Los efectos negativos de la violencia desatada por el llamado “estallido social” de octubre de 2019 y la pandemia que nos azota desde marzo de 2020 han sido muy visibles en el turismo, aspecto clave en el desarrollo económico de la ciudad. El Casino Municipal de Viña de Mar es una de aquellas instituciones que se ha visto fuertemente afectada, justo cuando cumple noventa años de existencia, caminando a pasos agigantados a la celebración de su primer centenario.
El actual edificio del Casino Municipal debe su existencia, entre otros, a autoridades visionarias como Gastón Hamel, alcalde de la ciudad entre 1927 y 1929, y Manuel Ossa Saint-Marie, alcalde entre 1929 y 1931, reconocidas figuras públicas de la provincia de Valparaíso, quienes promovieron la idea de consolidar a Viña del Mar como el primer balneario nacional, aunque sin renunciar al desarrollo industrial que para entonces también tenía la ciudad, muy complementada con la actividad económica de Valparaíso.
Para concretar el proyecto turístico se requería dotar a Viña del Mar de atractivos como, por ejemplo, un gran Casino de Juegos, apuesta innovadora y atrevida para la época, en particular, en el año que comenzó su construcción, 1930, es decir, en medio de una profunda crisis económica mundial, que tanto afectó al país, y que en particular golpeó a Chile en lo político, económico y social.
Tras un llamado a concurso público en 1929, los arquitectos que se adjudicaron la obra fueron Alberto Risopatrón y Ramón Acuña, y la empresa constructora a cargo fue Saa y Vial. Se trabajó intensamente en levantar el bello edificio durante casi todo el año 1930 y el resultado fue una edificación soberbia, elegante y que se transformó rápidamente en una postal de la ciudad, ubicada en un espacio estratégico, junto a la desembocadura del estero Marga Marga, frente a la emblemática avenida Perú y contiguo a la actual plaza Colombia.
Finalmente el casino, ya terminado, fue inaugurado por el presidente Carlos Ibáñez del Campo en un día emblemático, nada menos que el 31 de diciembre de 1930, transformándose desde ese día en un hito para la ciudad. Su primer concesionario fue el argentino de origen vasco Joaquín Escudero, un personaje que, junto a su familia, aportó mucho a la vida turística y empresarial de la ciudad. Para entonces, el alcalde Manuel Ossa Saint-Marie expresaba, el día de la inauguración, que los beneficios que recibiría Viña del Mar serían tan grandes que con el tiempo la existencia del casino terminaría siendo absolutamente necesaria para la vida de la urbe.
Hoy, tras noventa años de funcionamiento, el Casino Municipal, con su actual concesión Enjoy, si bien ha sufrido transformaciones y ha tenido que adaptarse a los nuevos desafíos de la industria —incluyendo la construcción del bello Hotel del Mar— sigue siendo un referente importante para la ciudad, y un espacio patrimonial del que bien vale la pena conocer su historia. Sin embargo, los tiempos que ha vivido en este último año le han afectado duramente, de la misma manera que Viña del Mar ha sentido el golpe de esta crisis de proporciones, posiblemente nunca antes vista en la comuna.
Es de esperar que la reciente apertura, y el gradual retorno a la normalidad, traiga de regreso el esplendor de una institución viñamarina que, como presagiaba Manuel Ossa Saint-Marie, se convirtiría en una necesidad para que la ciudad siguiera en el camino de la prosperidad, algo que tanto se echa de menos en la comuna.