Hoy, la prensa porteña trae un reportaje sobre Playa Ancha. Seguramente porque hace pocos días la misma prensa informaba, en primera página, el incendio de una de sus características casonas de madera de tres pisos, ubicada en Calle Amunátegui, a un costado de la plaza y frente al Regimiento Maipo. Esta propiedad pertenecía a mi tía Laura, casada con Luis Bravo.
A esa casona íbamos los fines de semana, festivos y fiestas de fin de año. Como vivíamos en Villa Alemana, nos recibían y alojábamos en piezas preparadas para nosotros. La tía Laura siempre nos invitaba.
Con mis tíos Eduardo y Gregorio iba al estadio a ver jugar a Santiago Wanderers con Campos, Toro y Sáez. Sus goles los indicaban con unos pequeños banderines izados en dos astas de banderas, a un costado de la cancha.
Recuerdo que a pocas horas de las doce de la noche para el Nuevo Año, salí a recorrer sus calles, para no tener sueño, y cuando pasé delante de un bar salió un “curadito”, algo común en esos años, quien me dijo: “no tomo más hasta el próximo año”.