Cuando el sol está muy al norte, es decir, a muy baja altura, al mediodía, las sombras que se proyectan en el suelo o piso son largas hacia el sur; de allí que los poetas denominen así a esa estación del invierno.
Ya estamos viviendo una nueva estación del año. Curiosamente, cada estación tiene sus admiradores y también sus enemigos. La primavera, tan hermosa por sus flores y llamativos coloridos en plantas y árboles, es totalmente despreciada por aquellos que sufren de alergias y picazones. El verano tan esperado por las vacaciones y el descanso, no es muy bienvenido por algunos que sufren con el calor y las altas temperaturas en la noche. El otoño parece ser la estación más neutra para las personas, ya que sus meses son más estables al referirnos a sus temperaturas y a la ausencia de alergias.
Pero aquí viene la estación más conflictiva del año. Fría, oscura, húmeda y ahora, en este año y en estos días, un verdadero caldo de cultivo para un virus que tiene al mundo frente al abismo, con una pandemia que nunca imaginamos que íbamos a vivir en primera persona, con cuarentenas y temores.
El famoso coronavirus necesita de bajas temperaturas para activarse y desarrollarse en plenitud. El frío es su mejor aliado y esa condición se da exactamente en esta estación del invierno, que comenzó el día sábado 20 de junio a las 17:43, cuando se produjo un fenómeno astronómico llamado solsticio de invierno, para todos los países ubicados al sur de la Línea del Ecuador.
Es interesante esa fecha, ya que se produce el día con luz solar más corto y la noche más larga del año para nosotros, en el hemisferio sur. Además, cuando ocurre el solsticio, muchas son las culturas ancestrales que celebran, con bailes y cánticos, la llegada de esa estación, como lo hacen los mayas, los incas, los mapuche. Quizás la más popular de todas las celebraciones, para la televisión, es la que se hace en Inglaterra, donde están ubicadas las piedras megalíticas de Stonehenge.
¿Por qué se le llama la estación «de las sombras largas»? Cuando el sol está muy al norte, es decir, a muy baja altura, al mediodía, las sombras que se proyectan en el suelo o piso son largas hacia el sur; de allí que los poetas denominen así a esa estación del invierno.
Otra característica es que, en esa fecha, el sol recorre durante varias horas una zona denominada como «Trópico de Cáncer» y que se extiende por muchos lugares geográficos. Ese recorrido va desde el Océano Pacífico, Hawái, México, el sur de Florida, el norte de Cuba, el Océano Atlántico, el norte de África, Arabia, la India y, para terminar, nuevamente el Océano Pacífico.
El complemento, o su «hermano gemelo», lo tenemos nosotros acá en el hemisferio sur y se llama Trópico de Capricornio. Lo interesante de este Trópico de Capricornio es que pasa por Chile, a pocos kilómetros al norte de la bonita ciudad de Antofagasta. Allí se hacen también ceremonias para recibir al solsticio de verano, en el mes de diciembre.
Nuestro sol, según sea la posición que tenga en el cielo durante el año, nos enseña una enorme variedad de fenómenos astronómicos, como son los equinoccios, donde la noche y el día con luz solar tienen la misma duración y nos muestran, físicamente, los dos puntos cardinales, con mucha exactitud, como son el Este y el Oeste. Aunque algunos los identifican como el Oriente y el Poniente, respectivamente.
Con esto de la pandemia y los contagios, los observatorios astronómicos de nuestro país, han cerrado sus cúpulas y los telescopios, junto a los astrónomos, han dejado de descubrir y de investigar muchos fenómenos que, actualmente, se han producido, como supernovas, estrellas variables, observación de rayos gamma y, lo más bonito en estos días y meses, la observación de muchos cometas, que están allí en el cielo nocturno y que son tan brillantes que los he podido observar y fotografiar desde el patio de mi casa con mi telescopio, en La Reina, Santiago, a pesar de la enorme contaminación lumínica del sector. Ojalá que esto termine pronto y lleguemos a una normal actividad astronómica en el norte de nuestro país.