Carmen María Burmeister, la única músico que puede tocar viola y violín en la Orquesta Sinfónica de la UDEC, tiene mucho que aportar, pues además de su faceta como músico, también entrega sus conocimientos a las nuevas generaciones y, últimamente, ha sacado a la luz sus dotes de comunicadora, improvisando en el nuevo programa radial Féminas Sinfónicas, de radio Universidad de Concepción.
Por Soledad Posada M. / Fotografías Sonja San Martín D.
En la casa de Carmen Burmeister vive la música. O se escucha a su marido, el conocido jazzista Ignacio González, ensayando con su saxofón, o se producen las más entretenidas tertulias, acompañados por los músicos que vienen de visita a la ciudad. “Mi casa ya se conoce como La Sede”, admite Carmen, porque luego de algún concierto de la Orquesta Sinfónica UDEC, el lugar de encuentro posterior siempre termina siendo su hogar, donde ha compartido con grandes directores y músicos extranjeros. Ella, feliz de recibir a todos en un ambiente de informalidad y camaradería. Y como la música la ha unido a personas entrañables, también ha sido la pasión de su vida desde que encontró un violín en un closet cuando era pequeña. “Aunque mi encuentro con la música fue casual, siento que nací para esto”; sin embargo, también tiene algo de herencia, ya que su abuelo era pianista de la Ópera de Viena.
Carmen cursó estudios musicales durante su niñez y adolescencia, con el reconocido maestro formador de cientos de músicos y fundador de la Facultad de Música de la Universidad de Talca, Américo Giusti, en la Sociedad Bach de Concepción. Siempre como una actividad extracurricular. Al salir del colegio, estudió tres años de Arquitectura en la UBB, y luego se cambió a Licenciatura en Arte en la UDEC. Ese año, Patricio Cobos, profesor de violín de la Universidad de Columbus, la escuchó tocar y la eligió a ella y cuatro músicos más a nivel nacional, para darles la posibilidad de viajar a su universidad y seguir la carrera de Intérprete Superior. Carmen no lo dudó dos veces y se fue. “Fueron cuatro años de vida académica, aulas, profesores y mucho estudio. Con los demás chilenos no salimos de la sala de ensayo durante cuatro años”. Finalmente, obtuvo su licenciatura en violín.
ORQUESTA
De vuelta en Concepción, ganó el concurso para primer violín en la Orquesta Sinfónica de la UDEC, entre 1996 y 2000. En esos años, Américo Giusti comenzó el proyecto para formar la primera generación de la Orquesta Juvenil de Curanilahue. Y Carmen vio como, en poco tiempo, esos niños lograron viajar a Europa a mostrar de lo que eran capaces. Hoy en día hay más de cuatrocientas orquestas infantiles y juveniles en Chile. Sin duda, un gran legado que sigue cambiando la vida de muchos niños. Carmen recuerda con mucha emoción lo que significó ese proceso.
¿Es importante la música para los niños?
La música cambia la realidad de los niños, transforma la visión de sí mismos. A través del aprendizaje de un instrumento, entiende que él mismo puede ser mejor. Yo enseño a niños en Laja, Barrio Norte y en colegios, y, de acuerdo a mi experiencia, mejora la conducta, el niño evoluciona, es más responsable y aprende cuál es su deber, ya que en una orquesta hay que estar siempre practicando, porque un error afecta al grupo completo. Entonces, todos se esfuerzan por progresar. Mi marido ha formado las bandas de jazz de los colegios Saint John’s, Concepción y Enrique Molina; y a él le pasa lo mismo.
Tú siempre has participado en orquestas, ¿nunca quisiste ser solista?
No, siempre me ha gustado ser parte de una orquesta. Me encanta la relación humana entre los músicos. Hay una sensibilidad común a todos en el escenario, que se da debido al trabajo de estudiar horas más allá de la técnica. Hay una preparación especial para la emoción. Los músicos somos seres más sensibles, nuestra misión es interpretar sin interferencias, por lo que hay una zona expuesta, vulnerable. Hay que entregarse en el escenario. Uno se va focalizando antes de llegar a cada concierto. En mi caso, voy y vuelvo en bicicleta. Siempre hago mi vida en bicicleta, es parte de mi concepto de calidad de vida.
¿Por eso decidiste vivir en Concepción?
He vivido en otras partes del mundo y no cambio Concepción. Decidí volver y vivir aquí para criar a mis gemelas. De hecho, nací en el barrio donde vivo hoy. Volví a la raíz. Aquí hay una energía exquisita.
VIOLA TUTTI
Y tal como se apareció el violín en la vida de Carmen, así también llegó a sus manos una viola, y para su sorpresa, “al tocarla por primera vez me di cuenta de que la amaba”, por lo que el violín quedó en segundo plano. “Tenía treinta años y viajé a Ciudad de México para hacer un diplomado de Música de Cámara en viola”. El lugar también le ofrecía un ambiente cultural y latino, donde compartió con muchos músicos de todo ámbito, incluso vivió con la compositora, cantante, músico y activista mexicana Julieta Venegas. Luego, se trasladó a la ciudad de Indiana, en EE. UU., a estudiar una maestría en viola, por dos años. Ahí tuvo de profesor a Csaba Erdélyi, un eximio violista que selecciona rigurosamente a sus alumnos. “Todo fue muy intenso, mucha investigación, papers y horas estudiando”.
Y de vuelta ¿lograste entrar de nuevo a la Orquesta Sinfónica UDEC?
Sí, al volver a Concepción hubo una vacante de viola. He ganado dos veces un concurso para participar en la orquesta, pero con diferentes instrumentos. Me convertí en viola tutti de la Orquesta Sinfónica UDEC, hasta el día de hoy.
¿Por qué elegiste seguir con la viola?
Porque la viola es la voz con la cual quiero expresarme. Es un instrumento moderno. Recién en los años sesenta partieron los solos de viola.
¿Y siempre en la Orquesta UDEC?
He estado en tres orquestas: Filarmónica de Santiago, Sinfónica Teatro Baquedano y la Orquesta Sinfónica UDEC.
CIEN AÑOS UDEC
¿Habrá algún hito musical debido al centenario de la UDEC?
Nos visitarán los directores de orquesta, Julian Kuerti y Benjamin Zander. El actual director titular es Mika Eichenholz. Estos directores sienten un compromiso con la orquesta, siempre han solidarizado con nosotros, los músicos. Ellos son capaces de compartir la mística de la orquesta. Todos tienen un altísimo nivel. Será como tener el primer mundo en Concepción.
¿Cómo se prepara un concierto?
En la semana hay que “grabarse” lo que el concierto pide y lo que el director quiere. Es él quien hace el sonido. Un buen director siempre genera una energía rica. Si no, no hay ánimo ni comunión.
Y ahora, además, haces un programa de radio
Sí, es todo improvisación. Julio Gaete nos invitó a participar junto a otras integrantes de la orquesta. Hablamos de lo que pasa tras bambalinas, en los conciertos y sobre música, en general. Lo pasamos muy bien. El programa se llama Féminas Sinfónicas, y se emite los sábados, a las 20:00 horas, por Radio Universidad de Concepción.
“Me encanta la relación humana entre los músicos. Hay una sensibilidad común a todos en el escenario, que se da debido al trabajo de estudiar horas más allá de la técnica”.
“La viola es la voz con la cual quiero expresarme. Es un instrumento moderno. Recién en los años sesenta partieron los solos de viola”.