GUARDAESPALDAS. NETFLIX
El estrés postraumático es una consecuencia emocional sufrida por los soldados que entran en acción, tan antigua desde que existen guerras. Hay reportes en Mesopotamia y Grecia describiendo cambios en el carácter de militares, y es el mismo trastorno que enfrenta David Budd (Richard Madden, el recordado Robb Stark de Game of thrones), un británico veterano de Afganistán reconvertido en sargento de la policía metropolitana de Londres. Su permanente estado de alerta le lleva a detener un atentado suicida en un tren rumbo a la capital por lo cual es promovido a proteger a la ministra del interior, Julia Montague (Keeley Hawes), cuya agenda considera una serie de medidas de ultraderecha tendientes a aumentar el control de la ciudadanía en nombre de la seguridad nacional. Budd se considera una víctima del sistema y de los políticos en particular. No coincide con las propuestas reaccionarias de la ministra, excepto cuando se miran a los ojos y ambos sospechan que la relación puede ser más que profesional.
Con sólo seis capítulos que duran lo justo bordeando la hora, Guardaespaldas no solo tiene un giro espectacular hacia la mitad, sino que cada episodio combina a la perfección una trama de intrigas políticas al más alto nivel, con un punto de acción que las producciones británicas manejan con espectacularidad distinta a la hollywoodense, más verosímil. Entre medio, Richard Madden conmueve al humanizar una labor inescrutable que obliga a irradiar la imagen de un autómata dispuesto a eliminar cualquier amenaza.
En Inglaterra su éxito fue tal que sólo ha sido superada en audiencia por el Mundial de Rusia. Uno de los mejores estrenos del año en la plataforma.