Un demonio convertido en dios

Por Marcelo Contreras

ANTARES DE LA LUZ. NETFLIX

“Pongo secta en Google, y me pongo a leer y era 100% mi vida de los últimos cuatro años”. La confesión corresponde a Pablo Undurraga, exconvicto por el caso de la secta liderada por Ramón Castillo Gaete —Antares de la luz para sus seguidores—, responsable de quemar vivo a un bebé en Colliguay en noviembre de 2012. Convencidos de que se trataba del Anticristo, su sacrificio evitaría el fin del mundo. Antares, un músico de origen acomodado, creía ser el mismísimo Dios.

Dirigida por Santiago Correa, la serie se concentra en la figura de Undurraga, el lugarteniente de Castillo Gaete, quien describe con notable elocuencia y emotividad el proceso que lo convirtió en cómplice de un horroroso asesinato. Su relato instala cierta disyuntiva, en la medida en que el impulso inicial del espectador es el juicio implacable ante sus acciones. Undurraga fue un victimario sin piedad con un recién nacido absolutamente indefenso, pero también una víctima de Antares.

Resulta fácil e inmediato recelar de su falta de juicio y empatía, pero el documental entrega los antecedentes para comprender las razones de su conversión, hasta un punto de sumisión y obediencia ciega. Undurraga cayó bajo un perverso cóctel donde confluye una infancia marcada por el bullying y el retraimiento social, hasta un sentido de pertenencia y aparente cariño bajo el influjo de un personaje carismático como Castillo Gaete, convencido de su condición divina debido al consumo indiscriminado de ayahuasca.

La investigación expone la mirada y antecedentes de la policía y el fiscal a cargo, como también aporta los datos de la periodista Verónica Foxley, autora de un libro sobre el caso —Cinco gotas de sangre. Historia íntima de Antares de la Luz—, y las opiniones de profesionales de la salud mental, que consignan la progresiva pérdida de voluntad padecida por quienes caen bajo el influjo de líderes mesiánicos, portadores de palabrería mística.

El horror del caso no disminuye en lo absoluto mediante este contexto que despliega la diversidad de aristas del crimen, sino que permite detenerse en los grises por sobre los juicios en blanco y negro. La maldad y la oscuridad tienen raíces y explicaciones.