Con tres décadas de trayectoria en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la investigadora ha centrado su labor en el estudio y fortalecimiento de las comunidades educativas, guiada por una sólida vocación pública.
Su compromiso y pasión por la Psicología se sustenta en la convicción de que la investigación sea útil para transformar la realidad de las personas y promover su bienestar psicológico y social.
Desde sus inicios en la psicología, la vocación pública ha permeado su vida y su trabajo. Conocer al individuo y sus comunidades, observar sus necesidades y sueños y apoyar su proceso de desarrollo y autoconfianza siempre le ha resultado fascinante, por lo que desde que egresó de la Universidad se ha mantenido en contacto con las personas y el territorio.
La carrera profesional de Paula Ascorra, psicóloga y doctora en Psicología, se inició formalmente en el Servicio de Salud de Valparaíso – San Antonio, donde ejerció funciones en diversos programas de salud mental comunitaria. Posteriormente, teniendo la posibilidad de incursionar en el ámbito empresarial, optó por orientar su labor hacia la academia, ingresando a la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), donde se ha desempeñado por más de 30 años.
Su arribo a la casa de estudios representó un desafío significativo, que le exigió un arduo trabajo creativo y al mismo tiempo le ofreció un conjunto de oportunidades de crecimiento académico y profesional. Desde entonces, la docente ha desarrollado una destacada labor en investigación y ha ejercido diversos cargos de gestión, tanto al interior de la Escuela de Psicología como de la Universidad.
¿Cuál es el foco de su trabajo investigativo?
Actualmente estoy trabajando en varios proyectos de investigación que dialogan entre sí. En uno de ellos busco comprender la formación ciudadana de las élites. Este es un tema muy interesante, pues Chile es un país altamente segregador, entonces, ver cómo algunos colegios de élite están formando a los jóvenes es abrir una ventana a comprender qué tipo de personas ejercerán en el futuro posiciones de liderazgo. En mi investigación no quisimos centrarnos únicamente en la élite tradicional, sino que incorporamos la noción de “élite pública”, para incluir también a los establecimientos municipales que aún logran mantener buenos resultados educativos. La pregunta que nos orienta es cómo se forma ciudadanamente a los jóvenes y la verdad es que es muy distinta en ambos contextos. Existe una disputa respecto de lo que se entiende por ser ciudadano.
¿Cuáles son esas diferencias observadas en el estudio?
En algunos colegios privados el representante de los estudiantes que tiene responsabilidades deliberativas, de articulación y de negociación viene designado por autoridades del colegio o por un grupo de compañeros. Indirectamente la élite aprende que, en todos estos procesos, quien gestiona está nominado. Incluso en varios colegios existe un traspaso de linaje. Es una forma de organización política que ya tiene un sello, que tiene que ver con una historia que se va heredando o se construye en un contexto de amistad. Hay que entender que menos del 10% de los estudiantes chilenos permanecen con sus compañeros durante toda su educación escolar.
En la mayoría de los colegios y escuelas de Chile los estudiantes van cambiando de compañeros. En algunos casos esto es inevitable, pues el paso de educación básica a media exige cambio de colegio. Luego, en la gran mayoría de colegios privados se da ese tiempo largo para que los compañeros y sus familias se puedan conocer y desarrollar lazos afectivos y de amistad. En cambio, lo que ocurre en los colegios públicos no tiene nada que ver. Allí el centro de estudiantes no solamente se elige porque es normativa, sino porque en realidad recoge la necesidad del alumnado. Es decir, tiene reconocimiento, legitimidad y agencia. Por otra parte, en Chile la investigación de las escuelas de élite se centra, mayoritariamente, en establecimientos de hombres, porque efectivamente son ellos los que han llegado al poder, pero nosotros también nos desafiamos a ampliar la mirada e incorporar a las mujeres.
¿Y qué diferencias se observan entre hombres y mujeres?
El caso de las mujeres es totalmente distinto. A pesar de que las preparan para ser profesionales, en algunos colegios privados las mujeres quedan ancladas a un “ideal” que les demanda ser dóciles, simpáticas y amables. Las mismas compañeras imponen un ideal de cuerpo, de forma de llevar el pelo, de ropa, que tiende a estandarizar la imagen personal y hacer que se vean muy homogéneas.
