Movimiento Sereno. Rachelle Chinnery

Por Jessica Luna, arquitecta

Rachelle Chinnery, artista instalada en la costa occidental de la Columbia Británica, Canadá; ha procurado desarrollar su oficio de ceramista sin perder el rumbo, lo que le ha permitido realizar su trabajo no solo como una manifestación estética desconectada, sino que también centrada en las percepciones de las vivencias cotidianas, entendiéndolas como una conjunción de sentidos, afectos y experiencias sensitivas.

No estuvo interesada en la alfarería hasta que sostuvo una modesta y discreta taza marrón de cerámica muy antigua en una pequeña tienda en la ciudad de Tokio. Este gesto casual resonó con sus sentidos, como una descarga de experiencias y vivencias, reconduciendo su vida sin retorno alguno. Buscó maestros alfareros y durante cuatro años estudió cerámica en diversas ciudades de Japón (1991-1994) y luego realizó estudios formales de cerámica en el Sheridan College y en la Emily Carr University. Sus constantes expediciones por la costa occidental de la isla de Vancouver le proporcionaron una importante fuente de inspiración para su trabajo escultórico y tallado de porcelana. Fueron las algas marinas las que llamaron su atención: fotografiarlas muy de cerca y a nivel del mar le abrió un universo de formas, colores y luz particular, que a poco andar transformó en una práctica regular.

Una de las peculiaridades de trabajar con la porcelana es que esta tiende a perder su forma. Después de muchos intentos fallidos, Rachelle decide acoger esta deformación, desarrollando un diseño de superficie a mano alzada que fluye con ella, estableciendo un patrón de movimiento sin principio ni fin, como las huellas del agua sobre la arena. Su constante y regular práctica creativa la condujeron a un estado de sentimiento, “que cuanto más cultivas”, señala la artista, “más te encamina a sobrepasar las limitaciones de tu propio pensamiento”. Y le ha permitido acceder al torno en un estado de serenidad y equilibrio, carente de cuestionamientos internos y sin miedo a innovar en su trabajo. El arte, sostiene la artista, es más que un objeto bonito, lo que realmente buscamos son cualidades estéticas en nuestras vidas cotidianas y su ejecución manual le confiere una inversión emocional que trasciende, empoderando y enriqueciendo nuestros espacios personales y colectivos.

Ha expuesto continuamente desde 1999. Su trabajo se encuentra en colecciones de Australia, Corea, Croacia, Italia y Japón. Ha recibido premios, becas y residencias desde 1995 a la fecha. Su práctica se ha ampliado a textiles, bordados y fotografía, que se pueden apreciar en @rochelle.chinnery