Desde su vereda, Tania está transformando realidades. Su foco en los emprendedores séniores le valió el Premio Mujer Impacta Valparaíso, gracias a Jubilab, un proyecto de corte social que se ha convertido en un gran aporte para los adultos mayores. A través de esta iniciativa, les ofrece una serie de cursos y herramientas digitales online para que puedan salir adelante con sus negocios, y de paso mejorar sus pensiones y calidad de vida. “Para los sueños no hay límite de edad”.
Por Macarena Ríos R./ Fotografías gentileza entrevistada
“Yo siempre he sido muy de piel, me interesa mucho conocer a las personas, saber sus historias, escucharlas. El simple hecho de hablar con ellas, contenerlas y decirles que todo va a estar bien es un gran apoyo”, asegura Tania, treinta años, kinesióloga y emprendedora social.
Su mirada hacia el adulto mayor comenzó en la universidad, donde conoció, a través de diversos voluntariados, las necesidades reales que tenían y la importancia de la geriatría, dado el considerable aumento de la expectativa de vida de los adultos mayores en nuestro país. “Yo me crie con mi abuela paterna. Ella era emprendedora, en ese tiempo vendía jugos que hacíamos juntas y esos ingresos le servían para complementar su pensión”.
De ahí viene la idea de ayudarlos, de potenciar sus habilidades, de que sigan activos y sintiéndose útiles, no solo dentro de la familia, sino también con la comunidad. “Cuando comencé con la idea de ayudar a los adultos mayores a emprender a través de cursos y talleres de tecnología, las personas se sorprendían y me decían cómo se te ocurre que sigan trabajando. Y yo les respondía: ¿les han preguntado a ellos si quieren hacerlo, si quieren emprender?”.
Y así comenzó su cruzada.
Se rodeó de un equipo de profesionales expertos en el área, revisó estudios, papers, tocó puertas, postuló a fondos, se reunió con la encargada del Programa de Adultos Mayores del FOSIS, con personas dedicadas a proyectos de innovación. Y de a poco se fue gestando Jubilab.
El primer fondo que ganaron fue el Emprende UDLA de los egresados en 2018. “Ese fue el primer impulso para emprender, que nos sirvió para implementar la página web y la gráfica de nuestro proyecto”.
Pero el camino no fue fácil. “Cuando postulé a CORFO no me lo dieron porque, aunque encontraban que mi idea era buena, carecía de un modelo de negocio. Esa era la traba, la pregunta recurrente era cómo iba a generar recursos y yo les decía que esa no era mi idea, que lo que yo quería era ayudar a los demás y que necesitaba financiamiento para poder hacerlo. Lo mismo cuando me juntaba con inversionistas. Me pedían el modelo de negocio, más que preguntarme qué beneficios suscitaba en la población mi propuesta”.
Hasta que ganaron un proyecto con INJUV, a través del Programa Creamos que apoyaba proyectos de innovación. La propuesta de Tania —que llamó Gigi-generación—, consistía en crear un ecosistema intergeneracional, en donde los jóvenes fueran quienes les enseñaran herramientas digitales a los emprendedores séniores. “Fuimos destacados a escala nacional, porque generamos mucho impacto en las vidas de estos emprendedores. En ese momento estábamos en plena pandemia y la tecnología los ayudó mucho”.
Con una incubadora propia, Tania y su equipo empezó a investigar y se dio cuenta de que no existían datos duros sobre los emprendedores séniores y se abocaron a la tarea de levantar esa información. “Cuando hablamos con FOSIS, ellos no tenían una base de datos categorizada y comenzamos a trabajar en conjunto”.
De a poco se fueron gestando campañas, entrevistas e investigaciones para orientar los apoyos. “Así visibilizamos la necesidad urgente de digitalización y tecnología que tenían los emprendedores séniores, sobre todo en tiempos de pandemia”.
DISMINUIR LA BRECHA DIGITAL
La primera feria que realizaron, con el objetivo de visibilizarlos, se llamó Feria Senior y contó con el financiamiento de Caja 18 y el respaldo de SENAMA. “Aunque se inscribieron treinta personas, tuvimos que seleccionar diez emprendimientos por el aforo de cada stand. La exhibición estuvo emplazada en la Plaza Cívica de Valparaíso y fue todo un éxito, llegó mucha gente y ellos estaban felices. Gracias por pensar en mí, me decían, no se me había ocurrido hacer esto y sentir que realmente sirvo. Imagínate la emoción, somos nosotros los que tenemos que involucrarnos más con ellos”.