En alguna medida, no tienen permiso para “caer mal” ni “ser diferentes”. Las jóvenes de colegios públicos, en cambio, disputan el poder, se organizan, salen a marchar y quieren diferenciarse. Se permiten jugar con estilos de ropa, de color de pelo, formas corporales, etc. Son modelos súper distintos respecto a qué se entiende por ser mujer, pues mientras una anhela disputar un espacio de poder, la segunda aspira a no revertir el orden social.
CONVIVENCIA ESCOLAR Y BIENESTAR DE LAS PERSONAS
La académica de la PUCV también lidera iniciativas en materia de convivencia escolar y actualmente se encuentra trabajando en un proyecto del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, donde convergen varias instituciones de educación superior y distintas disciplinas con el propósito de contribuir a que Chile tenga una educación con mayor inclusión y de calidad. Asimismo, junto a académicos de distintas áreas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, participa en el proyecto de creación del Centro Interdisciplinario de Investigación en Biomedicina, Biotecnología y Bienestar, desarrollado en el marco del FIU Frontera, un fondo del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación que la PUCV se adjudicó en 2024.
¿En qué consiste el proyecto que desarrolla en el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva?
Yo soy la investigadora principal de la línea centrada en la convivencia escolar. Desde nuestra Escuela de Psicología hemos desarrollado una interpretación de la psicología educacional que considera que los procesos de enseñanza y aprendizaje están mediados por variables psicológicas y sociales. Nos diferenciamos de otros centros en Chile que se enfocan en lo pedagógico, por ejemplo, cómo enseñar las matemáticas o lenguaje. Nuestro foco es desmarcarnos de entender la inclusión como discapacidad. No se trata de aceptar solo la discapacidad en la escuela, sino de cómo incluimos, promovemos, gestionamos y manejamos las variables que inciden en el aprendizaje, por ejemplo, el clasismo o la migración.
En otro ámbito, ¿Cuál es la labor que usted realiza en el proyecto FIU Frontera?
En ese proyecto lidero la línea de bienestar, bajo la tesis de que como todo en el mundo ha avanzado, también lo ha hecho la concepción de la medicina. Antes el paciente se entregaba a una autoridad médica que “todo lo sabía” y lo que en realidad tenemos que formar es un paciente con agencia, que pueda participar activamente en su proceso de mejora. La medicina también debe tener un enfoque comunitario, o sea, una forma de vida en que la comunidad acompañe. Los grandes problemas actuales de salud mental se relacionan con la soledad y si no existe una comunidad que acompañe no sirve un sistema eficiente. Se necesitan generar redes de apoyo y de construcción de bienestar.
¿En qué otro proyecto participa actualmente?
Formo parte de un proyecto Anillo muy hermoso sobre pluriversos climáticos, que parte de la premisa de que estamos en una crisis no solamente ambiental, sino social y epistémica; es decir de cómo comprendemos la naturaleza. Tradicionalmente hemos comprendido la naturaleza como un recurso del cual hacemos uso para generar desarrollo y riqueza. Tendemos a estandarizar formas más eficientes de ciudades, de carreteras, de producción de alimentos, etc. Los pluriversos buscan instalar y visibilizar otras formas de habitar y reconocer otros conocimientos. Estamos recogiendo y sistematizando saberes populares, como la yerbatera, la componedora de huesos, la cantora a lo divino, como una forma de abrir nuevos horizontes de futuros.
Considerando los diversos proyectos que se encuentra ejecutando, ¿cómo proyecta su carrera profesional en los próximos años?
El proyecto pluriversos me ha enseñado que el futuro es mucho menos predecible de lo que uno cree y eso tiene la ventaja de poder ir adaptándose a los cambios y bajar las expectativas por algo que no se logra. Además, nos ayuda a aceptar y agradecer lo que está pasando, pudiendo disfrutar lo que sucede hoy. La verdad es que no sabemos qué va a pasar mañana y; sin embargo, tenemos que imaginar un futuro donde vivir. Sueño con construir comunidades amables; un Chile más acogedor, más integrado y con un mejor vivir.





















