Rodrigo Sánchez Grez: Investigación y conservación

director ejecutivo Fundación Capital Azul

Cinco refugios marinos en la Región de Valparaíso, protegidos por comunidades de pescadores artesanales, son parte de la primera red creada por la Fundación Capital Azul para aumentar la biodiversidad, revitalizar economías locales y alcanzar beneficios ambientales y comunitarios. Su meta es que, en un futuro, este proyecto pueda replicarse por todo Chile. 

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés; gentileza Capital Azul y Buceando Chile

«Capital Azul nace, en el 2016, a partir de proyectos de investigación liderados por dos científicos apasionados por la conservación: Stefan Gelcich, biólogo marino, profesor PUCV y director de SECOS (Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera), y Josh Donlan, director y fundador en Advanced Conservation Strategies, especializado no sólo en ecosistemas marinos, sino que también en humedales. Sus trabajos por todo el planeta los unió en Chile, específicamente en la Región de Valparaíso, para llevar a la práctica innovaciones que buscan aumentar la biodiversidad marina costera y, al mismo tiempo, mejorar el sustento de los pescadores artesanales”, cuenta Rodrigo Sánchez Grez, director ejecutivo de Fundación Capital Azul.

“Ha sido un privilegio trabajar con ellos, y con todo el equipo de Capital Azul, pues son grandes profesionales que están buscando un cambio positivo. Además, este es el gran legado que me dejó mi amigo Benjamín Lagos, quien fue el anterior director ejecutivo y que, lamentablemente, falleció hace algunos meses. Con el Benja, desde que nos conocimos, supimos que íbamos a hacer algo por la conservación marina. Mientras se recuperaba comencé a cubrirlo para que su proyecto no quedara detenido. Lo ayudaba en las salidas a terreno y así fue hasta que ya no pudo volver”.

Ingeniero comercial, PADI Master Instructor (buceo deportivo), buzo científico y expedicionario, Rodrigo Sánchez se formó como instructor de buceo hace casi quince años y fundó su escuela Buceando Chile, dedicada a la exploración y expediciones dentro y fuera de país, principalmente en la Patagonia. “Estoy en un proceso de muchos cambios, planeando próximas expediciones y trabajando en Capital Azul. Hoy este puesto lo veo como un regalo que me hizo el Benja en vida… de alguna manera él siempre me acompaña, me encanta este trabajo, y no quiero fallarle a mi compadre”.

NUESTRO ECOSISTEMA

“En Capital Azul tratamos de cuidar nuestro ecosistema, nuestro propio territorio y planeta. Y de ahí nace este maravilloso proyecto de conservar y crear refugios marinos. Hace seis años se partió, en un pequeño espacio, de quince hectáreas en el área de manejo de los pescadores artesanales de Maitencillo. Y hoy estamos en un proceso de transformación bien grande, donde no sólo se ha escalado a cinco refugios en total, sino que se convirtió en un tema socio-ecológico, donde las comunidades locales son las protagonistas”.

Son los pescadores artesanales quienes protegen los refugios marinos…
Así es, nosotros somos facilitadores, llegamos con datos, ciencia y tecnología a los sindicatos de pescadores y ellos toman la decisión de dónde establecer el refugio marino. Eso ha ido transformando el proyecto positivamente, en el sentido de que ellos mismos se van empoderando y se vuelven guardianes de su territorio. Por ejemplo, se han logrado acuerdos con los cazadores submarinos, que pescan con arpones, para que no se acerquen al área protegida; que los vecinos denuncien el ingreso de pescadores furtivos; y que los niños de los colegios comiencen a hacer visitas guiadas. Empieza a aumentar el interés por lo que allí está ocurriendo, por las especies, y también hay una gran curiosidad por lo que está ocurriendo bajo el mar.

¿Qué han podido encontrar?
La verdad es un misterio lo que hay abajo, hasta para los propios pescadores artesanales, pero ellos saben que están reguardando su futuro, el de sus hijos y nietos. Como parte de la investigación y luego de cinco monitoreos, a lo largo de estos años, fui hace un mes y es alucinante lo que hay bajo el agua. Yo me dedico a bucear en áreas marinas protegidas y parques marinos, buena parte del año, y en este lugar, que está a la vuelta de la esquina, vi especies que no había visto en otras partes en cuanto a tamaño y cantidades. Si bien no queremos dar muchos detalles porque podría tentar al robo, nos dimos cuenta de que este semillero sí funciona, hay nueva vida, huevitos, es esperanzador. En Chile, en las zonas de acceso libre, que no son áreas de manejo, tienen muy pocos peces y especies. Por eso este tipo de lugares de recuperación son tan valiosos, pues puede abastecer a las áreas aledañas.

