Una de las reglas básicas en el buceo es pasarlo bien y Maurizio Greco, formado en Utila Dive Center, con más de trece años de experiencia y creador de los centros de buceo Playa Blanca y Puerto Velero, se ha impuesto como misión generar la confianza y la empatía para que todo aquel que se disponga a vivir esta aventura en lo profundo del océano, logre su desafío. Su invitación es a explorar otro mundo, a maravillarse con la particular biodiversidad de esta zona y a disfrutar de un momento que siempre nos depara algo nuevo.
Por Verónica Ramos B. / Fotografía: Francisco Díaz U. / Fotografía submarina gentileza de Fernando Cornejo (Urayaku).
Para hablar de buceo, Maurizio Greco afirma que primero se debe vivir la experiencia. Con el temor propio de entrar en un ambiente desconocido y que requiere adaptación, acepto y con cierto cosquilleo en el estómago, me dispongo a escuchar atentamente las instrucciones que Matías, más conocido como el “Foco”, empieza a impartir en la terraza del Centro de Buceo Puerto Velero. “El protocolo para una persona que no tiene certificación y quiere bucear por primera vez, es llenar un formulario con un cuestionario médico. Si cumple con los requisitos, hacemos una clase teórica a la que le llamamos bucear en seco”, recalca.
Durante treinta y cinco minutos, me concentro en retener todas sus indicaciones. Cómo utilizar el equipo Scuba, cómo respirar y compensar la presión mientras se desciende, qué señales debo utilizar para comunicarme bajo el agua, cómo desplazarme o qué hacer si entra agua en la máscara. Todo parece fácil, pero lo cierto es que estando ya en el mar “otra cosa es con guitarra”.
Maurizio es quien conduce la lancha desde Puerto Velero a Playa Blanca. Aquí será mi bautismo y lo hago acompañada del “Foco”, pues Maurizio está con un fuerte dolor en las costillas y señala que ponerse el traje de látex, en esas condiciones, sería una tortura. Bajo su atenta mirada y en compañía de Fernando Cornejo, un fotógrafo ecuatoriano especialista en imágenes submarinas, nos lanzamos al mar para iniciar mi primera aventura en la profundidad. Los primeros minutos son de adaptación y luego, casi sin percibirlo, comenzamos a descender, hasta alcanzar los diez metros. El panorama me hace olvidar el frío que cala los huesos y comienzo a disfrutar de un espectáculo marino que quedará en mi memoria para siempre. Indudablemente, Maurizio, con más de trece años de experiencia y cientos de horas de inmersión en el cuerpo, tenía razón… para hablar de buceo, hay que vivirlo.
EDUCACIÓN CONTINUA
Curicano y exalumno de la Alianza Francesa, Maurizio Greco (47) tuvo su primer acercamiento con el buceo cuando entró a estudiar Ingeniería en Pesca, en Valparaíso. Al poco tiempo, una enfermedad de su padre lo alejó del mar y debió hacerse cargo de la empresa familiar, en Curicó. “Después de varios años, me propuse irme con mi exesposa a una ciudad costera, porque lo único que quería era trabajar en el mar. Por un tema laboral de ella, nos trasladamos a La Serena y estando acá hice el curso de buceo comercial y comencé a prestar servicios a la Pesquera San José. Así volví al agua, compré un bote y meses después empecé a trabajar en Playa Blanca y conocí lo que era el buceo deportivo”, recuerda Maurizio.
¿Así parte tu relación con Playa Blanca?
Hace trece años hice mi primer curso profesional de buceo deportivo, en el Centro de Buceo Playa Blanca. Después, fui a Valparaíso a dar un examen de supervisor de buceo comercial para cumplir con la norma que exigía la Armada y, ese mismo verano, el instructor responsable del Centro de Buceo Playa Blanca se enfermó y con su esposa decidimos hacernos cargo de esta escuela, hasta que se venció el contrato. Por diversas razones y circunstancias, finalmente, presenté un proyecto al dueño de Playa Blanca y formé mi propia escuela de buceo.
¿Y para eso necesitabas una certificación?
PADI representa el ochenta por ciento del mercado mundial del buceo deportivo, así que busqué esta certificación internacional e hice el curso de instructores de buceo en la isla de Utila, en Honduras. Estuve cerca de cuatro meses aprendiendo las técnicas para enseñar a bucear. Estudié en forma paralela el curso Rescue, la parte teórica del Divemaster y la enciclopedia del buceo, que es la base de toda la examinación para el curso de instructor. Se me hizo difícil, pero estaba feliz estudiando y obtuve el segundo puesto por las notas. Esto me permitió seguir otras especialidades y, además, aumentar mi conocimiento en el negocio, porque Utila Dive Center es el mayor centro de buceo del mundo y el que más certificaciones emite en un año.
