Escuchar a los pacientes. Tomarse más de una hora con cada uno. Comprender que las personas somos un todo y que, cuando enfermamos, así debe tratarse: integradamente. Esos son los principios que hay detrás de NeoSer, la clínica creada en Santiago por la penquista Paulina Vega que, a solo meses de abrir, ya tiene agenda copada y pronta a abrir sucursal para revolucionar también su ciudad natal.
Por Monserrat Quezada L. / Fotografías Sonja San Martín D.
Paulina Vega no sabía si quería estudiar Medicina por seguir a su padre o por su propia pasión, hasta que siendo aún una escolar, lo descubrió: “Estábamos en clases de Gimnasia Artística y una niña se cayó de espalda, tan fuerte, que no podía respirar. Apliqué una maniobra que me había enseñado mi papá y funcionó. Fue un momento muy fuerte”. Así, la satisfacción de salvar una vida le mostró el camino correcto. “Además, siempre lo acompañaba a su consulta, donde empecé a ver las mejorías de sus pacientes y lo que a él le provocaba tanto cariño y tanta felicidad que me impulsó a buscar una carrera que me hiciera sentir eso”.
Es difícil hablar de tu vida profesional sin hablar de la de tu padre, Sergio Vega Molina, quien fue pionero en este tipo de medicina menos convencional en Concepción
Así es. Esta corriente no existía acá. Él se acercó a esto por el médico peruano naturópata Carlos Casanova Lenti. Él estaba dando una charla en el hospital, alrededor del año 79, y mi papá, que estaba de turno, entró porque necesitaba un lugar donde descansar. Él cuenta que cuando lo escuchó no pudo quedarse dormido porque le llamó la atención de inmediato. Luego se le acercó y el doctor Casanova le ofreció enviarle libros por correo postal, y así empezó sus estudios en esta materia. Con él conoció lo que significaba la alimentación en la salud, preguntarle al paciente por sus emociones, darle más tiempo. La gente necesita ser escuchada, no necesariamente llenarla de pastillas.
¿Cómo fue para él ser el primero en esto?
Lo trataban de brujo y charlatán al comienzo, hasta que empezaron a ver los resultados maravillosos que tenía en los pacientes, hasta el punto en que colegas muy convencionales le derivaban casos, porque él podía tratar patologías muy complejas. Él se atrevió, fue súper valiente, le encantaban los desafíos. Su amor era su familia y sus pacientes. Era algo muy intenso para él. Tener una inspiración de ese tipo al lado me marcó absolutamente.
¿Siempre supiste que te querías dedicar a esta área de la Medicina?
Sí. En la Universidad (de Concepción) yo era la alumna alternativa. No quería dedicarme a las áreas convencionales. Lo veo como una ventaja porque muchos médicos se dan cuenta después de años de ejercer la medicina convencional, cuando les llega la frustración porque no les quedan muchas herramientas para ayudar a los pacientes, o cuando ven que lo que era tan lógico, ya no sirve. Recién ahí empiezan a cuestionarse. Yo, en cambio, toda la vida supe que había algo más. Me siento afortunada. Con mi papá siempre fuimos uno parte del otro, muy cercanos, e incluso parecidos físicamente. Siento que llegué a este mundo con la misión de continuar lo que él empezó.
Una vez egresada, ¿cómo siguió tu carrera?
Estudié Medicina Biorreguladora, en la Universidad Mayor, y después he tomado cursos, como el de nutrición ortomolecular. En ese entonces yo había leído libros, recomendados por mi papá, que mencionaban que los alimentos son información, que cumplen una función incluso más allá de los macronutrientes. Uno típico es el Cerebro de Pan, pero lo que decía me parecía una locura y lo abandoné pronto. Luego, en el curso, escuché más evidencia y argumentos, me hizo sentido y me miré a mí misma. Me tomé exámenes y tenía la insulina alta. Eso me hizo retomar la lectura. Intenté seguir las recomendaciones tradicionales, de cambiar la típica leche con cereales azucarados a los integrales o avena. Pero mis exámenes estaban peor. Y cuando realmente hice un cambio alimentario, siguiendo las recomendaciones de ese libro y mis nuevos estudios, mis índices se arreglaron. Entonces me di cuenta de que no podía trabajar solo con medicamentos o suplementos, porque los alimentos son parte de la vida. Lo mismo con el movimiento y la actividad física. Por eso, hice un diplomado en Medicina Deportiva en la Universidad Católica. Actualmente estoy estudiando Homeopatía en Buenos Aires, y me crucé con la Medicina Funcional, que es el concepto que estoy divulgando actualmente.
¿Cuándo y por qué te fuiste a Santiago?
Me fui a estudiar y me quedé porque conocí a mi marido que es de allá. Además, hay muchas más redes para generar más impacto. Pero me encanta Concepción, viajo todos los meses a atender pacientes y creo que puedo hacer mucho por las personas de la zona con esta modalidad, sobre todo considerando los planes cercanos de abrir una sucursal de NeoSer aquí y del trabajo que estamos haciendo con el Centro Vega Salud.
