Enfusion: infusiones con alma que promueven el bienestar femenino

Desde un accidente que la obligó a detenerse hasta convertirse en referente del emprendimiento femenino, Daniela Campillay ha llevado su marca de infusiones desde un pequeño taller en Puchuncaví hasta consolidar una empresa en Viña del Mar. Con presencia en góndolas como Walmart Chile y Colombia, próximamente lanzará sus productos en México y Centroamérica.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés y gentileza entrevistada.

Con apenas treinta y cuatro años, Daniela Campillay se ha convertido en uno de los rostros inspiradores del ecosistema emprendedor. Fundadora de Enfusion, una marca de tés e infusiones naturales con propósito, ha sabido transformar un accidente personal en un negocio que hoy cruza fronteras.

Ha sido reconocida con fondos de CORFO para impulsar la construcción de su planta certificada (Desarrolla Inversión 2024) y hoy con Innova Región de CORFO Valparaíso. En 2024, fue distinguida con el Golden Ticket de Walmart, un pase que le abrió la posibilidad de negociar en los diecinueve mercados donde opera la cadena. También, en 2024, fue la ganadora del programa FundMe en el Demo Day de Mujeres Empresarias. Actualmente, sus blends no solo se encuentran en el retail chileno, sino que también llegaron a Colombia y se preparan para entrar en México y Centroamérica, consolidando a Enfusion como un ejemplo de innovación con impacto social y liderazgo femenino.

“En 2018 tuve un accidente en bicicleta que me fracturó la pierna y me obligó a detener todo. Estuve más de seis meses sin poder caminar, volví a la casa de mis padres y lo primero que hice fue conectar con el té y las hierbas medicinales que siempre estaban allí. Comencé a crear mis propias mezclas, primero para sanarme y después para compartir con amigos y familia. Les encantaba y, en Navidad, empecé a vender de manera artesanal. Así nació lo que hoy es Enfusion”.

¿Cuál fue el siguiente paso después de esas primeras mezclas caseras?
Mientras estudiaba Ingeniería Comercial, hice un curso de sommelier de té y luego viajé a Buenos Aires a especializarme como tea blender. Al principio repartía mis blends en mochila, en bicicleta o a pie, partiendo con cafeterías de Viña del Mar y luego en Santiago. En la pandemia lancé mi propia página web y diseñé colecciones con propósito, como Infusiones Lunares, enfocada en el bienestar femenino.

¿Qué significa para ti que hoy Enfusion esté en el retail y en mercados internacionales?
Es un salto tremendo. Pasamos de un taller artesanal a entrar en Walmart Chile, lo que nos obligó a automatizar procesos, contratar más personas y profesionalizar la empresa. Paralelamente, exportamos por primera vez a Colombia y hoy estamos en supermercados como Carulla y Éxito. También pueden encontrarnos en Jumbo, Tottus y Santa Isabel.

Como parte del programa Growth Summit de Walmart Chile viajé a Estados Unidos, México y Costa Rica, donde pude mostrar lo que hacemos en Chile y entender cómo funciona el retail a gran escala. Más allá del premio, lo valioso fue la oportunidad real de internacionalización, con un acompañamiento constante. Me asignaron un mentor y me apoyaron en adaptar el producto a nuevos formatos. Ese impulso nos abrió la puerta no solo a más salas en nuestro país, sino que consolidó nuestro camino global.

EL VALOR DE LAS PLANTAS

“Hoy somos un equipo formado solo por mujeres. Para mí es fundamental generar un espacio seguro de trabajo y por eso estamos preparándonos para la certificación de Buenas Prácticas Laborales con Enfoque de Género con SernamEG. Recuperar espacios entre nosotras y apoyarnos mutuamente ha sido parte de la esencia de Enfusion desde el inicio”.

Tu historia también habla de resiliencia. ¿Qué aprendizajes te ha dejado este camino como emprendedora?
Uno de los mayores desafíos ha sido no confundirme entre “ser Dani” y “ser Enfusion”. Soy muy trabajólica, pero he aprendido a darme espacios, a entrenar, conectar con la naturaleza y disfrutar el proceso. Emprender significa escuchar muchos “no”, pero basta un “sí” para transformar tu negocio. Lo viví con los programas de Walmart, con CORFO y con los mentores que creyeron en mí.

¿Cómo influye tu herencia y la conexión con los pueblos originarios en tu relación con las hierbas y el té?
Tengo raíces diaguitas y eso me vincula mucho con la tierra y las hierbas. Desde siempre en mi familia han estado presentes las infusiones, la medicina natural y el respeto por lo que nos entrega la naturaleza. Para mí, Enfusion también es una forma de honrar esa tradición. Es rescatar el valor de las plantas, de sus beneficios, y llevar ese conocimiento ancestral a un producto que pueda llegar a más personas, pero siempre con propósito y respeto.

¿Cómo ha sido emprender desde la Región de Valparaíso?
Vivo en Concón y la fábrica está en el Camino Internacional. Eso me permite estar cerca de mi casa y de la playa, mantener una buena calidad de vida y, al mismo tiempo, proyectar la empresa hacia Chile y el extranjero. Es una decisión de vida, porque pude haberme ido a Santiago, pero preferí quedarme aquí. También es más accesible para el equipo y eso hace una gran diferencia.

PRÁCTICO Y ACCESIBLE

Hoy Enfusion cuenta con una propuesta diversa y creativa que va mucho más allá de una taza de té. Entre sus colecciones destacan Te Armoniza, pensada para acompañar distintos momentos del día; Infusiones Lunares, dedicada al bienestar femenino y a las distintas etapas de la mujer; y Rituales, con mezclas innovadoras como Viaje Mágico, una infusión azul que cambia de color.

¿Qué consejo le darías a quienes quieren iniciar un negocio propio?
Tener un propósito claro. Eso te lleva más lejos que cualquier plan. Y, sobre todo, aprender a perseverar. Tomar cada oportunidad, postular a fondos, capacitarse, aceptar los rechazos y seguir adelante. El éxito no llega de un día para otro, es un trabajo constante.

Recientemente lanzaste un nuevo formato en bolsitas tipo pirámide. ¿Qué buscabas con este cambio?
El objetivo fue hacer que el té fuera más accesible, sin perder calidad. Mucha gente me decía que le gustaba el té, pero no tenía tetera en casa. Con las pirámides logramos mantener la estética y la granulometría de las hebras, de manera que el consumidor pueda ver lo que está tomando, pero en un formato práctico. Fue un aprendizaje grande, porque no es lo mismo envasar té a granel que producirlo en máquina, pero nos permitió llegar a un público mucho más amplio.

En este camino ha sido importante el apoyo del Centro Científico Tecnológico en Alimentos de Curauma…
Sí, ha sido clave. Con CREAS hemos podido avanzar en investigación, en innovación de productos y en procesos que nos permiten profesionalizar lo que hacemos. Ellos nos han apoyado en temas técnicos, en el desarrollo de formulaciones y en validar la calidad de nuestras infusiones. Es un aliado estratégico que nos ayuda a crecer con base científica y a preparar a Enfusion para competir no solo en Chile, sino también en el extranjero.

¿Cuáles son los próximos desafíos?
Sin duda hoy el foco está afuera, con la entrada junto a Walmart en nuevos mercados. Es un paso enorme que implica seguir certificándonos, fortaleciendo el equipo y profesionalizando procesos. También queremos mantener nuestro sello local. Crear un espacio seguro de trabajo para las mujeres, innovar con nuevas colecciones y seguir transmitiendo un mensaje con propósito en cada té.

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