Jacqueline es la vocera del nuevo proyecto inmobiliario y hotelero de los Glasinovic, vecinos ilustres de Iquique, donde proyectan sus raíces. Este clan ha cultivado, durante años, la capacidad de compartir vida personal y negocios, manteniendo siempre un admirable equilibrio que les permite personificar aquello de “familia que trabaja unida, permanece unida”.
Texto y fotografía Soraya Valdivieso V.
Los rulos son el sello característico de los cuatro hermanos Glasinovic. Jacqueline es la mayor, seguida por Rados (35), Roberto (31) y David (21). Sus rasgos evidencian la curiosa mezcla de ancestros croatas y rusos, heredados de Rados Glasinovic y Jacqueline Monnard.
Iquique es así. Aquí se fusionan culturas, linajes y leyendas provenientes de los más recónditos puntos del orbe. La abuela de Jacqueline, de origen croata, inculcó en sus hijos el sentido del trabajo y de ser familia. Con esfuerzo y el apoyo del mayor de los hermanos, los Glasinovic lograron sus títulos universitarios.
Rados padre es constructor civil y, hasta hoy, casi una decena de sus edificios engalanan el puerto de Iquique. El más reciente es el primer proyecto inmobiliario enfocado al turismo de la familia y Jacqueline fue investida como la vocera oficial y directora ejecutiva del Hotel Gran Cavancha.
El edificio se diferencia de los demás, primero, porque se ubica frente a la emblemática playa Cavancha y, segundo, porque en sus muros se dibuja una puesta de sol que ilumina los escasos días nublados de Iquique y que brilla cada noche por sus pequeñas luces colgantes ubicadas en su maravilloso bar, en pleno piso 21.
¿A quién se le ocurrió la idea de pintar el atardecer?
Mi papá dijo que quería tener muchos colores en el edificio. No era una petición fácil, así que me puse manos a la obra y busqué información, revisé muchos libros y se me ocurrió la idea del degradé inspirado en la puesta de sol. Junto a mi mamá estuvimos horas eternas eligiendo cada tono. Fue un trabajo de fotografía y cálculos y siento que lo logramos.
¿Cuál es el concepto del Hotel Gran Cavancha?
El núcleo de todo esto es la familia. Todo partió con un sueño de mi papá que era entrar al rubro de la hotelería y coincidió que todos podemos trabajar juntos en este proyecto: mi mamá, mi papá y todos mis hermanos, cada uno aportando con sus conocimientos. De hecho, la idea de hacerlo Apart Hotel tiene el fin de fomentar que venga la familia completa a hospedarse aquí y se sientan como en casa. Además ofrecemos espacios pensados en viajes de negocios, así que lo bautizamos como “Gran Cavancha Hotel and Apartment”. El edificio cuenta con todas las comodidades para vivir el día a día en familia, en un ambiente más bien casero, con los niños o las guaguas; fomenta la reunión y el concepto de estar todos juntos en un departamento y salir a disfrutar de la ciudad, la playa, la Zofri, el interior y todos los panoramas de Iquique.
¿Cómo ha sido esta primera etapa?
Este espacio fue pensado para reunir a pasajeros y visitantes en torno a la piscina y una vista panorámica increíble de todo Iquique. En el primer piso está la recepción y un supermercado. Son noventa y un departamentos de tipo hotelero, de uno, dos y tres dormitorios, pero con servicios de mucamas, como un hotel. Tenemos un equipo muy cohesionado. Estamos partiendo, pero lo estamos haciendo con harto corazón. De a poquito hemos logrado armar un equipo de trabajo fantástico, donde nos tenemos un gran cariño entre todos e intentamos traspasarlo a los clientes, porque no hay nada mejor para un pasajero que lo atiendan con amabilidad en un ambiente grato.
¿Cómo logran el equilibrio entre la relación familiar y laboral?
