Leonardo di ser Piero da Vinci 1452 – 1519
«Al igual que en la pintura, puedo hacer todo posible», escribió Leonardo y aunque suene pedante, creo que no exageró.
El autor de la pintura más famosa de la historia: La Mona Lisa —cuyo nombre oficial es Retrato de Lisa Gherardini—, trabajó en esta obra durante 16 años, para lo cual diseccionó ojos de cadáveres. Así entendió que el centro de la retina ve los detalles, pero que los bordes ven mejor las sombras y las formas.
Si miras directamente la sonrisa de la Mona Lisa, las esquinas de sus labios están inclinadas ligeramente hacia abajo, pero las sombras y la luz hacen que parezca que están hacia arriba.
Este óleo sobre tabla de álamo de 77 × 53 cm, se considera el ejemplo más logrado de la técnica del sfumato, que se obtiene por superponer varias capas de pintura extremadamente delicadas, proporcionando a la composición unos contornos imprecisos.
En 1919, Marcel Duchamp tomó el retrato de la Mona Lisa para hacer su propia versión. Le escribió «LHOOQ», que en inglés se lee «look» y en francés, si se lee letra por letra, suena como una broma obscena.
El 2003, los más de ochenta millones de ejemplares vendidos de la novela de Dan Brown le dieron a la Gioconda una nueva dimensión. Esta constituye el centro de uno de los misterios enunciados en El código Da Vinci, la novela de suspenso esotérica de éxito internacional.
En Chile también se celebra este aniversario. Durante todo junio el Museo Artequin albergará “Da Vinci Experience” con sus obras maestras en 3D y en septiembre llegará a Santiago, en otra sede por confirmar, una muestra con réplicas de sus inventos. Mientras, la U. de Concepción exhibirá sus estudios sobre vuelo, en diálogo con el centenario del primer cruce aéreo en Los Andes, realizado por el teniente italiano Antonio Locatelli, en 1919.