UN NUEVO SER
Fue en un congreso en Lima, de Medicina Funcional, cuando en su menté surgió lo que se transformaría en la clínica NeoSer: “el noventa por ciento de lo que escuché ya lo sabía, y eso me hizo clic. Sentía que en mi cabeza tenía algo que faltaba en Chile, que nadie lo estaba aplicando de la misma manera”.
¿Cómo se fue concretando?
Abrí mis redes sociales el 2016 y, gracias a eso, mi agenda se empezó a llenar. Se me ocurrió que si las usaba para educar, la gente iba a entender más y justamente eso ocurrió, pero llegó un momento en que estaba colapsada. Mi marido me sugirió abrir algo propio y mi socio actual es un primo de él, al que le encanta emprender y le gusta mucho lo que hago, incluso es mi paciente.
Y entremedio quedaste embarazada
Así es. Mi hijo Matías fue parte de todo el proceso, y se podría decir que vieron la luz casi al mismo tiempo, porque él nació en julio del 2018 y en agosto arrendamos la oficina actual. Cuando estábamos en proceso de remodelación, llegaba espontáneamente gente que quería trabajar conmigo y aprender. Finalmente, luego de todos los permisos que se requieren y que enlentecen un poco el proceso, empezamos la marcha blanca en marzo de este año, pero la gente estaba esperando con tantas ganas que en setenta y dos horas había cien horas agendadas. Entonces decidimos incorporar a todo el equipo de inmediato.
¿En qué consiste NeoSer?
Es un centro de medicina funcional y estilo de vida, donde nos enfocamos en el paciente más que en la enfermedad. Creamos fórmulas personalizadas con un trabajo transdisciplinario único. En nuestro equipo trabajan médicos, nutricionistas, psicólogos, coachs y personal trainers, con quienes estamos en constante comunicación para tratar a nuestros pacientes de manera integrada. El poder crear algo para esa persona particular, involucrando tantas áreas, es un arte. Es algo que nos tiene muy orgullosos.
DIET DOCTOR
Diet Doctor es la página web y comunidad en línea más grande del mundo en cuanto a alimentación cetogénica y baja en carbohidratos, que es la que promueve principalmente NeoSer. Recientemente, Paulina fue invitada a ser una de las docentes de los cursos que Diet Doctor ofrece para las personas de habla hispana. “Me gusta mucho esa comunidad porque es muy seria: quienes entregan información son médicos y nutricionistas registrados y, además, se autofinancia gracias a la membresía del público, sin publicidad de ningún tipo, lo que los mantiene independientes. La idea no es lucrar sino difundir”.
¿Cómo se gestó tu incorporación al equipo?
Estaba en un seminario representando a Chile, en el Teatro Municipal de Las Condes, y en el público estaba Kim Gajraj, quien es editora de Diet Doctor en español. Ricardo “Pollo” Chávez, a quien conocí a través de las redes sociales, fue nuestro nexo. Ella luego habló de mí en Suecia, que es donde se ubica la sede, y Andreas Eenfeldt, el fundador, quiso que fuera la próxima docente. Me invitaron a grabar a Suecia y para mí, ser parte del equipo y además conocer Europa, era un sueño. Grabé dos cursos que ya están disponibles y pude conocer a Andreas en persona, lo cual fue muy inspirador. También estaré trabajando en la sección de preguntas y respuestas de los miembros del sitio.
Y además vi que te reuniste con el embajador de Chile en Suecia
Sí. Kim tiene un amigo que trabaja para el embajador y le habló de mí. Él pidió la reunión. Le fuimos a contar de las actividades que teníamos planificadas en Suecia, el estilo de alimentación que proponemos y la idea de colaborar entre los países. Esto, sobre todo considerando que hay una comunidad grande de chilenos que viven en Europa y salieron ideas interesantes, como un congreso o conferencia para médicos de habla hispana. Fue muy simpático. Estuvimos cerca de una hora reunidos.
Muchos de estos logros tienen relación o se han concretado gracias al éxito de tus redes sociales y a las personas que has conocido a través de ellas, ¿cómo manejas este tema?
Me encanta, pero sin duda te pone en un lugar vulnerable y fácilmente criticable por el anonimato que da una pantalla. Pero yo lo tomo como una oportunidad de enseñar y que me ha abierto muchas puertas. Quiero ser esa persona que te muestra la importancia del estrés, la alimentación, el ejercicio y la buena relación con las personas. Todo eso influye en la salud y debemos ponerlo en práctica, incluyendo las redes sociales, promoviendo una sana convivencia.
¿Cuáles son los planes para NeoSer?
Próximamente empezaremos a hacer investigación sobre dieta baja en carbohidratos. Además, pretendemos expandir el impacto de NeoSer. Queremos abrir nuevas sucursales, además de la de Concepción, y también atendemos a distancia. Tenemos pacientes fuera de Chile.
¿Cuáles son los planes para Concepción?
Mi papá falleció recientemente y con mi madre, Margot Muñoz, y mi familia, estamos trabajando en seguir su legado. Por eso, nos interesa que la gente sepa en Concepción que esto no se acabó, todo lo contrario, pues aparece una nueva generación. Actualmente, estamos atendiendo como Vega Salud, que era el sueño de mi padre. Próximamente, llegará NeoSer, que continuará esa meta de vida: ayudar a la mayor cantidad de pacientes posible.