No es fácil porque todos tenemos nuestras ideas de cómo “debe ser”. No te niego que en ocasiones nos agarramos de las mechas, pero a los minutos se nos pasa, nos abrazamos y reímos, porque tenemos clara la labor de cada uno y podemos opinar sobre el trabajo del otro, pero respetamos que los espacios de cada uno. Yo asumo que las matemáticas no son lo mío, por eso los números están a cargo de Roberto. Por otro lado, Rados es el responsable de las importaciones y así, cada uno tiene su área de acción. Creo que ese es el secreto: cada uno trabaja en lo que es bueno y los demás lo respetamos.
RULOS ALEGRES
Jackie nació en Iquique y de niña pasó horas practicando ballet en el Teatro Municipal de Iquique. Estudió Diseño en Viña del Mar y Diseño y Vestuario en Roma. Detallista y de carácter fuerte, transmite alegría y buena disposición. Para ella, el cafecito de medio día es una pausa necesaria y su principal gusto es viajar. “Cuando viajo soy muy observadora y replico las buenas ideas; me las doy de fotógrafa y así aprovecho de seguir trabajando”, se ríe.
Como toda iquiqueña es playera, pasión que disfruta junto a sus hijas niñas Micaela (12) y Aurora (2) y su marido Diego Campodónico.
¿Cómo es la vida iquiqueña?
Aquí es relajado, se puede escapar a lugares lindos. En Roma es de locos, en Santiago igual. Yo prefiero este estilo donde puedo formar mejor mi vida, pensando que mi hermano vive a una cuadra y el otro a dos… vivir junto a la familia es impagable, mis hijas están creciendo junto a sus primos, se van a la playa y eso nos hace ser más unidos.
¿Cómo describirías a tu papá?
Mi papá ama Iquique. Jamás ha vivido en otro lugar y creo que ni lo pensaría. De hecho, cuando viaja pasan siete días y ya quiere regresar. Es un iquiqueño de corazón y por eso en este nuevo proyecto quisimos mostrar el Iquique lindo, revelando a las personas lo maravilloso de este lugar y de su gente. En nuestras publicidades no solo mostramos el hotel, sino todo el entorno, porque queremos poner en valor nuestro patrimonio paisajístico local.
¿Cual es la visión de tu papá?
Él se preocupa de hacerle regalos a Iquique, su tendencia no es construir por construir, sino que hacer algo que quede en la memoria de la gente. En este camino hemos superado muchos obstáculos y muchas veces hemos vivido altibajos. Yo pienso que todos los rubros son difíciles, uno debe ponerle empeño y harto ánimo para que funcione, pero no nos podemos quejar, ha sido un buen año, el verano fue excelente y estamos muy agradecidos.
¿Cómo crees que se potencia la región con el turismo?
Tenemos cualidades que sorprenden a los turistas. Además de nuestras playas hermosas, tenemos un cerro increíble que cobra vida con el sandboard y el parapente. También existen los campeonatos internacionales de surf y bodyboard que dan movimiento al sector. En el interior de la región existen muchos panoramas que son imperdibles y que la gente ni se los imagina. Para mí, Iquique reúne todas las condiciones para un descanso soñado: deportes extremos, compras y belleza natural.
¿Qué desafíos tienen a corto plazo?
Hemos asumido un nuevo proyecto, nos haremos cargo del Hotel Spark. Ahora estamos en el proceso de remodelación.
¿Cómo te imaginas a Iquique en el 2050?
A Iquique le dicen el Miami chico, así que no me extrañaría que llegáramos a convertirnos en el Miami de Latinoamérica.
“Vivir junto a la familia es impagable, mis hijas están creciendo junto a sus primos, se van a la playa y eso nos hace ser más unidos”.
“Estamos partiendo, pero lo estamos haciendo con harto corazón. De a poquito hemos logrado armar un equipo de trabajo fantástico e intentamos que lo proyecten a las personas, porque no hay nada mejor para un pasajero que lo atiendan con amabilidad”.