He leído en la prensa que, en algunos años más, la población estará conformada mayoritariamente por “viejitos” de la cuarta edad. Entiendo que habrá que buscarle una entretención o “pegas” no muy complicadas.
Recuerdo que cuando era cabro iba a menudo a la única cancha de básquetbol ubicada en la plaza de la estación en Villa Alemana, para ver jugar a la dupla Lázaro-Daneri, haciéndose notables pases en pos del tablero. Terminada la pichanga, cruzaban la calle para ir a la Primera Compañía de Bomberos, lugar de entretención obligada. Yo les seguía y me ponía a jugar a “la rana”, cajón que se encontraba bajo el parrón, con una pequeña rana de bronce al centro con la boca bien abierta y aberturas redondas alrededor, donde había que embocar los tejos.
Actualmente, una montonera de viejitos se reúne en el Paseo Latorre, delante del Teatro Pompeya, a jugar a las cartas, algunos más sesudos piensan delante del tablero de ajedrez. Siempre me quedo un momento observando, a lo mejor encuentro uno de mi época.
Volviendo al día de hoy, se me ocurre que podrían juntarse y armar grupos más o menos de veinte, por sector, e imitar a la Primera Compañía de Bomberos, arrendar una casa y entretenerse jugando al dominó, a la brisca, a la rana, etc., con un cafecito, un sanguchote y por menos de una luca al día.