¡Innovación al poder! Cómo las pymes están redefiniendo el emprendimiento en Chile

Alejandra Mustakis, emprendedora y empresaria chilena.

No pensemos en la innovación sólo como un concepto ligado a las grandes corporaciones, ¡al contrario! El simple hecho de ofrecer algo novedoso o una manera distinta de fabricar o comercializar una marca ya nos habla de una o varias mentes creativas trabajando detrás. Y la buena noticia es que en Chile estamos rodeados de este talento humano.

 Los chilenos nos relacionamos día a día con cientos de micro, pequeñas y medianas empresas que ofrecen muchas opciones de productos y servicios. Es tanto así, que hoy las mipymes representan el 98,6% de los negocios en el país y concentran el 65,3% de los empleos formales, según datos de la Biblioteca Nacional del Congreso (BCN). Actualmente existen más de dos millones de personas microemprendedoras, donde el 39% comenzó a serlo luego de detectar una oportunidad en el mercado, de acuerdo con los resultados del INE y el Ministerio de Economía. Además, las mipymes son las mayores generadoras de puestos laborales y contribuyen de manera directa al crecimiento y diversificación económica.

Pero más allá de las cifras, en la práctica las pymes nos están entregando un tremendo valor cualitativo y transformando, de forma significativa, la industria del emprendimiento gracias a su gran capacidad de innovación y adaptación. Hasta hace algunas décadas, el concepto de emprendimiento era apenas conocido y sólo unos pocos se aventuraban a iniciar algo propio. Pero esta realidad cambió y Chile pasó a ser líder en los rankings entre los mejores países para emprender dentro de América Latina que se realizan sucesivamente. El reporte “Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2023-2024: 25 years and growing” afirma que la actividad emprendedora local está cada vez más activa, ya que tres de cada diez chilenos, de entre 18 a 64 años, comenzaron un nuevo proyecto, posicionándonos como la cuarta economía más emprendedora a nivel global.

Volvamos a la innovación, uno de los ingredientes claves en todo tipo de emprendimiento, sin importar su rubro o tamaño. Las nuevas empresas no nacen por capricho, surgen porque sus creadores detectaron un problema en sus barrios o comunidades y se sienten capaces de resolverlo aplicando ingenio, experiencia personal y visión de largo plazo.

El ecosistema emprendedor local, con sus incubadoras, aceleradoras y apoyo institucional, está fomentando una cultura disruptiva a la hora de hacer negocios. La tecnología es otro factor relevante en términos de eficiencia, competitividad y crecimiento, ya que gracias a ella las pymes pueden automatizar procesos, mejorar la productividad, diversificar sus estrategias de marketing y canales de venta, algo especialmente útil para el mercado chileno, con alta penetración digital y más de 26.3 millones de teléfonos conectados, lo que significa que existen cerca de 1,3 celulares por cada ciudadano.

Por supuesto que existen varios desafíos por resolver, siendo el acceso a financiamiento y redes algunos de los principales. Pero confío en que la solidez de las cifras y el aporte que están haciendo estas empresas al desarrollo se vea reflejado en mejores políticas gubernamentales y un intercambio cada vez mayor con las grandes corporaciones como proveedoras de servicios. Pero lo más importante es que, como chilenos, sigamos creyendo en nuestro talento y en la capacidad que tenemos para dar un giro a lo establecido, fomentemos ese espíritu emprendedor y apoyemos a nuestras pymes local e internacionalmente. Estoy segura de que el emprendimiento nos seguirá dando sorpresas increíbles si seguimos este camino en los próximos años.