Por más de veintiún años Gonzalo ha sido rescatista acuático, ha vivido decenas de experiencias límite y a partir de ellas nació su necesidad de fundar Waterman Chile, institución que fue el primer paso de la Red de Seguridad Acuática en nuestro país. Hoy, bajo el nombre Waterman Woman, es reconocido como uno de los más inspiradores emprendimientos en esta materia. Un sueño que muchos calificaron como “imposible” y que es toda una realidad. “Quiero convertir los medios acuáticos en la nueva cancha de futbol del barrio”, señala.
Texto y fotografías: Soraya Valdivieso
Somos un país con más de seis mil kilómetros de costa, donde se practican infinidad de deportes acuáticos. Si se suman los tres mil setecientos kilómetros de río, los casi siete mil kilómetros cuadrados de lagos y las más de cincuenta mil piscinas, los espacios donde los chilenos interactuamos con el agua nos hace parecer casi lógico que debemos poner más atención a todas las aristas que nos ofrece.
Porque aunque al pensar en olas o chapuzones solo imaginemos diversión, uno de los temas más importantes es la prevención de accidentes. “La cultura acuática es un tema que debería tomar peso en Chile”, explica Gonzalo Lazo, fundador de Waterman Woman. Su organización cimenta estas afirmaciones con cifras: durante un año en Chile mueren 270 personas por accidentes derivados del consumo de alcohol. Por ahogamiento son 344. “Es un número que pasa casi desapercibido, a pesar de su importancia”, dice el experto.
Lo más abrumador es que el noventa por ciento de las muertes por ahogamiento se producen en lugares no habilitados y en el 87% de los casos siempre hubo un amigo o familiar que podría haber prevenido o haber rescatado y entregado primeros auxilios.
Esos porcentajes son los que Gonzalo quiere cambiar desde su liderazgo en Waterman Woman. Este ingeniero, diplomado en Project Management de la PUC y magíster en Innovación sabe que lleva un mensaje que puede salvar vidas e, incluso, cambiar la historia de un país. Hace pocas semanas, comenta emocionado, le notificaron que fue seleccionado en el Festival Internacional de Innovación Social fiiS, donde presentará la organización y sus nuevos proyectos.
¿Cómo se convirtió este tema del rescate en tu proyecto de vida?
Trabajé por muchos años como salvavidas. Siempre me gustó y sabía que era un trabajo importante. Tuve muchos rescates, pero uno me marcó profundamente. En 2001, salvamos la vida a un adulto y un niño (tío y sobrino de doce años) que estaban en los requeríos de los acantilados de Playa Ancha en Valparaíso; fue un rescate de noche, se veía muy poco porque solo teníamos el foco del bote. Cuando llegamos al lugar me di cuenta de que la única forma de salvarlos era llegar a las rocas donde estaban. Fuimos dos personas nadando y les llevamos chalecos. En la roca reventaba un fuerte oleaje y esperamos el set más bajo. Cuando estábamos llegando, sentí que nos chupaba la ola que se estaba formando, tenía cero visibilidad, solo sentía. Finalmente esa ola no rompió y suavemente nos elevó dentro del mar hasta quedar a la misma altura de las dos víctimas, a las cuales les pasamos los chalecos salvavidas, fue mágico. Volvimos al bote con los dos vivos. El tío lloraba muy angustiado y cuando hicimos contacto visual, hizo un gesto con su mano en señal de gracias. Nunca más lo vi. Es lejos el rescate donde más me he expuesto en pos de salvar otras vidas.
DE WATERMAN CHILE A WATERMAN WOMAN
“Desde su creación nuestro nombre fue Waterman Chile, en enero del año 2016, y partimos principalmente realizando entrenamiento de rescate a deportistas acuáticos. Pero desde fines del año 2018 incorporamos la palabra woman, ya que existen mujeres tan capaces y hábiles en disciplinas acuáticas”.
