Ainara Aparici: Huracán Ainara

cineasta y directora campaña “Acoger Es”

Creadora de la primera campaña ciudadana @acogeres, que potencia a las familias de acogida, esta cineasta española brilla con luz propia. El largo periplo por Latinoamérica, que registró en un blog llamado Las Felicidades del Mundo, y su trabajo como documentalista y directora de Fundación Kumelén, forjaron en ella un espíritu de servicio y justicia social en favor de los más vulnerables de la sociedad. “Ojalá que esta sea la primera campaña de muchas. Hay que normalizar de alguna manera la cultura de la acogida, humanizarla, quitarnos el estigma”.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías gentileza entrevistada

Es un miércoles por la mañana y desde el otro lado de la pantalla aparece Ainara y su sonrisa. El pelo corto y ensortijado, los ojos almendrados, siempre alertas, y el don de la palabra, ese que le permitió levantar una campaña totalmente a pulso que, en solo cuatro meses, sumó más de treinta mil seguidores. Algo inédito en este país, como me dirá más adelante.

“Fui una niña precoz, extrovertida, habladora, opinante. Desde muy chica me gustó viajar. Guardo en mi corazón los veranos por España en compañía de mi madre. Viví en Valencia, Italia, Barcelona y California (Estados Unidos). Estuve tres años viajando en solitario por América Latina, por eso siempre digo que hacer esta campaña orientada a fomentar las familias de acogida fue un paso más dentro de esta vida que una va construyendo”, explica.

Antes de la campaña, antes de su aventura con la Fundación Kumelén, antes de su llegada a Chile, esta española que nació en Valencia, descubrió a las familias de acogida en Costa Rica durante su viaje. Sin embargo, y aunque ella no lo sabía, en algunos países de Europa era un tema muy normal esto de acoger de manera temporal a niños, niñas y adolescentes cuyos derechos se habían vulnerado mientras se resolvía su situación familiar. Para Ainara es clave ese “mientras”, porque las familias de acogida “evitan precisamente el trauma de sentirse solos y no amados” durante el periodo de espera en que un tribunal debe dirimir si se vuelve con su familia de origen, “que es lo ideal”, si van con alguna familia extensa o si finalmente se buscan otras alternativas como la adopción.

Su periplo durante tres años por Latinoamérica la llevó a conocer cientos de historias. Una de ellas fue la de Melba, el origen de su próximo documental y de la campaña misma.

“MELBA ES UNA ROCKSTAR

En la capital de Costa Rica, Melba y su marido Víctor llevan cuarenta años acogiendo a decenas de niños, niñas y adolescentes. Muchos de ellos ya no tenían posibilidad de volver con su familia de origen y tampoco opciones de ser adoptados. De eso se trata el documental 130 Hermanos —que espera estrenar a finales de este año—, y el punto de partida de la campaña “Acoger Es”, que busca sensibilizar e incrementar las familias de acogida en nuestro país y de la que se puede conocer más en www.acogeres.cl

Encontrar a Melba y su familia fue el comienzo de muchas cosas para Ainara. “Decidí hacer este documental con la historia de Melba porque me pareció muy inspirador que alguien hubiera decidido hacer algo al respecto con niños, niñas y adolescentes que no tienen posibilidades de familia”.

Vivió con ellos algunos meses y desde dentro fue hilvanando una historia que llega al corazón. “Yo soy hija única, me crié solo con mi mamá y siempre quise tener hermanos. Descubrí lo que era tener una familia grande, de siempre tener a alguien con quien jugar, con quien hablar y no sentirse solo. Descubrí el poder del amor como agente transformador y de aceptar al otro tal cual es. Si todos nos tratáramos de esa manera, como si fuéramos una gran familia, sin importar los lazos sanguíneos, el mundo sería muy distinto”.

¿Qué aprendiste del matrimonio Guzmán Jiménez allá en Costa Rica?
Que el amor repara, que el amor realmente genera cambios profundos en las personas, que nos permite recuperar nuestra propia estima, volver a confiar y a sanar esas heridas que permiten rehacer nuestras vidas.

Ainara hace una pausa. Recuerda.

“A mí esta historia me impactó mucho, me abrió los ojos, porque la cantidad de niños que crecen sin familia es enorme, una realidad que está, pero que nadie quiere ver. Melba es una rockstar. Aunque tuvo seis hijos biológicos que ahora ya están grandes, a lo largo de los años ha acogido a muchos niños, más de ciento treinta en realidad. Actualmente son como treinta niños, niñas, adolescentes y jóvenes los que viven en casa con ellos. Tú los miras y es impresionante ver ese universo de risas, gritos y juegos. Me parece una historia muy valiosa para contar y por eso decidí hacerlo. Me gusta contar historias positivas que nadie cuenta, pero que nos muestran que hay esperanza y nos inspiran a tomar acción”.

