Leí en la prensa, hace pocos días, que un turista argentino se quejaba que no nos entendía nada cuando hablábamos. “Hablan solo de animales”, dijo.
Escuchó al salir del restaurante: “Comí como chancho y con la cuenta quedé pato”. Lo que pasa, es que este “gallo” debe ser la primera vez que viene a Chilito. Mientras esperaba un taxi, pasaron dos “cabros” discutiendo, y uno decía: “Te voy a sacar la cresta” y el otro respondía: “Oye, pajarón, te creís muy choro”. Entre tanto, vieron pasar varias “cabras” y una era una “galla caballa”. Como la miraban mucho, con razón le dijo a uno: “Qué mirai, sapo”.
Los “cabros” seguían conversando mientras hacían una “vaca” juntando plata para hacer la “chancha” y no ir a clases. En eso, pasó un “guanaco” y los dejó mojados, ya que el chofer pensó que había “gato encerrado”.
Creo que el argentino salió curado del restaurante con nuestros exquisitos vinos, o es una de dos: un “pelagatos” o es más tonto que los “perros nuevos”.