Días antes que se tirara la rifa de los bomberos, una joven vestida como tal me ofreció venderme un número, a lo que accedí gustoso. Es sabido que los bomberos son voluntarios y deben autofinanciar su institución. Anteriormente, en el centro de Viña, estuve observando un moderno carro-bomba cuyo valor en pesos es difícil de calcular por lo grandote y complicado, lleno de manómetros y llaves.
El cuerpo de bomberos debe llevar más de cuarenta años efectuando esta importante rifa que los debe ayudar bastante. Recuerdo haber tenido un recorte del diario El Mercurio porteño con un dibujo de Lukas, Renzo Pecchenino, el gran dibujante que plasmó en sus brillantes “monos” la historia de Valparaíso.
El dibujo de Lukas, colocado en mi pieza, mostraba un cerro porteño y una de sus casas con principio de incendio, el carro bomba, al frente, y al jefe ordenando a sus voluntarios, más o menos así:
Pitón uno, colóquese al frente de la casa. Pitón dos, ataque por el lado derecho.
Pitón tres, ataque por el lado izquierdo.
Pitón cuatro, siga vendiendo números de la rifa…
Ojalá que los resultados de la rifa sean los esperados.