Chef Exótico: Gastronomía salvaje

Desde Casablanca, este empresario y amante de la naturaleza elabora carnes premium orgánicas y silvestres, reivindicando una gastronomía ancestral y responsable. Su historia comenzó con la enfermedad de su hijo, y hoy se ha transformado en un legado familiar que rescata las raíces y la autenticidad de lo que comemos.

Peluquero, empresario, cazador y cocinero autodidacta, Marcello Avatte es una figura difícil de encasillar. Reconocido por las pelucas Avatte, y su labor social con pacientes oncológicos, sorprende con su otra gran pasión: la gastronomía de caza responsable.

Desde Casablanca, donde mantiene su coto de caza privado, dirige Chef Exótico, emprendimiento dedicado a la venta de carnes premium, exóticas y ciento por ciento orgánicas, como faisanes, perdices, tórtolas, patos, liebres, conejos, venados, jabalíes y aves de campo criadas al aire libre.

Pero su historia empresarial viene también del amor y el dolor, cuando su hijo Vittorio (hoy de veinticuatro años) enfermó, con tan sólo cuatro años, de leucemia. De esa experiencia nació su cruzada por una alimentación consciente y una cocina que rescata las tradiciones chilenas.

“En los años noventa ya teníamos un coto de caza en Casablanca. Cocinábamos lo que cazábamos, siempre con respeto por los animales y la naturaleza. Pero el punto de inflexión llegó en 2004, cuando mi hijo Vittorio enfermó. Ahí me cuestioné todo: la alimentación, los químicos, lo que estábamos metiendo al cuerpo. Decidí criar y cocinar solo productos orgánicos, sin hormonas ni antibióticos. Así nació Chef Exótico”, recuerda.

“En esa época los médicos nos decían que le quedaban pocos días de vida. Yo me propuse alimentarlo de forma natural, con carnes de caza, hígado, pajarilla, sangre de ciervo. Pero lo hacía en preparaciones que él pudiera disfrutar. Mientras veía cómo otros niños se debilitaban, el mío mejoraba. Me di cuenta de que lo que comemos nos enferma o nos sana. Por eso creo, firmemente, que el cuerpo no miente”, agrega.

Tu familia ha estado muy involucrada en la lucha contra el cáncer…
Claro. De la enfermedad de mi hijo nació también la campaña “Dona tu pelo”, que creé en 2004. Desde Pelucas Avatte hemos donado más de dos mil pelucas a niñas con cáncer del sistema público. Son piezas que, sin duda, han mejorado la calidad de vida de muchas personas.

TRADICIONES CULINARIAS

Nuestros productos vienen de animales alimentados en libertad, a campo abierto, con maíz, alfalfa y semillas silvestres. No hay aditivos, ni concentrados, ni hormonas. A diferencia del pollo industrial que se cría en cuarenta días, un pato de campo tarda ocho meses en alcanzar su tamaño. Todo tiene su ritmo natural, y eso se nota en el sabor y en la salud. Los productos industriales, especialmente los pollos de supermercado, están llenos de químicos que terminan provocando enfermedades como el cáncer. Lo veo a diario con mis clientas oncológicas y, especialmente, en el gran aumento del cáncer de mama”.

Tu propuesta busca rescatar las tradiciones culinarias chilenas…
Sí. Quiero que la gente vuelva a comer, como antes, el conejo, la perdiz, la tórtola, el faisán, que se preparaban en los campos chilenos. Estamos reviviendo una cocina ancestral, una gastronomía con identidad. Antes se aprovechaba todo: la médula, el hígado, los sesos, los huesos. Hoy la gente come filete, arroz y fideos. Se perdió el respeto por el alimento o, simplemente, las nuevas generaciones nunca han comido este tipo de carnes.

¿Cómo es tu relación con la caza en un mundo tan crítico con esa práctica?
Muchos me han “funado” en redes sociales por ser cazador. Pero una cosa es cazar responsablemente y otra es matar por matar. En nuestro coto controlamos especies consideradas plaga en Chile, como el conejo o el jabalí, que causan enormes daños en los campos. Los verdaderos cazadores amamos a los animales más que muchos “animalistas de ciudad”. Cazamos con respeto y aprovechamos todo, la carne, la piel, la cornamenta. Nada se desperdicia.

Llegué a tener más de treinta y cinco mil seguidores en TikTok, mostrando cómo cocinaba patos, faisanes, ciervos o jabalíes, siempre con respeto por el origen del alimento. Pero, claro, algunos no entendieron el mensaje. Me criticaron por mostrar la caza y denunciaron los videos hasta que la cuenta fue eliminada. Aun así, no me detuve. Abrí otra cuenta y ya tengo muchos seguidores. Eso demuestra que hay mucha gente interesada en aprender sobre gastronomía natural y responsable, aunque incomode a algunos.

Tu historia también tiene momentos curiosos, como tu relación con el príncipe Alberto de Mónaco…
Sí (ríe), su chef me contactó porque el príncipe venía a Chile a cazar ciervos y quería probar patos silvestres. Le envié un pedido con la advertencia “pueden contener perdigones”. Me llamó personalmente para agradecerme, porque los perdigones le demostraron que eran animales realmente silvestres. Dijo que nunca había probado algo tan auténtico. Esas cosas te marcan.

EL LEGADO

“Estos últimos años fueron duros. El turismo bajó, los cruceros ya no paran en Valparaíso, los hoteles dejaron de comprar. Pero seguimos trabajando, abasteciendo restaurantes y viñas que valoran la calidad y la trazabilidad. Entre ellos, Boragó y Enjoy, que fueron los primeros en confiar en nosotros”.

¿Y tu hijo, Vittorio, cómo se vincula hoy con el proyecto?
Está a punto de titularse como chef internacional. Va a hacer su práctica en el Boragó en Santiago y eso como familia nos llena de orgullo. Finalmente, la empresa familiar es su legado. Él aprendió de pequeño a comer limpio y natural. Ahora quiere continuar este camino, quizás abrir un restaurante o exportar nuestras carnes. Eso me emociona mucho.

¿Qué buscas transmitir en tus redes sociales?
Autenticidad. Muestro mi campo, mis animales, cómo los criamos, cómo cocino. No oculto nada. Quiero que la gente entienda que la naturaleza no es enemiga, es maestra. Volver a ella es la única forma de sanar el cuerpo y el alma.

Se acerca fin de año, ¿qué preparaciones recomiendas para las cenas de Navidad y Año Nuevo?
Para esas fechas la gente busca algo especial, distinto. Lo que más sale son los confit de pato, el magret y el foie gras de pato, además del pollito de grano y el ganso, que es muy tradicional en familias de raíces europeas. También tenemos camarones antárticos gigantes, de más de treinta centímetros, ideales para una entrada o un pilpil, son exquisitos. Todo está envasado al vacío, listo para cocinar. Son productos premium, naturales y con historia, perfectos para una mesa con sentido.

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