Sus aventuras a lugares recónditos, como Isla Noir y el Parque Marino Nazca–Desventuradas, aún las lleva en la retina. Ornitólogo y amante de la naturaleza ha publicado un par de libros de aves y realizado interesantes publicaciones para la comunidad científica. “Mi relación con la naturaleza es una gran pasión, un camino extraordinario, es lo que me da más paz y ganas de vivir intensamente al mismo tiempo. Con cada salida, con cada expedición, más valoras la naturaleza y más valoras la vida”.
Texto y fotografías por Rodrigo González Pairoa
“Para mí, la fotografía es una gran pasión. Una forma de plasmar un momento y una manera de difundir conocimiento. También es una forma de conservación. Las imágenes permiten documentar a las especies para las generaciones futuras, en el caso de que alguna de estas se extinga. Cada foto tiene su historia, valoro cada una como algo especial y único.
Gracias a ella he conocido lugares increíbles: Sudáfrica, Amazonía peruana y boliviana, Costa Rica, Islas Malvinas, Islas Azores, Parque Marino Nazca-Desventuradas, Isla Noir, Isla Robinson Crusoe, Isla de Pascua, Patagonia Argentina y he recorrido Chile desde Visviri a Tierra del fuego.
Mi sello es la fauna. Definitivamente. Soy bien purista, no edito mis fotos; solo las revelo con ACR y punto. Me gusta mucho la caza fotográfica, lo natural, que se vea el ambiente de cada especie en la foto.
Desde muy chico me gustaron los pájaros, creo que tuve mi primer par de binoculares a los siete años, y desde ahí fue creciendo mi interés y amor por las aves. Mis papás siempre me regalaban libros y revistas de naturaleza, y yo gozaba mirando y leyendo esos libros, había una serie en particular que me encantaba, se llamaba La senda de la naturaleza, que era muy entretenida y didáctica. Crecí viendo documentales de National Geographic, programas como Al sur del mundo y La Tierra en que vivimos”, no me los perdía.
De las aves, en particular, me fascina su diversidad, su capacidad de adaptación y de especialización a diferentes ambientes, sus cantos, sus formas, colores, las distintas formas de volar, su evolución, en fin, todo en las aves es fascinante.
Sacar fotos a aves marinas volando, sobre un bote, en un mar picado, en un día con poca luz, es de lo más desafiante para un fotógrafo de naturaleza.
Con mis fotografías busco dar a conocer las maravillas de la naturaleza, especialmente nuestras especies endémicas. Que la gente aprenda a valorar nuestro patrimonio natural, porque nadie valora ni protege lo que no conoce. Mi sueño es lograr fotografiar todas las especies de aves y mamíferos descritas en Chile.
En mis viajes fotográficos he conocido gente extraordinaria y muy valiosa. ¡He hecho grandes amigos en este camino!
De hecho, con el Jota (José Miguel Hernández), que es mi mejor amigo desde los once años, compartimos la misma pasión por la naturaleza y la fotografía. Con él ya hemos publicado dos libros: Aves de Chile, guía fotográfica y Chile salvaje, vida al sur del mundo. El primero solo de aves y, el segundo, de aves, mamíferos y reptiles. Ahora estamos trabajando en un segundo libro de aves de Chile, con 365 especies, que debería estar publicado a fines de este año.
EXPEDICIONES IMPERDIBLES
Mi mayor aventura ha sido conocer la Isla Noir y el Parque Marino Nazca–Desventuradas, dos lugares increíbles de este planeta, muy poco visitados y mucho menos explorados, con una diversidad extraordinaria que hay que proteger a toda costa.
Viajar a isla Noir, de por sí es una tremenda aventura, ya que es una isla muy expuesta hacia el Pacífico, en la zona más austral de Chile, con un mar impredecible, vientos huracanados y muchas rocas ocultas que no aparecen en las cartas de navegación. Solo los capitanes más avezados se atreven a realizar esa travesía.
Caminar por la isla no es nada de fácil, está completamente cubierta de matorrales sumamente compactos, que hacen casi imposible avanzar; el resto son turberas donde uno se hunde hasta las rodillas. Además está lleno de grietas profundas que no se ven dentro de esta maraña de plantas lo que lo hace tremendamente peligroso. Por eso los marinos la llaman la isla de “No ir”.
