Testigo de más de cuatro mil años de historia, el alerce es el segundo árbol más longevo del mundo y el más alto de Sudamérica; una eminencia en peligro de extinción. Si bien el Estado de Chile protege su vida y la de otras especies con los Parques Nacionales, la Fundación Tompkins Conservation va un paso más adelante y propone una nueva visión de desarrollo, que busca convertirlos en una real alternativa de progreso y conservación.

Texto Constanza Fernández C. conifernandez@gmail.com
Fotografía Constanza Fernández C. y Rodrigo Suárez Ch.

Dos mil ochocientos kilómetros, diecisiete Parques Nacionales y sesenta comunidades locales, entre Puerto Montt y Cabo de Hornos, dan vida a La Ruta de los Parques de la Patagonia, un atractivo recorrido escénico, de relevancia planetaria, que rescata y protege uno de los últimos lugares prístinos del mundo. El proyecto busca un nuevo reconocimiento internacional para Chile —que vendría a sumarse al cobre, el vino y las estrellas—; se trata de posicionar internacionalmente su vocación e interés por la conservación, potenciando la relación entre el turismo y el cuidado de estas tierras, en su mayoría salvajes, en pro del desarrollo de las comunidades locales.

La iniciativa comenzó el año 2016 con la inauguración de cinco nuevos Parques Nacionales (Pumalín Douglas Tompkins, Melimoyu, Cerro Castillo, Patagonia y Kawésqar), creados a partir de las cuatrocientas mil hectáreas que Tompkins Conservation donó por esos años. A esa superficie se le agregó la expansión de otros tres parques (Hornopirén, Corcovado, Isla Magdalena), novecientas mil hectáreas de tierras fiscales y dos millones más, que pasaron de Reservas a Parques Nacionales. En total son más de once millones de hectáreas protegidas, casi tres veces el tamaño de Suiza y más del doble de Costa Rica. Territorio en el que se han hecho valiosas inversiones en conservación e infraestructura, además de un prolijo trabajo de investigación que concentra toda la información dispersa en diversas plataformas en una sola página web (www.rutadelosparques.org), que pretende ser una biblioteca rutera para quienes deseen explorar la Patagonia. El sitio, que pronto estará en inglés, describe los ecosistemas, el clima, los accesos, los senderos, la historia y un sinfín de datos realmente útiles al momento de viajar. La idea es ir potenciando el vínculo entre la naturaleza, el desarrollo económico de las comunidades y el turismo, para que esta tríada se transforme en una activa fuente de conservación.

PATRIMONIO SIEMPRE VERDE

 La ruta comienza en la región de Los Lagos y la puerta de entrada es el Parque Nacional Alerce Andino (creado en 1982); un paisaje siempre verde, típico de los bosques templados lluviosos, con más de cincuenta lagunas de montaña y una importante biodiversidad. Son cerca de cuarenta mil hectáreas de selva emplazadas entre el seno y el estuario de Reloncaví, entornos que, sin duda, vale la pena recorrer.

Bosque Nativo Anulén, en Ensenada, es una opción hogareña y sustentable para alojar; si bien un poco distante del parque, ofrece la experiencia de dormir en medio de un bosque de arrayanes y es ideal para explorar los alrededores. Siguiendo la ruta V69, después de la pequeña localidad de Ralún, el viaje bordea durante todo el trayecto el estero de Reloncaví, pasa por un tramo de la famosa “ruta de las aguas” y Cochamó. Cascadas, rocas, pendientes y algunas estructuras de granito aparecen y desaparecen del panorama que incluye el cruce del estero en barcaza y una amplia oferta de empanadas locales, en la pintoresca caleta La Arena, veinte minutos antes del parque. En total, considerando paradas para tomar fotos y respirar los paisajes, son cerca de dos horas desde Ensenada hasta Lenca (entrada al parque).

En ese lado del parque, el sur, actualmente hay tres senderos abiertos, el más largo es un ascenso de intensidad media-baja que bordea el río Chaica, pasa por una caída de agua y en menos de una hora llega muy cerca de un alerce de tres mil años, uno de los pocos que quedan en las zonas bajas porque los rodales o comunidades de “abuelos de los bosques”, habitan más cerca de los cielos, resguardados por paredes de granito que los mantienen vírgenes e intocables. Hay otros paseos más sencillos, como el de Los Canelos, educativo e ideal para hacer en familia y El Encanto, que no toma más de veinte minutos.

