Una vida como la de Freddie Mercury y Queen es una tarea inalcanzable de acometer en 134 minutos. Habiendo yo crecido casi en paralelo a la discografía de Queen, creo que esta película va más allá y con una lectura que hasta ahora nadie ha mencionado…
Debe haber sido en el programa The Midnight Special que transmitía UCV-TV de Valparaíso (animado por Sergio «Pirincho» Cárcamo) donde una tarde de 1976 vi por primera vez —en blanco y negro— el videoclip de la canción Rapsodia bohemia. Si lo pensamos hoy, para un preadolescente de doce años, esta canción resultaba muy larga, muy intelectual, muy ecléctica y muy anticomercial para recordar. Sin embargo, ni yo ni ninguno de mis amigos, vecinos o compañeros de colegio alguna vez dijimos que era una canción desabrida, extraña, larga o aburrida. Incluida en el disco que aún conservo, Una noche en la ópera (obra conceptual con varias canciones más de gran categoría), todos, en forma inmediata, dejábamos lo que estábamos haciendo cuando la escuchábamos en la radio.
Dirigida por Bryan Singer y con los integrantes de Queen, Brian May y Roger Taylor como productores musicales, la cinta se estrenó en octubre de 2018 con un presupuesto de cincuenta y dos millones de dólares. Lamentablemente, esta es una película que tiene un guion limitado: así como en Interstellar es imposible explicar la física cuántica en dos horas, una vida como la de Freddie Mercury y Queen es una tarea inalcanzable de acometer en 134 minutos. Habiendo yo crecido casi en paralelo a la discografía de Queen, creo que esta película va más allá y con una lectura que hasta ahora nadie ha mencionado… ¡Cómo el sida nos golpeó en la cara cuando murió Freddie Mercury en 1991! Es triste ver cómo esta enfermedad maldita nos ha arrebatado a toda una generación de músicos, pintores, escultores, poetas y actores; estos verdaderos ángeles que son enviados a la Tierra para recrear hasta niveles sublimes la belleza de cada forma de arte.
Además, discrepo cronológicamente de algunas partes de la película en que no está claramente delimitado si es un racconto o fue una falla en la edición. Por ejemplo, el recital que se sitúa en Edimburgo en 1976: por la vestimenta de Mercury y por la canción interpretada, esto pertenece al disco News of the World de 1978. Aquí se lo ubica en 1976. También, en varias escenas de la película tuve instantes de melancolía muy fuertes, hasta dejar caer lágrimas cuando Mercury le comenta a su novia lo maravillosa que es la música, cuando están tocando en el festival «Rock in Río» de 1985 (es el concierto con la mayor cantidad de entradas vendidas en la historia según el libro Guiness), cuando casi se van de espaldas por la impresión de escuchar a un coro de más de doscientas mil personas cantando Love of my Life. A mí esta escena me conmovió. Yo no fui a «Rock in Río», pero fui transportado a ese instante y a lo maravillosa que es la música: puede estar escrita en otro idioma y de igual manera es capaz de conectarnos
Hay una canción de David Gates que conmemora el día de 1959 cuando se estrelló el avión con los cantantes Buddy Holly, Ritchie Valens y Big Bopper como
«el día en que la música murió». Quizás, el día en que Freddie Mercury falleció fue el momento en que la música definitivamente murió, pues ya nunca volverán a nacer compositores, cantantes ni intérpretes de tamaña categoría. Si ocurriera lo contrario, ¡Podríamos volver a cantar We Are The Champions!