Según la OCDE, desaparecerá el 53% de los empleos en Chile por automatización y más de la mitad de los actuales serán reemplazados por robots el 2025, según el Foro Económico Mundial.
El pasado jueves 8 de agosto, dos mil quinientos emprendedores nos juntamos en la estación Mapocho a celebrar la VIII Cumbre Asech. Ahí, las Pymes —acompañadas por el presidente de la república, Sebastián Piñera, ministros de Estado, parlamentarios, representantes de partidos políticos, de gremios, empresarios y organizaciones de la sociedad civil—, nos reunimos para celebrar el emprendimiento. También trazamos la ruta que queremos continuar como gremio. Y definimos una meta ambiciosa: “Hacer de Chile el mejor país para emprender del mundo, de aquí al 2030”.
Esa meta tiene el objetivo de crear un país emprendedor para abrir oportunidades. Porque tenemos la convicción de que los emprendedores cambian Chile, pero no todos tienen las mismas posibilidades, ni la opción de hacer crecer sus negocios.
Sabemos que solos no somos nada. Pero podemos conquistar espacios, defendernos en bloque y construir país, si lo hacemos juntos.
Eso hoy es más importante que nunca, porque todos, querámoslo o no, estamos viviendo la revolución digital, cuyas consecuencias pueden afectar a la población chilena dramáticamente y en el corto plazo. Según la OCDE, desaparecerá el 53% de los empleos en Chile por automatización y más de la mitad de los actuales serán reemplazados por robots el 2025, según el Foro Económico Mundial.
Por lo mismo, este sueño de hacer de Chile el mejor país para emprender del mundo no es una quimera romántica. Es una necesidad absoluta de tomar las riendas de un problema que afectará especialmente a los más vulnerables. Debemos implementarlo, traspasar ideologías y diseñar un plan claro en donde nos comprometamos desde las diversas áreas: gobierno, congreso, sociedad civil, fundaciones, empresas y ciudadanos. Todos juntos construirlo.
¿Cómo se materializa este sueño en lo concreto? Como gremio estamos generando un mapa con iniciativas y una hoja de ruta, en conjunto con muchos actores y cuyos protagonistas son las bases de este movimiento. Pero me gustaría detenerme en algunas. En primer término, el diseño de políticas públicas que apoyan a las Pymes y le dan soporte para competir. Solo con leyes que favorezcan el desarrollo del emprendimiento y nos permitan competir en igualdad de condiciones, lograremos avanzar en dicho objetivo. Ejemplos como ellos debería haber muchos: la modernización tributaria, la regulación del mundo laboral, la protección de las mujeres y los independientes, la inversión en innovación y desarrollo, etc.
Por otra parte, es necesario generar, como sociedad, herramientas para avanzar en un mundo global. Es por ello que nosotros consideramos tan importante la participación de la Cumbre de las Pyme y Emprendimiento organizada por el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico APEC, con el objetivo de incluir a las Pequeñas y Medianas Empresas en la economía y el comercio. En ella se entregarán herramientas para el acceso a financiamiento, transformación digital, regulaciones que incentiven la iniciativa privada y la innovación en un mundo global. Pero sobre todo, se las insertará en espacios que antes eran exclusivos de los grandes.
La manera en que los emprendedores se integren a un mundo sustentable y actualmente en crisis por el problema medio ambiental, es algo que como país debemos asumir como prioritario también. Aportar con iniciativas concretas en esta materia, como medir la huella de carbono, y entregar soluciones reales, algunas sencillas y otras no tanto, son medidas que debemos considerar en lo sustancial. Asumirlas como parte de nuestro modelo de desarrollo deberá ser el punto de partida de acá en adelante.
El desafío es grande y no exento de dificultades. Pero como dice una frase: Nada es fácil y nada es imposible…