Afincada en nuestro país hace nueve años, dice que crecer sin papá en su primera infancia le hizo empatizar con aquellos niños que vivían un abandono infintamente mayor y luego, al conocer esta extraordinaria familia, “entendí que la familia es mucho más que la biológica. Y que cuando deseara ser mamá lo podría ser acogiendo y cuidando a niños que ya están aquí y que no necesariamente tienen que nacer de mi vientre para generar un vínculo amoroso y significativo y acompañarlos en este proceso de crecer juntos”.

 LECCIÓN DE AMOR

“Esta ha sido una campaña hormiga, a pulso, en cuatro meses tenemos treinta mil seguidores y hemos recibido más de dos mil mails de personas interesadas en ser familia de acogida. Algo inédito en este país. Tenemos más de cincuenta embajadores, decenas de voluntarios y varias familias de acogida contando sus testimonios en @acogeres”, comenta.

Pero no fue fácil. Tocó puertas durante cuatro años hasta que logró convocar a los actores idóneos —la Red Acogida—, con quienes hacer este proyecto en conjunto llamado “Acoger Es”. Una instancia que pone en la palestra lo necesario y revitalizador que es acoger a un niño, niña o adolescente en situación de vulnerabilidad para evitar o reducir el paso por una residencia del SENAME.

Por eso le dicen “huracán Ainara” en la Red Acogida. Porque llegó con mucha energía con una propuesta concreta, con gente que iba a ayudar y sus servicios y liderazgo como voluntaria para llevar a cabo toda la campaña. Y así fue.

“Sentimos que nuestro deber es evitar al máximo la “residencialización” y que se dé la opción de estar en otra familia. Queremos promover el derecho universal que tiene todo niño, niña y adolescente de vivir en familia”, afirma. “Los seres humanos necesitamos vínculos para nuestro desarrollo, necesitamos amor y cariño. Es imperativo buscar soluciones en conjunto, ver qué es lo mejor para estos niños que ya están viviendo en circunstancias súper fuertes. Esto implica el involucramiento no sólo de los servicios de protección, sino de los ministerios de salud, educación, desarrollo social y también de la sociedad civil, de nosotros. Tenemos que hacernos cargo”.

¿Cuáles son los requisitos para ser familia de acogida?
Algo muy lindo que tiene la acogida es que puede postular cualquier persona con habilidades parentales. Eso sí, se debe tener una salud compatible con la crianza, estabilidad económica, porque la ayuda del Estado es muy pequeña y contar con redes de apoyo. Durante el proceso de postulación, que dura entre dos y cuatro meses, hay charlas, entrevistas, pruebas sicológicas y visitas a la casa por parte de los programas de acogida. Pero además nosotros hemos creado un equipo de acompañamiento donde otras familias de acogida les ayudan con su experiencia. Lo bautizamos “la incubadora” de familias, de sensibilización, de amor.

Ainara asegura que para las familias de acogida transitar por este camino es una verdadera lección de vida y que deja una gran satisfacción personal, porque salen de su zona de confort. “Hay una dupla psicosocial, compuesta por un sicólogo y un trabajador social, que acompañarán todo el proceso de la acogida. Paralelamente se creó AFAC, Asociación de Familias de Acogida de Chile, donde las familias se apoyan y acompañan, es muy lindo”.

¿Cuál es la dinámica cuando está por llegar ese niño o adolescente?
Llaman a la familia, les cuentan de la situación particular de ese niño y se programan visitas para que se conozcan mutuamente. Durante toda la acogida la familia formará parte de un equipo con profesionales que los acompañarán para que el proceso judicial, educacional, social y sicológico sea armonioso. Acoger es caminar junto a un niño o adolescente, es crear un vínculo afectivo que seguramente le cambiará la vida.

¿Cuánto tiempo puede vivir con una familia?
Es relativo, pero va desde semanas a dieciocho meses, a veces se puede alargar más. Lo más importante es que todos los miembros del clan familiar deben estar de acuerdo.

Hay personas que temen involucrarse sentimentalmente si son familias de acogida
No puedes acoger teniendo susto a amar. Ese niño, niña o adolescente, que viene vulnerado, que viene roto, necesita de tu contención emocional, de tu cariño, de una crianza respetuosa. De un espacio para reparar las heridas que ha sufrido.

¿Qué pasa cuando hay que entregar a ese niño?
Deben transformarse en un puente fundamental para que este proceso de revinculación con sus padres biológicos, su familia extensa o adoptiva, sea lo más amoroso posible para ese niño que se ha vuelto a poner de pie. Es importante recalcar que en la mayoría de los casos se puede (y es sano) mantener el vínculo creado con la familia de acogida. Conocemos historias muy lindas que hablan de lo que significa amar incondicionalmente, aunque ello implique dejar ir después.