Hace casi treinta años, el 24 de julio de 1990, apareció Desiertos de La Ley. Las sesiones del debut de la banda chilena más exitosa en ventas y premios en el extranjero —la única ganadora de un Grammy anglo—, se extendieron entre abril de 1989 y marzo de 1990. Hoy es una rareza contar con alguna de las quinientas copias puestas en el mercado. Suena a fracaso, pero, en rigor, fue consecuencia del quiebre entre La Ley y Carlos Fonseca, el manager original, a quien el grupo desechó porque se preocupaba más de Los Prisioneros. A pesar de un par de intentos por reeditar el disco hace veinte años y luego en 2015, proyectos con Fonseca involucrado como dueño del máster, por mientras solo es posible rastrear los diez temas de Desiertos en Youtube.
La misma plataforma ofrece un par de rarezas con la prehistoria de La Ley formado en 1987, cuando se trataba de un trío con Andrés Bobe en guitarra, Rodrigo Aboitiz en teclados y la española Shia Arbulú, cantante del grupo Nadie. De esa alineación hay seis temas donde ya asoma con claridad el sello que convirtió a La Ley en un proyecto único dentro de la escena chilena, con un estilo de abiertas pretensiones internacionales. El segundo registro se llama Demos perdidos y corresponde a grabaciones de 1988 cuando Iván Delgado ofició brevemente como cantante. Aunque el músico participó en la composición de varios temas, incluyendo el que dio nombre al debut, su estilo no convenció, lo que dio paso a la llegada de Beto Cuevas. Con él a bordo, La Ley se afianzó para convertirse en el arranque de la década en la banda que, junto a Los Tres, definiría el pop rock chileno de los noventa.
“Dudo que sea una reedición que vaya a ver la luz pronto”, responde Beto Cuevas vía WhatsApp sobre la posibilidad de contar con Desiertos nuevamente. Una lástima. Un disco así merece ser conmemorado.