bandito se sostiene y atrapa como si se tratara de una teleserie nocturna de alto presupuesto. El peso actoral lo cargan figuras consagradas como Marcelo Alonso (Daniel “Ruso” Zapata), cuyo personaje es un sentido homenaje a Roy Batty, el sensible e inolvidable villano de Blade Runner (1982) que se redimió en el último minuto. Mención aparte para Gonzalo Valenzuela como un despiadado guardaespaldas que prácticamente no pronuncia palabra. Su mejor rol.





















