Juana de Arco, Galería de Arte Contemporáneo
Julio
Es imposible no pensar en las estampas japonesas y su relación con el paisaje, sin prisa, calmo, silente. Y se me viene a la mente Katsushika Hokusai, un pintor y grabador japonés, adscrito a la escuela Ukiyo-e del periodo Edo.
Hokusai es uno de los principales artistas de esta escuela, conocida como «pinturas del mundo flotante», y desde este lugar me transporto a la obra de Loreto, quien, con la misma mirada reflexiva sobre el paisaje, desarrolla un estudio sobre este género pictórico desde la actualidad.
Méndez tiene esta natural necesidad de crear espacios calmos, lentos, en medio de la vorágine de la ciudad, donde todo es instantáneo y rápido, diseñando este nuevo mundo, como un refugio, donde aún queda algo de esperanza, construyendo un paisaje que nos rememora, a través de sus formatos circulares, una ventana de barco en trayecto. Recorrido que nos lleva al origen, a nuestro estado natural, a la naturaleza, haciendo un contrapunto en esta selva de cemento.
Esta creación pictórica nos aproxima a esos lugares que no son los habituales de la sociedad contemporánea. De la mano de la imagen proyectada, nos acercamos a una naturaleza esencialmente buena, amable, donde aparecen trayectos en movimiento y el paisaje recordado se estampa en la obra.