Cuando Paulina se convirtió en mamá, entendió que la maternidad era mucho más que fotos tiernas y consejos de manual. Sintió la soledad, la exigencia desmedida, el peso de creer que debía poder con todo. Y la culpa, la bendita culpa de no ser suficiente, que desconecta y te roba la calma. Fue en esa vulnerabilidad donde nació @tribu.de.mamas, una comunidad para vivir (y sobrevivir) la maternidad, que hoy reúne a cientos de mujeres bajo una premisa simple y poderosa: maternar no tiene por qué ser en soledad. Ahí las madres comparten sus miedos y alegrías, sus desvelos y aprendizajes, pero, sobre todo, encuentran escucha, apoyo y comprensión. Porque, como dice Paulina, “una mamá feliz, hace hijos felices”.
Por Macarena Ríos R./ Fotografías Javiera Díaz de Valdés y gentileza entrevistada
Paulina tiene treinta y ocho años, un gato, dos hijos —Liam (5) y Nicolás (3)— y una tribu de mamás. Simpática como ella sola, resuelta y extrovertida, dice que luego de dos carreras fallidas se puso matea y terminó estudiando Gestión de Negocios en la UVM, con una beca en Francia. Pero esta entrevista no se trata de su periplo académico, ni de su viaje a Croacia, a donde partió a estudiar el idioma materno, ni de la mala memoria que dice tener o de lo desordenada que dice ser. Tampoco de que su marido se convirtió en el primer australiano en entrar a nuestro país con la e-visa en pandemia para estar en el parto de su primer hijo. Se trata de visibilizar la importancia de las redes en la maternidad.
“Con una amiga, Andrea (Zamora), tuvimos a nuestro primer hijo casi al mismo tiempo. Estábamos asustadas, chatas, cansadas, enamoradas de las guaguas, y de nuevo chatas… Entonces dijimos: oye, no podemos ser las únicas que están así. Y se nos ocurrió crear un grupo de Facebook: Tribu de Mamás Montemar. Luego se unió la Cata González, junto con la Sofía Errázuriz y Constanza Walter, y formamos la comunidad de wasap donde a través del boca a boca se fueron sumando más y más mamás. Era muy entretenido porque pelábamos a los maridos, compartíamos frustraciones, nos dábamos datos, y nos desahogábamos mucho. Era increíble saber que había tantas mujeres en la misma que tú. Siempre es bueno saber experiencias de otras personas porque te das cuenta de que no estás sola”.
¿Qué huellas dejó en ti la maternidad?
La huella más importante fue cortar patrones. Hacer familia sin repetir los errores que pude ver en la mía desde chica. Te vas a equivocar, pero el tema es intentar hacerlo cada vez menos, buscar la ayuda necesaria y asumir los errores. Y en ese equivocarse me gustaría enfatizar lo siguiente: dejemos de romantizar la frase, “mamá, lo estás haciendo bien”, porque hay veces en que no es así y necesitamos ayuda. Una amiga me dijo: “Pau, no lo estás haciendo bien” y, gracias a eso, comencé terapia y me ayudó un montón.
¿Qué carencias o desafíos propios de la maternidad quisiste transformar en esta comunidad?
¡Carencia de la verdad! Nadie, pero nadie, te cuenta realmente cómo es esto. Entonces el primer desafío era ese: en la tribu hablemos con la verdad. Hablemos de que nos da rabia que el marido se meta al baño apenas llega del trabajo, hablemos de que estamos chatas de dar papa, que estamos chatas de estar muertas de sueño, de que estamos feas, locas, gritonas, etc. Compartamos lo lindo, pero también lo feo de ser mamá. Apañémonos, tirémonos para arriba, empoderémonos entre todas, porque al final, con apoyo, todo se logra.
¿Cuál es el sello de Tribu de Mamás?
Motivar a las mamás, empoderarlas. Siempre intentamos que las mamás vuelvan a sentirse mujeres. Hacemos actividades y ofrecemos beneficios y convenios con marcas que, a través de sus productos o servicios, ayudan a que las mamás se sientan un poquito mejor. Nos preocupamos del glow up de todas, luego de ser mamás.
