Tres factores que un médico debe considerar al iniciar su propio centro clínico.
Llevo más de 10 años trabajando en el rubro de la salud, específicamente en el área de marketing y gestión comercial y hace aproximadamente 5 años decidí armar “Marketingmed”, una agencia de asesoría y consultoría en marketing especializada en salud, que nos ha permitido conocer más a fondo los problemas que enfrentan los médicos, centros salud pequeños y medianos en diferentes partes del país.
Muchas son las razones por las que algunas de estas empresas cierran antes de los 5 años y en los siguientes párrafos me interesa abordar los más comunes.
Lo primero que identificamos, es la falta de asesoría comercial y financiera al momento de decidir emprender su propio centro. Son pocos los médicos que buscan ayuda en profesionales con experiencia en el área antes de realizar la primera inversión. Por esta razón, al poco tiempo de abrir el centro de salud, el médico se ve obligado a dedicar menos tiempo a su emprendimiento y ampliar sus horarios en las clínicas donde trabaja para poder generar “la caja” necesaria y mantener viva su nueva empresa.
La segunda arista que identificamos, es que erróneamente el médico piensa que el flujo que mantienen en la clínica o en el hospital, será replicable en su propio emprendimiento. El trabajo que existe detrás de una clínica para que los especialistas tengan una agenda mínimamente atractiva es bastante arduo. Por sólo nombrar algunos, pensemos en la inversión de la agenda médica, la inversión en el call center, en campañas de marketing, en generar buenos convenios, en mantener las instalaciones, al personal administrativo y clínico, entre muchas más. Es muy cierto que el paciente sigue a su médico o a un médico recomendado, pero hasta ahora, el mejor lugar con todas las herramientas diagnósticas disponibles sigue siendo la clínica.
La tercera arista, es que al poco tiempo el médico se da cuenta que el sistema exige ser bastante metódico en los plazos de pago. Es decir: sueldos, imposiciones, impuestos, créditos y así se pasa el mes; exista o no el flujo de pacientes, el dinero debe estar o de lo contrario el castigo es con multas o intereses. “Con todo lo que he invertido ya me habría comprado el Ferrari” fue uno de los últimos comentarios que le escuché a un cliente (médico) hace unos meses atrás. La idea de este artículo no es desincentivar el emprendimiento médico, todo lo contrario, es un llamado a considerar temas que bien manejados podrían convertirse efectivamente en lo que todo emprendedor quiere: “trabajar menos y ganar más”.