Prendo la cámara del Zoom y tengo frente a mí a una de mis alumnas, de unos cuarenta y cinco años, en una sesión personalizada. Por la próxima hora profundizaremos en lo que ella quiere lograr, hablaremos de lo que desea, de lo que no quiere, de lo que sucede en su vida actualmente y cómo trabajar en esos bloqueos que la limitan.
“Quiero ser feliz” –me dice. “Quiero sentirme plena en todo momento”, me responde cuando le pregunto “qué quieres”.
Yo tomo mi lápiz y me río, ¡no de ella por supuesto!, sino por el desafío que supone. Quiere lo que todos quieren (y piensan que llega como por “arte de magia”), pero pocos deciden seriamente hacerlo una realidad.
“Perfecto” –le digo–, “es totalmente posible y para esto, tenemos que mirar todos los aspectos de tu vida, comenzando por los que no te hacen feliz y por qué los has creado en primer lugar. ¿Empezamos?”.
Después de años en el rubro de la transformación personal estoy convencida de que la “felicidad” es una decisión y un conjunto de hábitos que la sustentan en el diario vivir. Es más, pienso que se trata de algo mucho más simple y absolutamente inherente al ser humano. Algo que emerge de forma natural cuando simplemente estamos bien.
Pero “estar bien” es tremendamente subjetivo. Si pudiéramos llevarlo a lo concreto al menos recomiendo mirar los siguientes tres aspectos: nuestra relación con nosotros mismos, nuestra relación con los otros y lo que queremos permitirnos experimentar en este mundo. Recuerdo que cuando trabajé en cada uno de estos, mi vida entera se transformó para mejor, y fue simple.
La mayoría de las veces se trata de “deshacer” lo que no nos hace estar contentos, porque estar bien y tranquilos emerge como algo natural cuando no hay algo que “enturbie” ese estado. Por lo tanto hay que ver qué lo enturbia y hacernos cargo.
Después de todo, tú creas tu realidad en todo momento y si no eres feliz, debes comenzar por entender qué no te está haciendo feliz y por qué has permitido y/o creado esas circunstancias en tu vida.
La ironía es que buscamos la “píldora mágica” a un problema que probablemente arrastramos hace años. La insatisfacción personal en nuestras vidas, al igual que la insatisfacción social, pareciera ser un indicador que nos dice “hay algo que no está bien”. Entonces, nos detenemos y analizamos ¿qué no está bien?
¿Es que acaso estoy en un trabajo que no me gusta? ¿Es que tengo creencias de deber ser que no me permiten ser quien quiero ser? ¿Creencias de escasez que no me permiten tener más de lo que tengo ahora? ¿Es que mantengo relaciones tóxicas en mi vida? ¿Cuáles y por qué? ¿Es que no le doy a mi cuerpo lo que necesita para estar fuerte y sano? ¿Es que no estoy viviendo las experiencias que me gustaría vivir en este mundo?
La felicidad, así como cualquier emoción expansiva, pareciera ser más un estado interno que se elige, construye, riega y mantiene, versus una emoción que “llega o llegará algún día por arte de magia”.
Pero ¿qué opinas tú al respecto? ¿Nos quedamos sentados esperando que algún día nuestra vida cambie y seamos felices? ¿O tomamos nuestra felicidad en nuestras manos y cambiamos los aspectos que no nos hacen felices?
Estamos comenzando el 2021, más allá de lo que queremos tener y hacer, ¿cómo nos queremos sentir?