La FOCh san fernandina ejerció una activa labor sociopolítica, defendiendo, concientizando y organizando a los trabajadores de la provincia de Colchagua. Sin importar su gremio, unificó y lideró el movimiento obrero provincial, procurando el bienestar de los trabajadores con actividades sociales, políticas y culturales.
La Federación Obrera de Chile (FOCh) tiene su origen en 1908, a partir de una demanda que los obreros ferroviarios realizaron a la Empresa de Ferrocarriles del Estado por una baja arbitraria del salario, constituyéndose como una sociedad de socorros mutuos el 18 de septiembre de 1909 con el nombre de Gran Federación Obrera de Chile. Con el fin de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Revolución rusa la organización se robustece. En la Segunda Convención en septiembre de ese año, por influencia del Partido Obrero Socialista, abre su afiliación a todos los obreros del país, convirtiéndose así en una central sindical de carácter nacional.
La FOCh logró influencia en las provincias a través de giras y conferencias de sus personeros más destacados, como los diputados Luis Emilio Recabarren y Luis Víctor Cruz, dejando sentadas las bases para la fundación de las delegaciones provinciales. Desde 1918 la institución forma, en San Fernando, un “Sindicato Único”, legitimándolo como portavoz de los trabajadores de la provincia de Colchagua. La federación se dedicó a la defensa de los obreros ante sus patrones, organizó mítines y conferencias; se ocupó, asimismo, de realizar obras de beneficencia y de adelanto para la ciudad. El consejo sanfernandino creó la Escuela Nocturna Manuel Rodríguez e instaló un mausoleo social en el Cementerio Municipal.
Durante su trayectoria, la FOCh sanfernandina ejerció una indudable labor sociopolítica que se proyectó a los rincones más recónditos de la provincia: coordinaba actos de protesta, fiscalizaba las políticas municipales y fomentaba la ilustración del pueblo. La institución agrupaba a los sujetos descontentos y los volcaba a la calle con una sola voz, concentrando a los obreros en el corazón de la ciudad y dirigiéndolos por sus calles principales, aunándolos en el Teatro Municipal, en torno al quiosco de la Plaza de Armas o la estatua de Manuel Rodríguez.
La institución, durante la Tercera Convención de 1919, cambia su nombre a Federación Obrera de Chile, adoptando la bandera roja como emblema; y tras la Convención Obrera de Rancagua de 1921, se adhiere a los postulados del bolchevismo internacional, radicalizando sus ideas y accionar político. De modo que mientras en la ciudad encabezaba movimientos de protesta y agitación política, en el campo, junto al Partido Obrero Socialista, llevó a cabo una activa campaña para sindicalizar a los inquilinos de la haciendas. Esto, desde luego, causó una fuerte oposición de los terratenientes y las autoridades, que se tradujo en una violenta reacción que los llevó a denigrar y perseguir a sus representantes.
En suma, la FOCh san fernandina ejerció una activa labor sociopolítica, defendiendo, concientizando y organizando a los trabajadores de la provincia de Colchagua. Sin importar su gremio (ferroviarios, panaderos, tipógrafos, etc.), unificó y lideró el movimiento obrero provincial, procurando el bienestar de los trabajadores con actividades sociales, políticas y culturales. Sin embargo, tras su radicalización, influenciada por Recabarren y el Partido Comunista, la institución sufriría un fuerte golpe cuando el presidente Carlos Ibáñez del Campo declara la ilegalidad de las organizaciones obreras en 1927, reprimiendo fuertemente a sus dirigentes. Constituye este un antecedente de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), sucesora histórica de la FOCh y sus ideales de unidad obrera nacional.