¿Estos cinco años son suficientes para evidenciar la recuperación de ecosistemas?
A través de los resultados de los monitoreos de biodiversidad, y a primera vista, podemos decir que ya hay un cambio significativo, pero creemos que en unos diez o quince años se podrá ver el ecosistema como era antes que lo interviniera el hombre.

REFUGIOS

Cinco refugios marinos (Maitencillo, Zapallar, Ventanas, La Ballena y Cachagua); dieciocho mil registros de peces, y trece mil registros de invertebrados son parte de las cifras de Capital Azul. “Los refugios marinos pueden ser hogar de una diversidad de especies. Algas, peces de roca e invertebrados, tales como el loco, la lapa y el erizo, son protegidos y monitoreados para su incremento en el tiempo. En medio de una crisis climática global, con alrededor de tres mil millones de personas dependiendo de la diversidad marina y costera para su sustento, es urgente impulsar este tipo de modelos colaborativos”.

¿Qué lugares son escogidos usualmente?
Generalmente, los lugares que nos entregan los pescadores son los menos productivos, de más difícil acceso, pero a nosotros no nos importa, incluso es mejor, porque de esa manera podremos medir cambios más grandes, o con más certeza a través de los años.

¿Cómo están demarcados?
Desde la superficie no es tan sencillo ver una delimitación, porque las boyas se las lleva la marea. En la costa tenemos unos carteles muy ilustrativos y hace un par de semanas habilitamos las cámaras de vigilancia con inteligencia artificial que se activan cuando un bote entra al área. De inmediato nos llega una notificación al celular y podemos saber si es un bote de pesca furtiva, recreativo o si alguien intenta robar.

¿Cómo se financian?
Principalmente con filantropía de organizaciones internacionales. Postulamos a fondos en el extranjero y a través de ello logramos financiar la operación. Los proyectos de biodiversidad y monitoreo los trabajamos con apoyo de la PUCV y SECOS. Además de hacer monitoreo debajo del agua, realizamos estudio de percepciones de beneficios ecosistémicos en las comunidades. Un refugio marino sirve no sólo para conservar diferentes especies, sino para que la comunidad tenga un mayor arraigo territorial.

COMUNIDAD

“En diciembre 2021, el sindicato de pescadores de Caleta Zapallar inauguró, de manera oficial, su refugio marino y a casi un año de esa fecha vamos a comenzar a realizar charlas en colegios. Queremos que los estudiantes se vayan enterando, que hagan propio este espacio y también lo cuiden. Por otro lado, nos hemos dado cuenta del tremendo potencial que tienen para generar ingresos y mejorar la calidad de vida a las comunidades costeras. Todo apunta a que el ecoturismo marino es una respuesta, solución o siguiente etapa. Es sorprendente todo el interés que hay para el buceo recreativo, pues hay una gran curiosidad en ver que hay dentro de un área de manejo”.

“Científicamente está comprobado que las áreas de manejo entregan mayores índices de biodiversidad que las áreas de acceso libre y eso indica que los pescadores artesanales, que muchos los ven como depredadores del mar, protegen de mejor manera sus espacios. Así, se rompe un paradigma donde la comunidad también comienza a verlos como cuidadores de los recursos”.

¿Cómo trabajan el tema de la contaminación?
Ha aparecido la inquietud de realizar limpiezas de playa o de fondo marino. Maitencillo, Zapallar y Cachagua son balnearios turísticos y el problema de la basura plástica es gigante. Y el refugio de Ventanas ha sido una forma de responder a los constantes eventos de contaminación ambiental de la zona, por parte de las empresas que conforman el núcleo Ventanas-Puchuncaví. Los propios pescadores no pueden subsistir en su territorio y crearon este refugio para visibilizar el grave problema que se está viviendo… porque esto no quita que el agua, los animales y los peces estén contaminados y que sean víctimas de los derrames de petróleo un par de veces al año. Aquí posiblemente no sea viable potenciar el turismo, aunque la vida marina que allí se encuentra es mucho mayor.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Nuestra apuesta a largo plazo es abrir más refugios marinos, pero para ello se necesita mayor financiamiento y hoy no tenemos esa capacidad. No podemos llegar a una comunidad, generar lazos y dejar un proyecto a medio camino. Uno de los mayores activos que tiene Capital Azul en la costa es la confianza con los pescadores. Por eso hacemos un llamado a empresas que tengan nuestros mismos valores medioambientales a que se unan a este proyecto para seguir creciendo.

“Por otro lado, estamos prontos a inaugurar tres refugios, oficialmente. Con ello podremos pedir apoyo a autoridades locales, gobierno regional, entre otros, y tendremos toda la red abierta a la comunidad. Hoy son los mismos pescadores quienes hacen los tours a los colegios y conocen mejor que nadie la riqueza que hay en el mar. Sólo en Zapallar han ido más de mil niños en menos de un año y a ellos nos encantaría sumar turistas todo el año”.

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