EL ABUELO DE LOS BOSQUES

A sesenta kilómetros de la entrada norte del parque otra entretenida opción para alojar es Puerto Varas y, justo frente al lago Llanquihue —en pleno centro de la ciudad—, el Hotel Radisson (antiguo Hotel Playa, llamado así porque a mediados del siglo pasado la playa llegaba casi hasta su puerta) es una alternativa con historia y cultura local. Desde allí, son poco más de treinta minutos hasta Correntoso, el primer acceso al parque que cuenta con una suave caminata hasta los miradores del sendero Huillifoten desde donde se aprecia el valle del río Chamiza y la magnitud milenaria de estos parajes, que también forman parte de la Reserva de la Biósfera de Bosques Templados Lluviosos de Los Andes Australes.

Después de una hora de caminata (entre ir y volver) hay que regresar al vehículo y salir del parque para seguir avanzando, por fuera, durante dos kilómetros hasta la portería de Sargazo desde donde comienzan varios senderos, de los cuales cuatro están abiertos. El más atractivo forma parte del primer tramo del sendero que llega a Laguna Fría (actualmente está cerrado y toma diez horas para ir y volver), famoso porque también permite acercarse a un alerce de dos mil quinientos años, esta vez lejos del río pero bajo cientos de copas de todo tipo de árboles nativos.

Para el final del día se puede dejar el sendero de Los Ulmos (ochocientos metros, intensidad baja), ideal para el avistamiento de aves y para conocer otras especies de la zona. Porque si bien más de la mitad del parque, específicamente las partes altas sobre los cuatrocientos msnm, está cubierta de alerces, ellos no son los únicos en esta ecorregión —que logró mantenerse aislada de los hielos que, hace unos doce mil años, cubrieron la zona—. Ulmos, coigües magallánicos, canelos, lengas y una gran variedad de especies nativas crecieron durante la formación de esos bosques; íconos mundiales por su endemismo (una de cada tres especies no se da en ningún otro lugar del planeta).

Desde los alerces la ruta sigue al sur, nuevas especies van acompañando el trayecto y sumándose a este patrimonio natural. “Buscamos posicionar a Chile para que sea reconocido internacionalmente por tener la ruta escénica más espectacular del mundo y convertirnos en un referente de desarrollo económico basado en la conservación”, explica Carolina Morgado, directora de Tompkins Conservation al describir la misión de la fundación. Un sueño que cuenta con el patrocinio de la Subsecretaría de Turismo, Sernatur, Imagen Chile, Fedetur, Amigos de los Parques, entre otras instituciones que además, y por sobre todo, necesitan del apoyo consciente de cada aventurero, viajero y mochilero interesado en recorrer la ruta, para que el próximo milenio las nuevas generaciones también tengan el privilegio de conocer este patrimonio natural.

Dormir en Ensenada: Cabañas Anulén Bosque Nativo
www.anulen.cl
info@anulen.cl@cabanasanulen

Dormir en Puerto Varas: Hotel Radisson
reservas@bookingradisson.cl
+56 65 2 239620 / 24 /25

 

Encuentra toda la información sobre la Ruta de los parques en: www.rutadelosparques.org @rutadelosparquesdelapatagonia.

 

 

La Ruta de los Parques de la Patagonia, un atractivo recorrido escénico, de relevancia planetaria, que rescata y protege uno de los últimos lugares prístinos del mundo.

La iniciativa comenzó el año 2016 con la inauguración de cinco nuevos Parques Nacionales (Pumalín Douglas Tompkins, Melimoyu, Cerro Castillo, Patagonia y Kawésqar), creados a partir de las cuatrocientas mil hectáreas que Tompkins Conservation donó por esos años.

 La ruta comienza en la región de Los Lagos y la puerta de entrada es el Parque Nacional Alerce Andino (creado en 1982); un paisaje siempre verde, típico de los bosques templados lluviosos, con más de cincuenta lagunas de montaña y una importante biodiversidad.