Pero a pesar de todo esto, es un lugar fantástico, que tiene una cantidad de vida extraordinaria, hay colonias de pingüinos de penacho amarillo, pingüinos Macaroni, pingüinos de Magallanes, petreles gigantes, petreles paloma, etc., bulle de vida por todos lados.
He tenido la suerte de ir en tres oportunidades (2006, 2009 y 2010) a realizar censos y estudios de pingüinos Macaroni y de penacho amarillo, en esos tres viajes logramos recorrer, con dificultad, gran parte de la isla y levantamos mucha información sobre las especies que ahí viven para entender mejor su biología y, por ende, ayudar a proteger a estas especies y a la isla.
Armar una expedición al Parque Marino Nazca–Desventuradas, que es un parque nuevo creado en marzo de 2016 —conformado por las islas oceánicas San Ambrosio, San Félix e islote González, ubicadas, aproximadamente, a 850 km al oeste de Chañaral— fue una de las experiencias más lindas y desafiantes.
Esta expedición la realizamos en diciembre de 2019 junto a Manuel Marín, que es un gran amigo y ornitólogo, con mi primo Sergio Trucco y la Armada de Chile, que nos prestó el apoyo para ir hasta estas islas con el fin de poder estudiar y censar a las aves que las visitan para reproducirse y descansar.
San Ambrosio aparece después de día y medio de navegación como una gran roca vertical que aflora en medio del océano, con paredes verticales, afloramientos rocosos en sus alrededores y que, a lo lejos, recuerda a la isla de King Kong.
La primera vez desembarcamos en una pequeña caleta que ocupan los pescadores de langosta de Juan Fernández como base de operaciones. Por ahí logramos subir escalando entre las rocas que, a ratos, se desprendían y caían muy cerca de alguno de nosotros que se encontraba un poco más abajo. Fue una gran odisea llegar arriba de la isla con todo el equipo fotográfico, instrumentos de estudio, carpas, sacos de dormir, agua y la comida para armar campamento y pasar los tres días que teníamos para hacer nuestros estudios antes de que los marinos nos fueran a buscar para volver a Valparaíso.
Al igual que isla Noir, está llena de vida, con colonias de gaviotines apizarrados, piqueros blancos, fardelas de masatierra, gaviotines de San Félix, petreles de las Kermadec, cada centímetro está ocupado eficientemente por alguna ave, dejando poco espacio para caminar.
Nos sorprendió la cantidad de especies y sus números, pero lo más extraordinario fue encontrar una pequeña colonia de gaviotín de corona blanca que no había sido nunca registrada para Chile.
En tres días logramos recorrer gran parte de la isla y levantar muchísima información sobre las especies que visitan y viven en la isla, lo que nos ha permitido hacer cuatro publicaciones que ayudarán a la comunidad científica a saber un poco más de estas especies y con eso ayudar a proteger también este maravilloso parque recién creado.
Por último, haber viajado a Sudáfrica y haber hecho un safari en PN Kruger y bucear con tiburones blancos en Gaansbay junto a mis tres hijas mayores, fue una muy linda experiencia y una tremenda aventura. ¡Era mi sueño de niño ir, y cumplirlo con ellas fue extraordinario!
Volvería mil veces a esos tres lugares.
Me inspira mostrarles a los chilenos las maravillas que tiene nuestro país, y que para la gran mayoría son totalmente desconocidas; la gente tiene que conocer lo que tenemos para valorarlo y protegerlo. En Chile tenemos un grave problema con la conservación y protección de la biodiversidad.
Necesitamos hacerle ver a las personas que hay que darle valor a la fauna chilena por sobre los perros, los gatos y otras especies introducidas, que nuestras mascotas y nuestras malas conductas le hacen un tremendo daño a la fauna nativa.
Cuesta que la gente se sensibilice más por las especies endémicas que se han ganado el derecho a vivir en nuestro país por millones de años. Hay mucha ignorancia y desidia de parte de “los animalistas”, que han evitado hasta ahora que se tomen medidas más drásticas sobre el control de perros y gatos asilvestrados”.