Aunque toda su vida supo de lo importante que es el autocuidado a la hora de interactuar con ambientes acuáticos, fue a partir de las experiencias en el extranjero que en Gonzalo surgió la inquietud de poner más énfasis en la prevención. “Desde el 2010 empecé a ver lo que se estaba haciendo en otros países. Australia e Inglaterra fueron mis ejemplos y durante 2016, en un viaje a Hawái, conocí el concepto de un waterman y comenzó esta historia. Volví a Chile con la intención de llevar a toda la comunidad acuática los tres pilares fundamentales de este concepto”.
¿Cuáles son estos pilares?
Los Waterman Woman promovemos el conocimiento en base a: la práctica de deportes acuáticos, la adquisición de conocimientos y habilidades de seguridad acuática y, por último, la preservación del ecosistema marino.
¿Cómo ha sido la evolución de Waterman Woman en nuestro país?
Quise recorrer Chile con este mensaje. A la fecha ya van novecientas personas entrenadas y hoy estamos en la etapa de multiplicar nuestro impacto, lo que estamos realizando bajo un modelo de economía colaborativa, es decir, aprovechar capacidades instaladas para nosotros articularlas. Para los programas Salva surf y Waterman Junior tenemos embajadores regionales que llevan nuestro mensaje a sus comunidades. Contamos con presencia en Arica, Iquique, Antofagasta, La Serena, Isla de Pascua, Maitencillo, Concón, Viña del Mar, Valparaíso y Concepción.
En la actualidad, ¿cómo describirías la cultura acuática chilena?
Casi inexistente. Es que los deportes acuáticos son caros, de difícil acceso y por eso muchas veces las personas se desaniman antes de conocerlos. Nosotros tenemos nuevos programas que apuntan a solucionar esta problemática, permitiendo el acceso de todos al agua.
¿Existe un antes y un después al realizar el curso?
Se hace evidente una relación distinta con el medio acuático y, en general, con el entorno. Además, tenemos muchos casos de éxito, que nos han llenado de orgullo, como el de Joao Mayorga, el año 2017, que en playa La Boca salvó la vida de tres niñas que fueron arrastradas mar adentro. Ese fue un acto heroico donde, aplicando técnicas aprendidas en Salva Surf, les regaló una nueva oportunidad a tres personas. Como esta, tenemos muchas historias más, lo que por supuesto me impulsa a seguir.
¿Quién es tu máximo referente?
Ricardo Taveira tiene un lugar especial en el ámbito profesional. Nos conocimos en Hawái, cuando fui al curso de Rescate Olas Grande y Tow in Surf, que dictó Romeu Bruno, que es toda una leyenda. Allá realicé el curso de Apnea en Waimea Beach y le dije a Ricardo que eso lo debíamos hacer en Chile. Así fue como ya llevamos diez cursos a lo largo de todo el país y se vienen muchos más.
¿En qué están ahora?
Estamos convirtiendo los medios acuáticos en la nueva cancha de fútbol del barrio, queremos llevar a todas las personas al agua a través del deporte, de manera segura y enseñándoles a cuidar el medio ambiente. Tenemos dos nuevos programas, enfocados a los niños para comenzar a generar cultura desde la cota cero. El primero es “Todos al Agua” con el cual enseñamos habilidades acuáticas para desenvolverse de manera segura en el agua, al menos aprenden a flotar y desplazarse. Este programa lo desarrollamos en nuestro Centro Acuático Móvil Solar (CAM Solar), son piscinas móviles autosustentables con las que viajaremos por Chile, enseñando por cada mes a más de quinientos niños. Es una innovación que no existe a nivel mundial y con el queremos llegar a todos los rincones del país. El otro programa se llama Waterman Junior, un acercamiento a los deportes acuáticos para niños y jóvenes, además de entregarles conocimiento y habilidades en seguridad, primeros auxilios y conciencia medio ambiental. Este programa lo queremos convertir en una liga a nivel nacional, todos estarán en el agua, ya verán cómo.
“Además de todo lo anterior, en mayo y junio del 2019 haremos una expedición Big Wave (olas grandes) por Chile, donde recorreremos aplicando cursos de apnea, rescate y supervivencia. También llevaremos a cabo desafíos ambientales y correr olas grandes con un team de exploradores acuáticos, que por un mes haremos ver el gran potencial que tiene Chile en olas grandes, de manera segura y cuidando el entorno”, agrega.