Tecnologías que pagan su cuenta: IA, drones y datos para la energía

En energía no necesitamos más “pilotos bonitos”; necesitamos tecnología que reduzca fallas, disminuya costos y mejore la seguridad. Cada hora sin suministro, cada inspección tardía y cada fuga no detectada hacen que la inversión inicial (CAPEX) no rinda y los gastos operativos (OPEX) se desborden. Por eso la adopción de IA, visión computacional, drones, IoT y gemelos digitales dejó de ser opcional: es ventaja competitiva.

 ENEL Chile publicó en LinkedIn una noticia sobre inspecciones con drones en redes eléctricas: menos riesgo, mayor cobertura y datos objetivos para decidir mejor. En empresas energéticas, estas soluciones se aplican con IA, analítica de riesgo y gemelos digitales desarrollados en Kauel. La visión computacional detecta corrosión, aisladores fracturados, vegetación invasiva y daño estructural; los modelos de riesgo priorizan qué reparar según probabilidad y consecuencia, mientras los gemelos digitales simulan escenarios de clima extremo o mantenimiento diferido. La integración con IoT mediante sensores termográficos, LiDAR o cámaras multiespectrales cierra el ciclo: evento, detección y orden de trabajo en una sola plataforma. Así pasamos de “revisar cuando se pueda” a “intervenir cuando conviene”. El resultado: menos cortes, cuadrillas más eficientes y clientes conformes.

Los indicadores lo prueban: se reduce entre un 30% y 50% el tiempo de inspección por kilómetro, aumenta entre un 20% y 40% la detección temprana de anomalías, bajan entre un 15% y 25% los costos de mantenimiento correctivo y disminuyen entre un 25% y 40% los incidentes de seguridad en terreno. Sin estos KPIs, la tecnología es utilería.

El camino no está en experimentos interminables, sino en pasar del piloto al impacto. Se inicia con datos para inventariar fuentes y permisos; luego se define un caso de uso acotado, por ejemplo, vegetación y aisladores en un tramo crítico, con un MVP que entregue alertas y órdenes de trabajo integradas. Después se escala correlacionando con clima, carga y mantenimiento histórico, ampliando a otras zonas y activos. Finalmente, se amarra todo con un contrato por desempeño, donde el pago se indexa a la reducción de fallas y tiempos de respuesta. Si no mueve los indicadores, no se paga.

Nada de esto sirve si la seguridad y la gobernanza de datos no están al centro. No entrenar con datos del cliente por defecto, retener lo mínimo indispensable y mantener controles de acceso estrictos son condiciones básicas. También debe existir portabilidad para migrar modelos y datos sin rehacer el mundo. A esto se suma el factor humano: capacitación breve, workflows simples que conviertan una alerta en orden de trabajo en dos clics y gobernanza constante con mesas técnicas que integren mantenimiento, TI y seguridad.

¿Por qué hacerlo ahora? Porque el costo de no hacerlo se disparó. La frecuencia de eventos climáticos extremos, la volatilidad de la demanda, la presión regulatoria y la escasez de técnicos hacen que la inacción sea más cara que la inversión. Mientras algunos discuten si probarán IA “algún día”, otros ya enlazan drones, IA como la de Kauel y gemelos digitales para bajar OPEX hoy.

Generadoras y transmisoras deben enfocarse en corrosión, vegetación y termografía en tramos críticos con contratos amarrados a KPI. Las distribuidoras, segmentar por riesgo socioeconómico e historial de cortes para maximizar el impacto de sus planes. El regulador, habilitar compras por desempeño y sandboxes que aceleren la adopción segura. Los proveedores, comprometerse con métricas concretas. Al final, el Excel manda.

La publicación de ENEL Chile sobre drones muestra el camino: digitalizar inspecciones y convertir videos en decisiones. Lo que sigue es escalar con IA y datos bien gobernados. Si la inversión no se traduce en menos fallas, accidentes y costos, no es transformación: es marketing.