Con más de treinta años de trayectoria y veinticinco años de investigación genética, Quintessence Alpacas se consolida como líder mundial en producción textil de fibra de alpaca de alta calidad. Un emprendimiento familiar, sustentable y liderado por mujeres, que eleva la elegancia natural desde Chile al mundo.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés
En la localidad de Llay-Llay, en una preciosa parcela en La Estancilla, lejos del ruido de la ciudad, nació una historia empresarial que combina visión, pasión y un compromiso profundo con la excelencia. “Quintessence Alpacas es mucho más que una empresa textil, es un modelo de producción consciente, donde cada fibra es trazable, cada animal es cuidado con esmero y cada prenda representa un encuentro entre el lujo y la sostenibilidad”.
Fundada por María Herlinda de la Garza, mexicana, quien llegó a nuestro país en 1994, la marca es pionera en el desarrollo genético de alpacas en Chile y reconocida por su proceso íntegramente vertical, que controla desde la cría hasta la confección final. Hoy hacen exportaciones a más de veinticinco países, principalmente a Europa y Estados Unidos.
“Todo partió hace más de treinta años, cuando vivíamos en Estados Unidos y yo trabajaba en la industria alimenticia. Ahí aprendí a leer las tendencias de consumo, y vi cómo lo natural comenzaba a posicionarse con fuerza. Cuando conocí la fibra de alpaca, me enamoré. Me impresionó su belleza —con una gama de colores naturales que parecen sacados de una paleta de artista—, su nobleza y suavidad. Quise saber más y descubrí que, a pesar de ser un material extraordinario, no estaba presente en las tiendas. Entonces me pregunté: ¿por qué no hacer algo con esto?”, cuenta María Herlinda.
¿Por qué eligieron Chile para instalarse?
Fue una mezcla entre necesidad y destino. Quisimos llevar animales a nuestra casa, pero por la normativa de importación, debían pasar por una cuarentena a no más de 100 km del aeropuerto de exportación. Buscando un terreno, en otros países, llegué a esta preciosa tierra en Llay-Llay por casualidad, y me enamoré del valle, de su microclima, del viento que refresca en verano y del entorno natural. Es un lugar privilegiado para vivir y criar animales. Estamos tan cerca de la ciudad, pero a la vez en pleno campo.
¿Qué significa haber formado una empresa familiar en torno a este proyecto?
Es un regalo. Mariana Macedo, mi hija, creció entre alpacas. Aunque al principio me pedía que no le hablara más del tema (ríe), hoy es una pieza fundamental de la empresa. Está enfocada en el área comercial y de marketing, preocupada de la boutique y en desarrollar el e-commerce que estamos prontos a lanzar. Hoy es fundamental digitalizar todo, por eso también estamos muy presentes en redes sociales. Que ella esté comprometida asegura la continuidad. Su mirada es fresca y entiende perfectamente las tendencias actuales.
También ha desarrollado su propia colección con tonos naturales y diseños de flores, y ha sido clave en conectar la marca con nuevos públicos. Incluso mis nietos, Helena y Davide Rubino, ya se están involucrando en diseño textil y producción. Davide aprendió telar mapuche y está encantado. Eso me emociona muchísimo.
¿Quiénes están detrás de la producción?
Tenemos un equipo precioso y comprometido. En la parte animal, trabaja sólo gente local, con muchos años de experiencia y cariño por las alpacas. En la textil, trajimos expertos desde Santiago que trabajaron por años en empresas tradicionales reconocidas, son equipos con mucho conocimiento.
ORIGEN ÉTICO
“Logramos la trazabilidad total en nuestra empresa con mucha paciencia y trabajo. Empezamos mandando la fibra a otros lados para hilar, pero no nos llegaba como queríamos. Entonces decidimos hacer todo en casa: hilamos, teñimos, tejemos, diseñamos y confeccionamos aquí mismo. Fue un proceso lento, tomó años armar la hilandería y traer máquinas desde distintos países, pero hoy somos íntegramente verticales. Así garantizamos la calidad y también que cada prenda tenga un origen claro y ético”.
¿Cómo ha sido el trabajo de mejoramiento genético con las alpacas?
Desde el inicio tuvimos claro que queríamos una fibra que no picara. Nos enfocamos en animales con menor cantidad de fibra medulada, que es la que produce picazón. Hoy, tras décadas de trabajo, nuestras crías son evaluadas con la Universidad de Chile y los resultados son extraordinarios. Además, mantenemos un control riguroso en la esquila, separando cada parte del vellón para asegurar su mejor uso.
¿Cuántos animales tienen actualmente?
En total tenemos más de 1.800 alpacas entre el plantel genético y las crías nuevas. Este año nacieron más de 250 en solo tres meses, fue un verdadero baby boom. Cada una recibe cuidados intensivos. Tenemos instalaciones especiales para los recién nacidos, con lámparas de calor, y nos preocupamos de que no les falte nada.
¿Qué hace tan especial esta especie?
Son tranquilas, inteligentes, ecológicas. No necesitan tanta agua para vivir, no dañan el suelo, no hacen ruido. Sus ojazos, su elegancia, su serenidad… transmiten paz. Es imposible no encariñarse. Es un animal perfecto para un emprendimiento sustentable. Además, es un disfrute para el alma pasar un día con nuestras alpacas.
IMPACTO SOCIAL
“Tenemos un fuerte compromiso con el entorno. Recibimos constantemente visitas de universidades, como la Universidad Andrés Bello y la Universidad de Chile, que traen cursos para conocer el proceso completo. También abrimos nuestras puertas a jardines infantiles, colegios y adultos mayores a través de visitas gratuitas. Mariana, mi hija, lidera una hermosa iniciativa con grupos de mujeres que hacen arpilleras inspiradas en Violeta Parra, con mensajes sobre el medioambiente. Se reúnen en nuestras instalaciones a bordar y compartir. Es algo que nos nutre a todos, no solo en lo creativo, sino también en lo humano”.
¿Qué importancia ha tenido el turismo y el arribo del Tren del Recuerdo en la zona?
Ha sido una tremenda iniciativa. La comunidad de Llay-Llay ha hecho un esfuerzo enorme para que el tren llegue hasta aquí, y hoy es una vía maravillosa para acercar a las personas al valle. Nos alegra recibir visitantes que vienen en el tren y que se sorprenden con todo lo que esta zona ofrece: viñas, gastronomía local y, por supuesto, nuestras alpacas. Ha sido una forma muy bonita de apoyar al territorio y visibilizar los emprendimientos de la zona.
¿Cómo describirías a la clientela de Quintessence?
Es una persona que valora la comodidad, lo natural, la elegancia sin estridencias. El rango etario va desde los treinta hasta los cien años, mujeres y hombres, eso nos encanta. Varios han llegado a nosotros por Josefa Isensee, embajadora de la marca que transmite muy bien nuestra esencia. No somos fast fashion, porque nuestras prendas son hechas para durar toda la vida y para sentirse bien al vestir.
¿Qué desafíos se vienen?
Estamos trabajando en certificaciones de bienestar animal, producción limpia y trazabilidad. También vamos a lanzar oficialmente el e-commerce. Pero más allá de eso, nuestro gran desafío es seguir haciendo bien las cosas. Cuidar a los animales, producir calidad y transmitir a las nuevas generaciones que se puede hacer empresa con conciencia y belleza. Queremos seguir siendo una empresa pequeña, pero con un impacto profundo.
https://es.quintessencealpacas.com
www.instagram.com/quintessencealpacas