Persecución covid

“¿Nos cuidamos separándonos o uniéndonos?”

Una amiga me llama desconsolada, me cuenta que a su marido le ha dado Covid y que ella espera los resultados de su examen PCR. Al pasar de los días resulta que su resultado es negativo (aunque parezca extraño), sin embargo, deciden pasar por los once días de aislamiento total recomendados por el Ministerio de Salud. Me cuenta que sus vecinos la apoyan, le hacen favores e, incluso, le entregan entretenidos juegos para los niños.

Al pasar de los días me vuelve a llamar, esta vez profundamente afectada por la reacción de su entorno cuando, terminada su cuarentena, vuelve a los espacios comunes del condominio. “Mis vecinos me rechazan, se alejan de mí y oigo como comentan. Algunos incluso les dicen a sus hijos que no se junten con los míos, aun cuando todos nos hicimos PCR y cumplimos las cuarentenas”.

Miedo.

Por supuesto, la intención detrás de estas acciones es proteger: proteger a tus seres queridos separándote de un enemigo invisible: un virus que se ha tomado la atención del mundo entero. No es personal, no es “contra ti” es “contra un eso”, pero a fin de cuentas la consecuencia es la misma: nos estamos separando de quienes queremos y de otros.

Con la mano en el corazón debo pedirte que no vivamos juntas, porque tienes más exposición que yo a otras personas y debo pensar en mi hijo”, le dice una hermana a la otra en una conversación telefónica de una persona cercana que escuché hace unos días.

Por un lado, fue lindo observar la comprensión de la hermana quien le dijo te entiendo, me buscaré otro lugar donde vivir y, por otro lado, la penosa separación que el miedo produce.

Conocemos muy bien los efectos físicos del Covid, pero ¿entendemos con la misma claridad el efecto del aislamiento prolongado? ¿El estigma social que se produce? ¿Que los niños dejen por años de interactuar con sus pares? ¿Que los abuelos estén solos por meses en sus últimos años de vida? Estoy segura que no soy la primera que me he hecho estas preguntas.

La revista científica The Lancet en su artículo “El impacto sicológico de las cuarentenas y cómo reducirlos” hace un extenso análisis de las consecuencias de las cuarentenas en las personas, expresando que “el impacto psicológico de las cuarentenas es amplio, sustancial y puede durar mucho tiempo…

Ya sea que estés de acuerdo o en desacuerdo con las medidas preventivas globales, ese no es el punto de esta columna. El punto es ¿cómo podemos unirnos para enfrentar un desafío común en vez de separarnos?

Vivimos de supuestos, esos supuestos son historias que crean emociones en nosotros que, en consecuencia, generan acciones. A la fecha de hoy (11 de abril 2021), la OMS en su sitio oficial muestra una tasa de mortalidad de un 2,16%. Esto quiere decir que, si contraes COVID a la fecha, tienes un 97,84% de posibilidad de supervivencia (¡estas son buenas noticias!).

Lo que podríamos mirar es lo que realmente nos está separando y deteniendo el mundo. ¿Es el 1,71% de contagiados por COVID a nivel mundial que muestran las cifras oficiales de la OMS al día de hoy? ¿O el 0,037% de fallecidos por la misma causa? ¿O es algo más, mucho más invisible y mucho más propagado?

A mi parecer, es muy importante que no perdamos perspectiva y no nos contagiemos de ese algo mucho más poderoso que nos separa, divide y amenaza un futuro mucho más esperanzador para todos: el miedo.