Debió ser una tremenda experiencia
Hice grandes amigos de distintas nacionalidades y, la verdad, es que aquí me impregné del buceo. Llegué a Playa Blanca con otra mentalidad y repliqué todo lo que aprendí en Utila Dive Center. Invertí en infraestructura, en equipos, formé mi propio grupo de trabajo y partí de cero con el Centro de Buceo Playa Blanca. Ese primer verano me ponía el traje a las ocho de la mañana y no me lo sacaba hasta la noche, no daba abasto, incluso llamé a dos amigos instructores que conocí en Utila, para que se vinieran a trabajar conmigo.
GRAN INCUBADORA
Con el tifón del 2015, Maurizio perdió todo. Al poco tiempo de su recuperación, vino el tsunami y, una vez más, su centro de buceo desapareció. Su espíritu resiliente, lo llevó a levantarse e incluso a tener la fuerza para aventurarse en otro centro de buceo, esta vez en Puerto Velero.
¿Qué te motivó a crear este proyecto?
La marina de Puerto Velero es impagable. Puedo dejar mis embarcaciones en el agua todo el año y me demoro tres minutos en bote desde acá hasta Playa Blanca; en definitiva, operativamente, es muy cómodo para todos. Este es mi segundo verano en Puerto Velero y me quedaré acá, durante la temporada. El “Foco” es el manager en Playa Blanca.
La empatía que se genera con el instructor es esencial para bucear ¿sientes que esto es parte del éxito de tu centro?
Eso es fundamental y creo que tú lo captaste cuando buceaste con el “Foco”. La empatía hay que generarla y lo que nosotros vendemos es confianza. Ahora, la base del centro es la educación continua, por ejemplo, los cincuenta niños que hicieron el Open, en el 2018, este verano quieren hacer el Advance o la especialidad de fotografía.
¿Cuál es la edad más apropiada de un niño o niña para comenzar a bucear?
Esto depende de si aguanta el regulador en la boca. La niña más pequeña que ha buceado con nosotros es la Blanquita, con tres años y dos meses. Jerry, que partió con tres años y medio, hoy tiene diez años y bucea todos los veranos.
¿Y cuáles son las restricciones?
Personas con enfermedades cardiacas, con hipertensión y diabéticos. La verdad es que aunque traigan certificado médico, yo pongo mis normas y no entra al agua ninguna persona que pueda generar algún conflicto. A esta altura de la vida, la plata no es todo y no pretendo correr riesgos innecesarios.
¿Es común ver a personas que deserten de su iniciación o bautismo?
Como instructor mi misión es que no lo hagan, porque nuestro trabajo es manejar emocionalmente a la persona y darle la confianza para que supere sus temores o angustias. Ahora, lo que esto genera es una competencia o un desafío personal y cuando salen del agua me dicen ¡se pasó!, ¡espectacular!, ¡maravillosa experiencia!
Es que abajo existe todo un mundo por descubrir
Nosotros tenemos catorce puntos de buceo a los que accedo desde Playa Blanca o Puerto Velero, dependiendo del nivel de certificación de la persona. La gran gracia de estos puntos es que desde Los Vilos hacia acá, el agua siempre tiene dos grados más. Además estamos frente a una surgencia, es decir, aguas ricas en oxígeno que a través de la corriente de Humboldt brotan y desarrollan el fitoplancton, asociado al zooplancton y se genera una cadena atrófica, con mucha biodiversidad de especies. Acá puedes ver ballenas, delfines, peces de roca, esponjas amarillas, techos de castañetas, choros maltones gigantes, corales, túneles, paredes, acantilados… hay mucha vida aquí, entonces es muy atractivo bucear en esta zona. Esta es una gran incubadora.
¿Alguna especie en particular que te haya llamado la atención durante un buceo?
Un pez luna gigante. Tiene que haber medido unos tres metros y medio. Rayas águilas, tortugas verdes, chungungos… la verdad es que esto literalmente es otro mundo y si buceas de noche, es otro mundo dentro de otro mundo. El buceo nocturno es ¡espectacular!
¿Y que me dices de las reglas básicas para bucear?
Son tres reglas que hay que respetar en el buceo. La primera, nunca debes dejar de respirar; la segunda, el buceo es siempre en pareja, jamás solo y, la tercera, es pasarla bien.
“… hice el curso de instructores de buceo en la isla de Utila, en Honduras. Estuve cerca de cuatro meses aprendiendo las técnicas para enseñar a bucear”.
“La empatía hay que generarla y lo que nosotros vendemos es confianza. Ahora, la base del centro es la educación continua”.
“Acá puedes ver ballenas, delfines, peces de roca, esponjas amarillas, techos de castañetas, choros maltones gigantes, corales, túneles, paredes, acantilados… hay mucha vida aquí… Esta es una gran incubadora”.