Innovar con sentido: el desafío de crear valor real

Alejandra Mustakis, emprendedora y empresaria chilena.

Innovar está de moda. Tanto en el mundo empresarial como tecnológico se habla de ser disruptivos y de cómo se puede transformar todo aplicando innovación. Y sí, es cierto que tiene un potencial increíble, pero más allá de verla como un fin en sí misma, las preguntas que debemos hacernos son: ¿Para qué? ¿Qué problemas estamos resolviendo? ¿A quién beneficia lo que estamos creando?

En el fondo, el verdadero desafío es innovar con sentido e ir más allá de únicamente desarrollar nuevas soluciones porque sí. Se trata de añadir un propósito, generar impacto y hacerlo con un profundo entendimiento de las necesidades de las personas. Porque si innovamos sin una razón clara, sin una conexión con la realidad, nos arriesgamos a lanzar tecnología vacía, modelos de negocio sin alma y empresas que no trascienden.

Si miramos hacia atrás, las innovaciones que realmente han cambiado el mundo son aquellas que respondieron a dificultades reales. Pensemos en cómo la tecnología ha mejorado la educación, ha llevado servicios financieros a quienes antes no tenían acceso o ha revolucionado el sector salud. En Chile y Latinoamérica tenemos una oportunidad enorme de innovar acorde a nuestras propias necesidades, desde nuestra identidad, creando soluciones que mejoren la calidad de vida de las personas y fortalezcan nuestras comunidades.

Pero para lograrlo, tenemos que cambiar el enfoque. No podemos innovar dentro de una sala de reuniones sin entender el contexto exterior. La verdadera innovación surge cuando nos sumergimos en los problemas, cuando escuchamos a quienes viven esas dificultades y cuando nos conectamos con la realidad desde la empatía. Innovar con sentido es poner la creatividad y la tecnología al servicio de algo más grande que nosotros mismos.

Un muy buen ejemplo de este tipo de innovación es lo que están haciendo los cinco emprendimientos seleccionados por la Fundación Mustakis en el Proyecto Audaces. NubeLab, Trabün, Proyecto Aprender, Nieve para Todos y Volando en V son proyectos sociales que, a través de un enfoque educacional, generan valor agregado para el entorno, combinando un alto grado de innovación en la resolución de desafíos sociales. Y otro atributo único que tienen en común es ofrecer alternativas que no sólo benefician a quienes las reciben, sino que también aumentan la conciencia colectiva sobre los retos que enfrentamos como país y como sociedad.

Hoy, más que nunca, necesitamos emprendedores y empresas que se atrevan a transformar el statu quo y buscar un crecimiento con impacto positivo. La innovación no puede ser una excusa para hacer más de lo mismo con otra cara. Tiene que ser una herramienta para construir un futuro mejor, más inclusivo, más sostenible y más humano.

Si queremos que innovar tenga sentido, antes de concretar cualquier idea debemos cuestionarnos sobre lo más importante: ¿Para qué estamos innovando? Si la respuesta tiene que ver con cambios positivos en las personas, entonces vamos por el camino correcto.