Como siempre lo he dicho, no podemos negar que la astronomía está cada vez más presente en estos días de cuarentena. Terminamos en abril la semana conocida como la Semana Santa, pero siempre me ha llamado la atención que es una celebración católica que varía en sus fechas cada año.
No es constante como otras fechas religiosas. Es en marzo y a veces en abril. Eso se debe a que la Semana Santa se debe conmemorar según el calendario lunar, es decir, cuando se produce la primera luna llena, después del equinoccio de otoño, para los países del hemisferio sur (en el hemisferio norte les corresponde al equinoccio de primavera). Este año el Domingo de Pascua, de Gloria o de Resurrección fue el domingo 12 de abril. La luna llena se produjo el martes 7 de abril.
Pero este mes viene acompañado de un asteroide que se acercará a nuestra Tierra, sin peligro de colisión con ella. Los asteroides son remanentes de planetas que nunca llegaron a serlo y quedó ese material ubicado, principalmente, entre las órbitas de los planetas Marte y Júpiter. Muchas de esas rocas se desplazan errantes dentro de nuestro sistema solar y algunas llegan a las cercanías de nuestra Tierra.
Aunque ya aparecieron los agoreros de siempre, indicando que nuestro planeta está en peligro, podemos decir que ese asteroide, conocido como «1998 OR2», pasará a más de seis millones de kilómetros de nosotros, es decir, a más de dieciséis veces la distancia de la Tierra a la Luna. Lo que sí es interesante es su tamaño, como roca. Mide unos dos kilómetros y medio de diámetro. Será un cuerpo visible con telescopios pequeños.
Se espera su acercamiento a nuestro planeta a fines del mes de abril, más exactamente en la noche del 29 de abril. Pero este asteroide no viene solo en su recorrido cósmico.
A fines del año 2019, más exactamente el 28 de diciembre, un telescopio, ubicado en las Islas de Hawaii, detectó en sus fotografías a un cuerpo que, por su forma, era un cometa muy débil, en intensidad de luz. Fue bautizado como Cometa ATLAS cuya identificación astronómica es «C/2019 Y4″. El nombre de ATLAS es una sigla en inglés que corresponde al nombre del programa que ubica cuerpos celestes peligrosos para la Tierra.
Se descubrió que este cometa ATLAS podría ser un fragmento de uno que apareció en el año 1844 y que fue muy espectacular, por su brillo y cola. A fines del mes de mayo, de este año, el cometa pasará por el perihelio, es decir, en las cercanías del Sol. En este instante es visible desde el hemisferio norte, ya que se encuentra ubicado en las constelaciones cercanas a la Estrella Polar.
Se espera que, para los primeros días de junio, se mueva hacia las constelaciones del cielo sur. En junio se desplazará por la constelación de Orión, “El Cazador», donde se ubican «Las Tres Marías» con las «Tres Chepas», en donde está la brillante Nebulosa de Orión, visible con binoculares.
En estos momentos, en los cuales escribo esta nota, me llega una información de la NASA, en donde se indica que el núcleo del cometa ATLAS se está elongando, es decir, se está alargando, como si se estuviera rompiendo, eso daría como resultado la destrucción del cometa y su posible muerte posterior. Ojalá que no sea así y estaremos atentos a su desarrollo posterior. ¡Por favor ATLAS, mantén tu núcleo firme y sólido!