Tania asegura que dentro de los beneficios que trae consigo el hecho de emprender está la planificación, la organización y el aprendizaje continuo de nuevos temas que potencian las ideas de negocio de estos adultos mayores. “Logran una mayor participación social y aportan bastante a nuestra economía y al desarrollo del país”.
¿Cuál es tu norte?
Digitalizarlos, porque es lo que viene ahora y el desarrollo de la tecnología no va a parar. Nuestro objetivo es afianzar este ecosistema digital de los emprendedores séniores, que aprendan todas estas herramientas y darles incentivos, por ejemplo, para el que tiene más likes.
¿Qué viene para este año?
Queremos llegar a más emprendedores y enseñarles a autocapacitarse. Para eso estamos grabando videos con distintos cursos gracias a una alianza que creamos con una plataforma que se llama Cursos Virtuales. La idea es que después de ver estos videos y realizar el taller reciban una certificación de emprendedores séniores de Jubilab.
¿Deben pagar algo por estos cursos?
Nuestro foco y modelo de negocio siempre estuvo orientado a la gratuidad de estos cursos y talleres y a hacer alianzas con instituciones para que financien estas actividades. Sin embargo, estamos pensando en cobrar cinco mil pesos para seguir financiando la plataforma. Es algo que está en proceso, de hecho, está visto que cuando tú das un servicio gratis el nivel de compromiso no es el mismo.
HISTORIAS DE VIDA
Jubilab se sustenta gracias a la tenacidad de Tania y Fabián, su pareja publicista, que ayuda en todo lo que es el diseño y el marketing digital, además de Fabián Beltrán, Jacqueline Salas y Nicolás Tapia.
“Me energiza trabajar en Jubilab, me encanta. Cada vez que genero una reunión, una alianza estratégica o recibo las gracias de un adulto mayor que es emprendedor me lleno de alegría. Siento que encontré mi propósito, es un proyecto enriquecedor”.
¿Qué historias de vida has conocido?
¡Tantas! La primera historia que conocí fue la de la señora Celinda, que es podóloga y que cuando se jubiló fue la primera que creyó en mí. Vive en Santa Julia junto a su marido, un panadero emprendedor que reparte pasteles y pan en el barrio. La señora Marta, que hace bolsos con retazos de jeans, me contaba que emprender después de los sesenta fue como revivir, porque se dio cuenta de que podía continuar trabajando y siendo útil. Y así muchos casos que hemos conocido de emprendedores que han salido adelante, motivados por nuevos sueños y por el hecho de sentirse útiles y, además, por generar otro ingreso además de la pensión.
Jubilab no solo ha servido como una plataforma para visibilizar a los emprendedores séniores, sino que se ha transformado en una importante red de apoyo entre ellos. “Paralelamente creamos un grupo de WhatsApp para publicar fotos de sus productos en nuestro Instagram @jubilab_chile y enviarles información sobre ferias y fondos a los que pueden postular. Ahí se genera una retroalimentación importante”.
¿Ayudan los fondos concursables de los municipios?
Siento que los fondos concursables, lamentablemente, no están dirigidos a ese segmento. Si para nosotros es engorroso el proceso de postulación, imagínate para las personas mayores, que no manejan términos técnicos como “mínimo producto viable” o “idea de negocio”. De hecho, el único fondo al que postulan es al FOSIS porque es mucho más simple, incluso tienen la ayuda de una asistente social. Las bases de los fondos concursables de los municipios, de Capital Semilla o SERCOTEC, debieran ser inclusivas. Incluso SENAMA debiera sacar un fondo para los emprendedores mayores, porque los fondos que ofrecen son dirigidos a organizaciones y no a personas naturales. Los emprendedores séniores necesitan fondos, necesitan ampliarse, necesitan crecer.
¿Cómo te llega el Premio Mujer Impacta?
Este premio me da el impulso para seguir creyendo en mí. Ha sido una bendición ser parte de Mujer Impacta, una gran red de apoyo que hace que puedas alcanzar sueños que jamás imaginaste. Siento que el hecho de visibilizarnos como mujeres que impactan en distintas áreas nos ha hecho empoderarnos y darnos cuenta de que juntas podemos hacer más cosas todavía. Es la única manera de seguir creciendo e impactando más vidas.
¿Cuál es tu sueño?
Que Jubilab pueda ampliarse y pueda ayudar a la mayor cantidad de adultos mayores posible. De poder movilizar y visibilizar a los emprendedores séniores a nivel nacional. Quiero movilizar a las empresas, que se den cuenta del valor real de los adultos mayores dentro de la comunidad y cómo podemos agregar valor a sus productos. Ahora, si nos ampliáramos a nivel internacional, sería un sueño de otro mundo.