CRIAR EN TRIBU
Actualmente, la Tribu cuenta con más de ochocientas mamás, ochocientas historias únicas e irrepetibles. “Creo que las dos historias que más nos han conmovido y que más nos han demostrado que somos una comunidad unida, donde encuentras amigas reales, fue la pérdida de la guagüita de Sofi, quien fue durante harto tiempo una de las administradoras de la Tribu, y el caso de Brenda, nuestra actual periodista encargada de comunicaciones, que pasó por un cáncer horrible. En ambos casos nos preocupamos de que se sintieran acompañadas, queridas y valoradas dentro de la comunidad.
¿Cómo soñaste que fuera este espacio?
Soñé en hacer un grupo de mamás que sintieran confianza en contar sus cosas y lo tenemos; soñé con mamás que se juntaran y compartieran con los hijos y lo tenemos; soñé con motivar a mamás para que se pusieran lindas y salieran a carretear para olvidarse de la maternidad, y también lo tenemos. Y lo más importante, logramos acompañar a mamás a sentirse comprendidas en esta etapa. En verdad, estoy feliz con lo que hemos logrado en la tribu.
En un mundo que muchas veces romantiza la maternidad, ¿cómo logras mostrar también la vulnerabilidad, el cansancio y los miedos sin tabúes?
Generalmente, en los mismos grupos de wasap van saliendo los temas tabúes, todas opinan, todas tienen sus distintas experiencias. El tema está en no tener miedo a contar lo que nos pasa, porque nunca vas a saber si otra mamá está en la misma que tú a menos que lo cuentes. Por eso hacemos talleres todos los meses, donde abarcamos distintos temas relacionados con la maternidad para entregar herramientas necesarias para sobrellevar todo lo que implican los primeros años de crianza.
¿Cuáles son esas herramientas?
Primero, el acceso a la comunidad. Hablar con mamás que están pasando por lo mismo, ya es un gran apoyo y desahogo. Tenemos Play Dates, que son juntas con mamás e hijos en alguna cafetería kidfriendly, también la esperada y famosa Mom’s Night, que básicamente es un carrete mensual donde lo pasamos chancho; hacemos talleres como los “Working Moms”, eventos familiares (papás incluidos), actividades outdoor, y cada vez van saliendo más y más ideas de actividades que nos ayudan a que la maternidad sea más llevadera.
¿Qué impacto ha tenido la tribu en tu propia forma de maternar y de mirarte a ti misma como mujer?
En estos cinco años me convertí en otra Paulina, donde soy más de estar en la casa, cuidar mi círculo cercano y preocuparme de amar cada aspecto de mi vida actual. Agradezco hasta la decoración que tengo en el baño. Y desde hace unos meses diría que empecé recién a dejar la pinta de “mamá un poco descuidada”, a ver lo que me hace falta para estar bien conmigo misma y tomar cartas en el asunto. Esto lo cuento para que las mamás que dicen que se dejaron estar después de la maternidad se den cuenta de que no es tan fácil ni rápido como lo pintan, yo me demoré cinco años.
¿Qué sueñas para Tribu de Mamás en los próximos años?
Que crezca mucho, que sea un espacio seguro donde cada integrante sepa que puede confiar en la mamá con la que está hablando al otro lado del teléfono. Sueño que todas formemos una comunidad donde realmente logremos que digan “entré a la tribu y mi maternidad ha sido más fácil”.
¿Qué mensaje quieres dejarles a las mujeres que maternan hoy y sienten que no pueden con todo?
Que es real, que no podemos con todo solas. Antiguamente las mujeres criaban en tribu, entonces no es algo raro ni nuevo, lo nuevo es esta tendencia de la “Super Mom” que no existe. Mi frase sería: pedir ayuda, pedir apoyo y encontrarlo, va a hacer que tu maternidad sea mejor. Nunca olvidar que una mamá feliz, hace hijos felices.
¿QUÉ ENCONTRARÁS EN LA TRIBU?
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- Descuentos y actividades
- Apoyo a emprendedoras
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@tribu.de.mamas